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El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos.APIE - Archivo

El Banco Central Europeo (BCE) es el único banco central del G7 que parece mantener cierta calma ante al crisis del coronavirus. La postura de la entidad que preside Christine Lagarde es de esperar a ver como se desarrolla la alarma sanitaria y, aunque reconoce su potencial impacto en la economía y está dispuesto a “ajustar sus instrumentos para alcanzar el objetivo de inflación”, en palabras de su vicepresidente, Luis de Guindos, también pide a los gobiernos que diseñen una primera línea de defensa ante la amenaza.

La propagación del nuevo coronavirus añade una “capa de incertidumbre a las perspectivas de crecimiento mundial y de la zona euro”, ha señalado Guindos en un seminario organizado por el Centro Económico y Financiero Europeo. “Nos mantenemos vigilantes y vigilaremos de cerca todos los datos que lleguen”, ha asegurado el vicepresidente del BCE. “El Consejo de Gobierno está dispuesto a ajustar todos sus instrumentos, según proceda, para garantizar que la inflación se acerque a su objetivo de forma sostenida”.

El banquero central ha puesto el acento en la demanda externa, que "podría verse directamente afectada como consecuencia de las medidas de cuarentena en China y la consiguiente suspensión de las líneas de producción", lo que dañaría las exportaciones. Por otra parte, ha puesto el acento en el sector servicios y, en concreto, en el del turismo. Además, una rápida propagación del virus "podría afectar a las empresas nacionales por los retrasos en la cadena de suministro”, ha añadido.

Sin embargo, "la primera línea de la respuesta al coronavirus debe ser la política fiscal", ha declarado el vicepresidente del instituto emisor, alejando la idea de que se sumarán a una acción coordinada e inminente de los bancos centrales que sí han insinuado la Reserva Federal de EEUU (Fed) el Banco de Japón (BoJ) y el Banco de Inglaterra (BoE).

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