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El Banco de España estima que en el tramo final de 2021 y en 2022 las disrupciones en las cadenas globales de suministro podrían provocar una reducción apreciable en la tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) español. En concreto, de entre dos y tres décimas en este año y de entre cinco y nueve décimas en el próximo, un efecto adverso en el que desempeñarían un papel destacado los efectos arrastre internacionales.

Así se refleja en el último Boletín Económico publicado por el organismo sobre el impacto potencial de los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro sobre la economía española en los próximos trimestres. A escala sectorial, se pone de manifiesto que la mayor parte del efecto adverso sobre el PIB español de estos cuellos de botella estaría asociada al impacto negativo que las perturbaciones suponen sobre el sector del automóvil, lo que resulta coherente con el elevado peso y relevancia de este sector en nuestra economía.

El Banco de España detalla que, en cuanto a la duración de las perturbaciones, se asume que dichos shocks se mantienen fundamentalmente durante el cuarto trimestre de 2021 y los tres primeros trimestres del año próximo. En este sentido, señalan que, si bien existe una notable incertidumbre sobre el grado de persistencia que estos cuellos de botella podrían presentar en el futuro, el supuesto adoptado se encontraría relativamente en línea con el marco temporal en el que, de acuerdo con la última edición de la Encuesta del Banco de España sobre la Actividad Empresarial (EBAE), las empresas españolas esperan que se mantengan los problemas de suministros actuales.

El organismo recuerda que en los últimos trimestres se han producido importantes disrupciones en las cadenas globales de suministro que han condicionado el grado de dinamismo de la recuperación de la actividad en las principales economías mundiales. Una particularidad de estos cuellos de botella es que han afectado de forma muy heterogénea a las distintas ramas de la actividad y han tenido una incidencia especialmente importante en aquellas industrias situadas en las partes más altas de la cadena de valor, es decir, en aquellas que suministran bienes que son empleados por otras industrias.

Así, por ejemplo, los fuertes desajustes entre oferta y demanda que se han venido registrando recientemente en la industria de semiconductores y circuitos integrados han tenido un impacto negativo muy significativo en el sector del automóvil, donde muchos fabricantes se han visto obligados a paralizar o a recortar sus planes de producción. En la misma línea, las tensiones observadas en diversos mercados energéticos y de materias primas también han repercutido negativamente en numerosos sectores industriales; por ejemplo, en aquellos intensivos en el uso de gas natural -como los de producción de fertilizantes y plásticos- o de magnesio -necesario para producir aleaciones de aluminio-.

Sobre los principales sectores afectados por los cuellos de botella en las cadenas globales de suministros, el Banco de España considera que las ramas de las manufacturas que se encuentran más tensionadas por estos desajustes son aquellas que, desde una perspectiva histórica, presentan niveles muy reducidos de inventarios de bienes finales y, al mismo tiempo, declaran estar experimentando una escasez relativamente importante de suministros. Entre estas ramas destacan las de fabricación de vehículos de motor, caucho y plásticos, papel, material y equipo eléctrico, informática y electrónica, y productos metálicos.

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