juliana pereira
Foto: Paula Rosell @lalulaphotography

Hoy converso con Juliana Pereira, chief de IE Campus Life de IE University, sobre el desafío que el CODIV-19 y la tecnología representan para el mundo académico y empresarial a la búsqueda de una compatibilidad entre el mundo 5.0 y el sentimiento de comunidad.

¿Querida Juliana, cómo estáis construyendo relaciones y manteniendo conexiones sociales en IE UNIVERSITY Campus Life para que exista una comunicación cercana y recurrente durante la enseñanza y el aprendizaje online? ¿Cómo materializar la ausencia de contacto físico en experiencias de confianza?

Hay una frase de Maya Angelou que siempre me ha encantado, “La gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo les hiciste sentir.” Esto es muy cierto y aún más en estos momentos de tanta incertidumbre y angustia por el COVID-19. Está clara la necesidad de la tecnología, pero también el absoluto calor humano y cercanía que a día de hoy nos hace tanta falta.

Las experiencias sociales y vitales de un campus son una parte imprescindible de la experiencia universitaria, ya que no se trata solo de estudiar materias, sino de aprender a través de nuestra relación con el resto de la comunidad, y más en una entidad como la nuestra que cuenta con estudiantes de 140 países. Nuestra universidad cuenta con más de 100 clubs liderados por estudiantes y que abarcan ámbitos profesionales, deportivos, sociales, y organiza más de 1500 eventos al año por los que pasan 600 speakers y 37,117 asistentes en nuestros dos campus.

Pero de repente, las actividades en las que tantos estudiantes habían pasado meses trabajando se veían amenazados por el cierre del campus al inicio de la pandemia y las llamadas y los emails de ilusión, ideas y trabajo se convirtieron en, “ahora qué, ¿cancelamos?”. Aunque todas las universidades de vanguardia ya desarrollan parte de sus clases, y actividades, online, el reto de mantener la vida universitaria era tan importante como necesario. Justamente en tiempos de confinamiento, las actividades sociales, como la vida del campus, son precisamente más críticas que nunca. No se puede romper ese vínculo con la comunidad, tienen que sentir que pertenecen a una familia que les apoyara hoy y siempre.

El resultado no ha podido ser más satisfactorio. Es cierto que contar con una background digital de más de 20 años en la universidad, y con unos alumnos nativos digitales ha facilitado mucho las cosas para que nuestra vida social del campus cambiara a digital en 72 horas. Pero muchas veces son las situaciones límites, como la que vivimos, la que nos obligan a dar un salto definitivo en tecnología, creatividad y formas de organización. Desde el arranque del confinamiento global que vive el planeta, llevamos más de 300 actividades utilizando 18 plataformas online en esta nueva “vida digital del campus”, incluyendo clases de Yoga, conciertos, cursos de recetas, talleres de pintura, verdaderos retos de la mano del club de consultoría, prácticas de mindfulness, un sinfín de actividades gracias a los 65 clubes que han aportado a la comunidad y donde se van sumando cada día más estudiantes (14,000 asistentes) y colaboradores/partners como HBO quienes ayudan brindar un poco de entretenimiento en estos últimos meses.

Creo que lo más bonito de mi trabajo es precisamente el constante desafío en apoyar a una comunidad para desarrollar ese sentido de pertenencia y como fortalecerlo día tras día. Es imposible si no confían en ti, esa es la regla #1 mostrar que te importa (show that you care).Los valores del IE los vivimos, no es que seamos diversos, nuestra mentalidad lo es, no es que innovemos, es que no sabemos ninguna otra manera de existir. Cuando tantos que formamos la comunidad del IE decimos la misma frase, “IE es su gente, son las personas” es porque realmente es así. Me siento orgullosa del equipo de Campus Life que dirijo y de la comunidad…en ningún momento se perdió esa confianza, en ningún momento cancelamos un evento, seguimos adelante, celebrando nuestras tradiciones y viviendo los valores que nos unen y contra eso no puede la distancia ni la falta de contacto físico.

¿Esta nueva manera del IE de construir comunidades qué impacto tendrá en el mundo empresarial, pensando a las necesidades de las empresas de nuevos talentos con nuevos skills que consientan compatibilizar IA, robótica y sensibilidad humana?

