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Italia tiene este domingo una importante cita con las urnas para elegir a su próximo primer ministro, tras la dimisión de Mario Draghi. Los sondeos dan como favorita a Georgia Meloni, candidata de Hermanos de Italia, que con un 25% de los votos se convertiría en la lista más votada. En principio, para poder gobernar, necesitaría formar coalición con la Liga Norte, de Matteo Salvini, y con Forza Italia, de Silvio Berlusconi.

Esta posible victoria de la derecha “traerá problemas”, según ha afirmado Enrico Letta, candidato del Partido Demócrata, ya que de producirse “no habrá un motor italiano en Europa, sino un freno”. Sin embargo, Andrea Betti, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas-ICADE, considera que “todo dependerá de la capacidad de formar un gobierno estable. Si son capaces de hacerlo, no veo grandes riesgos desde el punto de vista de los mercados”.

Los analistas de Nomura, en cambio, se muestran menos optimistas e inciden en que “tanto un gobierno de coalición débil como demasiado fuerte podría ser negativo para los mercados y las perspectivas macroeconómicas de Italia. El primero podría reintroducir más incertidumbre política en el sentido de que el riesgo de que el gobierno se derrumbe podría ser alto, mientras que el segundo, el gobierno puede resultar demasiado audaz en ciertas reformas”.

La campaña electoral ha girado en torno a la guerra de Ucrania, la crisis energética, los problemas económicos de Italia y el papel del país en el seno de la Unión Europea (UE). Con respecto a este último punto, Letta ha presentado los comicios como una “encrucijada, tal y como sucedió en Reino Unido con el Brexit”, debido a que si vence la derecha, “los próximos años serán muy complicados para Europa, sobre todo porque pierde a Draghi, un punto de referencia”.

En este sentido, Betti destaca la importancia de las elecciones, pero no cree que representen una encrucijada “porque en Italia no veo un riesgo de que el nuevo gobierno decida salir de la UE. Italia sabe perfectamente, y lo saben también sus políticos y sus dirigentes, que la UE es fundamental para la estabilidad financiera y económica del país, así que es algo que no está al alcance. Además, no creo que sea ni siquiera el deseo de estas nuevas fuerzas políticas”.

La salida de la UE también es poco probable desde el punto de vista de Nomura, ya que “el apoyo popular simplemente no existe. Según las últimas encuestas de opinión, solo el 29% de las personas votaría por irse frente al 51% que votaría por quedarse”.

Si la coalición de derechas finalmente logra el gobierno de Italia, la reacción de la UE será de prudencia. “Las instituciones europeas siempre intentan evitar criticar abiertamente gobiernos de otros países”, señala el profesor, aunque destaca que “habrá, probablemente, políticos de países miembros que a nivel individual podrán criticar una coalición de derechas inclinada hacia el populismo, como hemos visto con Sanna Marin, primera ministra de Finlandia, que ha dicho que podría haber riesgo de avance de la derecha y de la derecha radical”.

En cambio, sí que pueden surgir algunos problemas con las instituciones comunitarias a la hora de debatir acerca de la inmigración. Meloni ha defendido en sus actos electorales “mano dura con la inmigración ilegal”, y Salvini ha ido más allá al “prometer reactivar sus decretos contra la inmigración irregular”. En este aspecto “el papel de Italia en la UE sí será de crítica sobre control migratorio y el control de fronteras”, subraya Betti.

Estas ideas, contrarias a los principios de la Unión, pueden “hacer sonar las alarmas en Europa, por temor a que la administración pueda usar sus poderes más significativos para hacer ajustes constitucionales que vayan en contra de los comunitarios. De hecho, algunas informaciones han establecido paralelismos con las cuestiones del estado de derecho en Hungría y Polonia que, si se dan circunstancias similares en Italia, podrían impedir la dispersión de los fondos NextGenerationEU (NGEU)”, valoran desde Nomura.

RIESGO DE UN AUMENTO DEL DÉFICIT

Otro de los puntos que suscitará algunos choques con la Unión es el relacionado con el déficit, “porque el nuevo gobierno de derechas pedirá a la UE poder superar alguno de los límites de gasto para hacer políticas públicas en déficit”, indica el profesor de Relaciones Internacionales.

