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Banco de España

La persistencia de la inflación en niveles elevados está erosionando la renta de las familias y restando dinamismo a la recuperación de su consumo. Esto, según el Banco de España, provocará que, tras su aceleración en la segunda mitad de 2021, la economía española moderará su crecimiento en 2022. Así se refleja en el último informe de Estabilidad Financiera publicado por el organismo.

Como detallan, el conflicto bélico en Ucrania previsiblemente debilitará el crecimiento económico en el corto plazo en Europa y en España a través de varios canales, que están interrelacionados entre sí. El primero de ellos, que ya estaría operando, es el fuerte aumento de los precios energéticos y de otras materias primas y su traslación a los costes de las empresas y los precios de consumo, que afectarán a las decisiones de inversión y de gasto, limitando el crecimiento económico. El segundo de estos canales opera a través de los mercados financieros internacionales, y está vinculado con la posibilidad de que se produzcan caídas de los precios de las acciones, ascensos de las primas de riesgo de crédito y una apreciación del dólar.

Los factores derivados de la guerra de Ucrania suponen una revisión a la baja de las perspectivas económicas para 2022, si bien otros elementos actuarán de soporte para el crecimiento económico. El Banco de España prevé que el PIB finalice el año 2022 casi 2 puntos porcentuales por debajo del nivel anterior a la crisis del COVID-19.

Ello sería posible, al menos parcialmente, gracias a la utilización del ahorro acumulado por los hogares durante la pandemia, que permitiría suavizar el impacto de las altas tasas de inflación sobre su poder adquisitivo, además de favorecer la materialización de sus decisiones de gasto e inversión. Sin embargo, el organismo destaca que este factor no afectaría por igual a todos los hogares, ya que aquellos con rentas más bajas, y mayor propensión marginal a consumir, no habrían podido ahorrar en igual medida durante la pandemia.

Otros factores relevantes que apoyarían la recuperación serían la ejecución de los proyectos relacionados con los fondos NGEU y, dependiendo de la gestión de la pandemia en algunos países como China, la dilución paulatina de las alteraciones en las cadenas de suministro globales que, no obstante, podrían continuar en algunos sectores para los que Rusia y Ucrania son importantes proveedores de insumos. Asimismo, la recuperación gradual de los flujos turísticos supondrá un estímulo adicional de la actividad, señala el Banco de España.

En el medio plazo, estima que el crecimiento de la economía española está sometido a riesgos a la baja, entre los cuales sobresalen, una vez más, los efectos económicos de la invasión de Ucrania.

SE PREVÉ MODERACIÓN DE LA INFLACIÓN DESDE FINALES DE 2022

Aunque se prevé que la inflación se modere significativamente desde finales de este año, distintos factores podrían explicar que se mantuviera por encima de lo proyectado. Una eventual prolongación del conflicto bélico y las posibles represalias de Rusia a las sanciones económicas impuestas podrían hacer persistente el incremento de los precios de la energía, en particular del gas y del petróleo. Esto incidiría negativamente sobre la actividad de algunos de nuestros principales socios comerciales y, por tanto, sobre las exportaciones españolas.

Por otro lado, la escasez creciente de mano de obra y materiales, más acentuada en algunas ramas de actividad, puede terminar generalizándose al resto de la economía, como está ocurriendo en diversos países de nuestro entorno. Si las presiones sobre los costes acaban trasladándose plenamente a los precios finales, las mayores demandas salariales podrían desencadenar efectos de segunda ronda de una intensidad notable, lo que se traduciría en un repunte inflacionista más acusado y más prolongado que el anticipado hasta ahora, dice el Banco de España, con lo que ello supondría una mayor erosión de las rentas reales de los hogares, lo que acabaría lastrando su consumo, y la demanda de inversión y de empleo de las empresas.

También siguen existiendo riesgos relevantes a la baja asociados a la pandemia y sus repercusiones económicas. En particular, cree que pueden surgir nuevas variantes del COVID-19 más transmisibles, dañinas y resistentes a las vacunas, lo que podría propiciar nuevas olas epidémicas y la reinstauración de medidas con implicaciones negativas sobre la actividad. Por el contrario, si la situación sanitaria mejora más rápido de lo anticipado, el crecimiento económico podría verse impulsado por el aumento de la confianza de los agentes para ejecutar sus planes de gasto y de inversión. Algunas características estructurales de la economía española, como la importancia de las pymes o del sector servicios, aumentarían la sensibilidad a los potenciales desarrollos adversos de la pandemia de COVID-19.

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