Primero hay que entender la motivación de las personas que entran a formar parte de una comunidad y las dos claves para ello están en el sentido de pertenencia y el poder verdaderamente contribuir a un propósito y un aporte que va más allá de ti.

Desde el momento que entras a formar parte de la tribu, gracias a la diversidad de nacionalidades y de thinking que existe en el IE ya está hecho la mitad del camino, porque el que entra tiene hambre por lo diferente, lo fuera de lo común. En el mundo empresarial se llama “Company Culture”, nosotros lo llamamos “la diversidad”. Los estudiantes quieren vivir el universo IE: buscan participar activamente y aportar a la comunidad, saben que en este espacio de tiempo limitado poco a poco se van descubriendo a ellos mismos pero gran parte está en sus manos.

Ser un nexo de unión, conectar a las personas de la comunidad y ver esa apertura y tolerancia en el día a día es lo que más ilusión y energía me da. Lo veo necesario, muy necesario para el mundo en el que vivimos hoy.

Las empresas necesitan profesionales diversos, tolerantes, con una curiosidad que se mantiene alerta y viva constantemente y personas que tengan las herramientas y know-how práctico y tecnológico para saber cómo implementarlo mejor en un mundo que está constantemente cambiando. Hay que saber escuchar, hacer que los demás sientan tus ideas y no solamente las vean y utilizar todos los avances y saber para hacer mejor y servir mejor a los demás, no solamente pensar en ganar, en buscar atajos, en ir contra un reloj y unas métricas y muchas veces tiempo, inexistente.

El que ha vivido la comunidad IE no sale sin haber aprendido lo que creo que es lo más importante para una empresa y lo digo como persona que emprendió en su momento…las tres aes: ¡apertura, actitud y ambición de la buena!

Tu trabajo es construir comunidades en los núcleos de aprendizaje, cuánto es pasión natural, empatía o profesión?

La diversidad de pensamiento y la mentalidad emprendedora forman parte de mi ADN y me han guiado en la búsqueda del denominador común a lo largo de mi carrera profesional; personas, la necesidad de comunidad y lo que hace que las personas se unan para contribuir.

Nací en Nueva York y crecí en medio de tres culturas, estadounidense, portuguesa y colombiana, la conexión a través de las tres al crecer fue natural y forma parte de quien soy hoy, pero encontrar mi tribu eso fue más complicado. Recuerdo que cuando salí de casa con 16 años y fui a la universidad en Boston, Massachusetts, ahí se abrió otro mundo, una especie de burbuja fascinante. La vida da muchas vueltas y nunca hubiera pensado que años después estaría de vuelta cultivando una burbuja con tanta pasión, empatía y como profesión.

Después de trabajar en la ciudad de Nueva York para importantes agencias de publicidad globales con cuentas como Procter & Gamble, Johnson & Johnson, me fui de Nueva York a Madrid. Al aterrizar en una agencia de relaciones públicas con un enfoque en las marcas de lujo, me concentré en desarrollar estrategias de relaciones públicas y comunicación para los gustos de Burberry, Gucci, Tiffany & Co, por nombrar algunos. Abrir nuevos mercados y traer nuevos negocios fue una parte clave de mi papel como Director de la Agencia. Decidí pasar del lado de la agencia al lado del cliente, uniéndome a Value Retail, la compañía operativa exclusiva para compras en Europa y Asia. Pasé de comunicar sobre productos y marcas a comercializar un concepto, un destino, una comunidad.

Mi carrera se basó en encajar en una variedad de roles e industrias, en abrazar y gozar de los cambios, no sufrirlo, en comprender comunidades y políticas de las multinacionales y pymes y en estar alerta a las oportunidades que se presentan, hasta emprendí mi propio negocio de beauty/wellbeing. ¡Siempre había un hilo conductor, mi curiosidad por las personas, que imán los une y que les motiva a seguir en comunidad y creyendo en ese tic que les motiva! Pero en el mundo corporativo, desafortunadamente no se escucha ese tic alto y claro y si lo encuentras, eres afortunado. El ámbito académico me ha devuelto a un momento bello, a tener contacto en mi día a día con personas que están en la constante búsqueda de ese tic, “su tic”. Hay que tener pasión, yo encontré la mía apoyando a las personas, creando comunidad, fortaleciendo rituales, abriendo la oportunidad a nuevas tradiciones y haciendo que lo intangible fuera un poco más tangible que la magia que nos une se sienta un poco más y que perdure en el tiempo…y eso pasa gracias a lo bueno que tenemos los seres humanos y un constante trabajo en el día a día.

