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El Banco Central Europeo (BCE) llega a su cita con los mercados de abril haciendo malabarismos para gestionar el aumento de la inflación con los riesgos a la baja del crecimiento (la temida estanflación) y la creciente presión del resto de bancos centrales del mundo que están endureciendo a marchas forzadas sus políticas monetarias. A la promesa de la Reserva Federal de EEUU de una normalización mucho más rápida se suman otras actuaciones como la del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda, que ha subido tipos al mayor ritmo en dos décadas. Por no hablar de las estremecedoras cifras de una inflación en récord histórico en la eurozona: 7,5%.

El consenso de analistas consultados por ‘Bolsamanía’ cree que todo lo anterior coloca al Consejo de Gobierno del banco central presidido por Christine Lagarde entre la espada y al pared y dota a los ‘halcones’ de poderosas razones para que la entidad se muestre más agresiva en su comunicado de política monetaria y posterior discurso de Lagarde.

Con todo, no se espera que se anuncie ninguna decisión tras la reunión de este jueves dado que el BCE está más preocupado por las perspectivas de inflación que por las de crecimiento, "continuará el proceso de normalización del banco central, con políticas fiscales específicas encargadas de apoyar la demanda privada, a menos que la situación económica se deteriore notablemente", indica Konstantin Veit, Gestor de Carteras en PIMCO. Sin embargo, los expertos indican que el BCE será más contundente a la hora de anunciar el fin de las compras en el tercer trimestre e, incluso, “atreverse con una fecha de finalización”, aventura Franck Dixmier, director de inversiones global de Renta Fija de Allianz Global Investors.

El programa de compras APP alcanzará los 20.000 millones de euros en el mes de junio. El Consejo de Gobierno debería proporcionar alguna información sobre su ritmo en los meses siguientes. Dado que la inflación es tan elevada -y debería mantenerse en torno a los niveles actuales hasta septiembre-, "el BCE podría anunciar su intención de poner fin a las compras justo a inicios del verano", comenta Giles Seurat, Gestor de fondos de renta fija y activos cruzados de La Française AM.

Los mercados también analizarán cada palabra de Lagarde con el fin de discernir si el inicio de las subidas de tipos de interés en la eurozona se producirá en septiembre, para adelantar no dos, sino tres incrementos de tasas este año, como espera un porcentaje de expertos. Especialmente si las compras finalizan en el primer semestre, se abren las puertas a "la posibilidad de una subida de tipos ya en julio", apunta Seurat.

No obstante, el consenso de ‘Bolsamanía’ prevé que sean dos incrementos de 25 puntos básicos antes de que acabe el año, empezando en septiembre. En general, la previsión es de que el BCE reitere su voluntad de encarecer el precio del dinero tras el fin de las compras de activos.

“No esperamos ninguna decisión concreta sobre los tipos de interés ni otro cambio en el calendario del programa de compra de activos; seguimos previendo que termine en julio. Sin embargo, esperamos que la narrativa de la conferencia de prensa de esta semana muestre que una subida de los tipos a principios del cuarto trimestre de 2022 es una opción real para el consejo de gobierno, en caso de que la inflación no disminuya como se espera este verano”, comentan Erick Muller e Ian Horn, analistas de Muzinich & Co. Hasta "podría indicar su voluntad de hacer más si la inflación es más fuerte y persistente de lo esperado, lo que seguiría alimentando la corrección al alza de los tipos en la zona euro", agrega Dixmier.

Mucho más prudente, Thomas Hempell, Jefe de Análisis Macro y de Mercado en Generali Investments Partners, descuenta que las tasas se eleven en diciembre (con una subida de 25 puntos básicos), "cuando la actividad vuelva a mejorar y se materialicen las expectativas de aumento de los salarios. A partir de ese momento, esperamos una normalización moderada de la política monetaria".

LA INFLACION

En definitiva, los analistas reclaman acciones al BCE. Sea cual sea el perfil de la inflación en los próximos meses, "e incluso si lo más probable es una desaceleración (como han subrayado recientemente varios miembros del Consejo), es inconcebible que el banco central permanezca pasivo ante los niveles de los precios actuales", indica Dixmier.

Sin embargo otros expertos hacen hincapié en el carácter persistente del tremendo encarecimiento de la cesta de la compra, ya que la guerra de Rusia contra Ucrania ha provocado una subida vertiginosa de los precios de la energía y las materias primas que se ha sumado a la inercia anterior. "Los precios de las importaciones, de los productores y de las materias primas, así como las encuestas empresariales, indican una presión inflacionista que no cesa", afirma Hempell. Y con un mercado laboral en buena forma, "vemos la posibilidad de que los salarios aumenten considerablemente", agrega.

Esta “posibilidad de que el actual repunte de la inflación se convierta en algo más persistente tiene un gran peso en la opinión del Consejo, mientras que la eventualidad de que el deterioro de la confianza y de los ingresos reales acabe deprimiendo la inflación subyacente se considera insignificante”, comenta Gilles Moëc, economista jefe en la gestora AXA Investment Managers. Por ello, el economista advierte: “Por ahora, los europeos están sufriendo un descenso de los salarios reales pero, sin un apoyo fiscal a sus ingresos inmediatos pedirían una compensación aún mayor a sus empleadores en los meses y años venideros". Para evitar un desagradable "contragolpe salarial" en un futuro próximo, "es estratégicamente más útil compensar parte de la disminución de los ingresos reales hoy”, añade.

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