La economía francesa, la segunda mayor de la zona euro, experimentó un crecimiento medio del 1,5% en 2018, lo que supone una desaceleración de ocho décimas respecto del crecimiento del 2,3% correspondiente a 2017, según la estimación preliminar del instituto galo de estadística, INSEE.
La ralentización de la economía francesa en el último año responde al menor crecimiento del gasto de los hogares, con una expansión del 0,8% en 2018, frente al 1,1% de 2017, mientras el gasto público también creció menos el último año, hasta un 1% desde el 1,4%.
Las tensiones comerciales se reflejaron en un crecimiento sensiblemente menor de las exportaciones francesas
Asimismo, las tensiones comerciales se reflejaron en un crecimiento sensiblemente menor de las exportaciones francesas, con un avance anual del 3,1%, frente al 4,7% de 2017, mientras las importaciones aumentaron un 1,1%, lejos del 4,1% del año pasado.
No obstante, en el cuarto trimestre, el crecimiento del PIB francés logró mantener el ritmo de expansión de los tres meses anteriores, con un repunte del 0,3%, superando en una décima la previsión del Banco de Francia.
Los analistas de Barclays consideran que "la economía francesa es sorprendentemente resistente a las interrupciones del movimiento de los chalecos amarillos". "Las señales divergentes entre la confianza empresarial y del consumidor en enero nos hacen ser cautelosamente optimistas en nuestro pronóstico del PIB". "Sin embargo, seguimos opinando que el aumento del poder adquisitivo del cuarto trimestre de 2018 y los precios más bajos para los consumidores probablemente respalden una recuperación del consumo privado y, por lo tanto, en el crecimiento del PIB".