En la sociedad y en las empresas el concepto de comunidad varia respecto al mundo de la educación?

Hay muchas maneras de medir el tiempo en este mundo que no se rigen por un reloj. Están los tiempos del cuerpo, los latidos cardíacos, el momento que te da hambre…el que te dice que es hora de descansar, el del mundo natural. Igual que hay muchas maneras de medir el tiempo hay diferentes maneras de entender la comunidad, las personas que forman tu equipo de trabajo, tu familia, tus amigos de la universidad, esas personas de tu club de lectura. Donde compartes valores, historias, donde sientes que puedes aportar, donde creas rituales, donde te escuchan, donde conectas, donde sientes fe y donde hay confianza, ahí existe comunidad y para cada persona cambia el dónde y quién, pero no la esencia pura de lo que les hace sentir su tribu.

Lo que pasa es que en el mundo de la educación y en lo puro que es el estudiante, hay una apertura, un hambre por conocer a los demás y a uno mismo que en la sociedad y en las empresas no se saca tanto a la luz. El ser humano convive y vive para servir, cuando encuentra valores en común, un espacio donde su voz es escuchada de manera sincera y donde puede servir y aportar; crece él/ella y los que están a su alrededor, las ideas se comparten, suceden mejoras, aparecen sinergias…la comunidad no te ayuda a ti expresamente, lo hace siempre por y para todos y eso es único.

Como dice uno de mis favoritos cartoonist, Hugh MacLeod, “The market for something to believe in is infinite.”

Un día hablando de tu actividad me la resumiste con tres palabras: “Conectarnos para enriquecernos” ¿qué peso tiene este concepto en la vida personal y profesional?

Estaba claro para mí que quería ser un gran COMUNICADOR algún día y lo sabía desde pequeña. Mi madre siempre me ponía enfrente de un espejo y me decía, “escúpelo…dilo todo Julie, que sientes, que piensas, dímelo todo…dítelo todo!” Me concentré en perfeccionar esa habilidad, de expresar, comunicar en mi trayectoria universitaria y al entrar en el mundo “real” (laboral) me di cuenta que no lo puedes decir todo (esto aún me cuesta, y lo saben los que me conocen). Aprendí que no todos podemos hablar de un espacio interior, que a todos el ser autentico y transmitir puro sentimiento da miedo, que no todos pueden cruzar un salón lleno de catering y personas extrañas y decir, “Hola mi nombre es…”. A lo largo de mi carrera aprendí que ser es más significativo que hacer, aunque hice mucho, llegué a un entendimiento que cuando eres realmente tú, conectas y la comunicadora se convirtió en CONECTORA.

Sería como hablar del win-win. ¿Esta máxima del marketing y de la leadership cómo ha influido en tu trayectoria profesional y en tu crecimiento personal?

El liderazgo de una tribu es en gran medida un arte, realizado solo por personas con auténtica generosidad y una conexión instintiva con su tribu. Cada día brinda una nueva oportunidad para conectarse a través de valores compartidos con su comunidad con el objetivo de crear un sentido de pertenencia que va más allá de un campus, de una empresa o del individuo, pero que realmente enciende un verdadero cambio y un mundo más hermoso en el todo.

Un buen amigo sudafricano una vez compartió una palabra especial conmigo: Ubuntu: "Soy porque somos".

Una palabra con fuerza y que captura una esencia, un feeling, todos estamos unidos de maneras que son invisibles a la vista; que hay una unidad para la humanidad; que logramos ser compartiéndonos con los demás y cuidando a los que nos rodean.

Una palabra que captura que todos estamos unidos de formas invisibles para el ojo; que hay una unidad para la humanidad. Al comprender las responsabilidades que conlleva nuestra interconexión, nos damos cuenta de que debemos confiar el uno en el otro para elevar nuestro mundo de donde está ahora y llevarlo a dónde queremos que esté. Ese es el verdadero win-win cuando se entiende que no estamos aquí para fulfill our needs sino para servir.

Lo he visto de primera mano, lo he sentido y lo he creado, es posible recrear estos momentos humanos íntimos que nos dan sentido y vida a las comunidades.

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