• La autoridad monetaria vuelve a admitir su preocupación por la fortaleza del euro
  • Asegura que la inflación aún necesita del apoyo monetario para su impulso
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Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE)
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Cada vez está menos claro que el ‘tapering’ sea inminente. Es decir, que el Banco Central Europeo (BCE) retire ya su programa de compras de activos de hasta 60.000 millones de euros mensuales que está previsto que continúe como mínimo hasta diciembre.

Precisamente, es este programa unido a la política de tipos al 0% lo que limita las rentabilidades de la deuda pública de los países miembros de la Eurozona. En el caso español, el bono a 10 años se mueve este jueves en entornos del 1,172%, muy por encima del 1,16% del viernes. Aun así, la escalada de la rentabilidad ha sido limitada por la “distorsión que provoca el BCE” en el mercado de renta fija, según coinciden los expertos.

El programa está articulado para su mantenimiento al menos hasta diciembre, que se podrá extender “más allá si es necesario”, como repitió el BCE en septiembre, según recogen las actas publicadas este jueves. De hecho, el Consejo de Gobierno del banco central consideró varios escenarios en los que es posible que se prolongue.

El organismo presidido por Mario Draghi señala que “en los próximos meses decidirá sobre el curso de la política monetaria más allá del final del año en curso”, reconociendo que en el presente otoño deberá indicar pistas para que el mercado las incorpore a sus expectativas y esto contribuya al cumplimiento de su objetivo, que se limita a llevar a la inflación cerca, pero por debajo, del 2% en el medio plazo. “Los miembros (del Consejo) reiteraron que en otoño se justifica una decisión sobre los instrumentos de política del BCE”, añaden las actas.

DÉBIL CRECIMIENTO DE LOS SALARIOS

El BCE también indicó que la recuperación económica de la Eurozona es “fuerte”, pero con “una dinámica de inflación moderada”. En este sentido, señala que los estímulos monetarios siguen siendo necesarios para impulsar la inflación mientras sigue sin haber presiones salariales: el crecimiento anual de la remuneración por empleado bajó del 1,4% en el cuarto trimestre de 2016 al 1,2% de los tres primeros meses de 2017. Es decir, la curva de Phillips -relaciona tasa de paro e inflación- no funciona como querría el banco central. Aunque las expectativas de inflación permanecen “ancladas”, la autoridad monetaria destaca que “el riesgo de deflación ha desaparecido en gran medida”.

Aun así, para lograr la meta de impulsar los precios la fortaleza del euro no ayuda. Nuevamente, el BCE señaló que “la reciente volatilidad del tipo de cambio representa una fuente de incertidumbre que exigía un estrecho seguimiento de las posibles repercusiones en las perspectivas a medio plazo para la estabilidad de precios”. No en vano, un euro fuerte supone importar deflación -se abaratan las importaciones y se encarecen las exportaciones-.

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