El plano económico y la crisis energética son las cuestiones que más dudas están generando ante la posible victoria de la derecha. Meloni ha propuesto una rebaja de impuestos y "sentido común" para volver a levantar a Italia. Betti considera que es posible que proponga medidas de tipo liberal. “De lo que está hablando es de una bajada de impuestos, lo que pasa es que habrá que ver si estas promesas se podrán mantener. No será fácil porque Italia tiene déficit, mucha deuda y no tiene una gran posibilidad de gasto”.

Esta opinión es compartida por los expertos de Oxford Economics, que indican que “si el programa de la coalición de derechas se promulga en su totalidad, afectaría gravemente a las finanzas públicas, elevando el déficit del gobierno por encima del 6% durante los próximos cinco años. Esto significaría que la deuda del gobierno alcanzaría el 155% del PIB en 2027. A pesar del impulso a corto plazo del crecimiento, creemos que esto conduciría a una severa reacción del mercado para los rendimientos de los bonos italianos”.

Asimismo, desde la firma británica coinciden con Betti al indicar “que es probable que las promesas electorales de la coalición se diluyan o se abandonen en el proceso de gobierno. Existen fuertes incentivos, como la necesidad de contar con el respaldo del Banco Central Europeo para que el próximo gobierno mantenga un enfoque más prudente”.

Desde Nomura también apuntan a esta posibilidad, debido a que “es poco probable que el gobierno entrante pierda de vista lo que las instituciones europeas están garantizando actualmente para Italia, basándose en el continuo cumplimiento político del país, es decir, los cerca de 200.000 millones de euros de financiación bajo el NGEU aún por desembolsar, la voluntad del BCE para redirigir las compras de PEPP hacia la deuda soberana italiana, y el respaldo del TPI (Transmission Protection Instrument)”.

En cuanto a la crisis energética, el profesor de la Universidad Pontificia de Comillas cree que el mayor problema estará en cómo se lleve Meloni con la otra parte de la coalición, con la de Matteo Salvini, principalmente, “que tiene una posición más suave hacia Rusia, está a favor de negociar y de llevar a cabo políticas que puedan rebajar la factura energética”. “Meloni, en cambio, ha dicho que ella es atlantista, comparte la estrategia la UE y de la OTAN de apoyo a Ucrania”.

Esta posición más 'soft' de Salvini con respecto a Rusia y sus planes con respecto a la crisis energética puede ser uno de los principales puntos de fricción en el futuro gobierno de coalición italiano. “Tendrán que ponerse de acuerdo con bastante rapidez si quieren aprobar un presupuesto antes de la fecha límite de diciembre y evitar tener que firmar el borrador del plan presupuestario de Draghi de principios de este año. El presupuesto debe ser aprobado por ambas cámaras del Parlamento. Hasta que se apruebe, las manos del gobierno están atadas cuando se trata de aumentar el gasto para ayudar a los hogares a superar la crisis”, explican desde Pantheon Macroeconomics.

Esta posible inestabilidad política puede provocar una caída de los rendimientos del BTP (bono italiano). “Prevemos que el rendimiento a 10 años aumente hasta el 4,5% a finales de año, desde el 4,1% actual. El próximo año, creemos que el diferencial volverá a caer a 200 puntos básicos en junio, y el rendimiento del BTP al 3,80%, suponiendo que se haya acordado un presupuesto, y aprobado por la Comisión Europea, en los primeros meses del año. Entonces creemos que los diferenciales se mantendrán estables, lo que, dada nuestra previsión de que los bonos de deuda pública subirán, significa que los rendimientos del BTP aumentarán un poco, hasta el 4,0%”, pronostican los economistas de Pantheon Macroeconomics.

Rusia también ha entrado en escena durante los actos electorales. Los servicios secretos están investigando una posible financiación rusa a partidos de derecha en Italia. “En el pasado ha habido relaciones entre emisarios del gobierno ruso y el partido de Matteo Salvini, sobre todo para averiguar cuáles eran las grandes líneas de política exterior del gobierno en el que Salvini fue ministro de Interior en 2018-2019, pero sobre financiación todavía no hay nada probado”, concluye Betti.

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