MADRID, 29 FEB. (Bolsamania.com/BMS) .- “Un círculo destructivo”; “sencillamente ganar tiempo”; “evitar una catástrofe”… Todo esto y mucho más se ha dicho hoy de la inyección de liquidez que ha realizado el Banco Central Europeo (BCE) en el sistema financiero, en la que ha sido tras la de diciembre la segunda “barra libre” de dinero barato desde que Mario Draghi llegó a la presidencia de la entidad central. En cifras, este “manguerazo” ha permitido a 800 bancos captar 529.500 millones de euros en préstamos a tres años por el “módico” precio de un 1%. En diciembre, fueron 523 bancos y la cantidad se situó en 489.000 millones. La cifra de hoy supera además lo que esperaba el mercado. Se trata de la mayor operación de refinanciación llevada a cabo en la historia del BCE, con la que el equipo de Draghi, al que no en vano hoy hemos visto caricaturizado como un gran héroe al rescate del mundo, inyecta dinero en más de un tercio del total de las 2.267 instituciones financieras registradas en el BCE. “No cabe duda de que esto no supone para los participantes un estigma”, ironiza Michel Martínez, economista de Société Générale en París. Pero, ¿en qué se traduce esto? He ahí la cuestión. La idea es que los bancos, con estos fondos baratos, hagan fluir el crédito. O al menos así es como “vendió” la medida el BCE. Pero a efectos reales, los bancos que acuden a esta subasta, como ya sucediera en diciembre, utilizan el dinero para estabilizar sus balances o para depositarlos en el propio BCE y así emplearlo como colateral para refinanciarse. Piensan así, por ejemplo, los expertos de la agencia de calificación S&P, dueños del “sencillamente ganar tiempo” citado al comienzo. “Reduce de forma sustancial el riesgo de refinanciación de deuda como preocupación inmediata, y da más tiempo a los bancos para que adapten sus balances y estrategias al nuevo contexto del mercado y a la regulación. Pero al final, no esperamos cambios, porque los bancos seguirán desapalancándose, vendiendo o cerrando sus negocios no principales, reconociendo activos con problemas, y acumulando capital”. El “círculo destructivo” pertenece a Matthew Lynn de MarketWatch: “Imprimen dinero para impulsar la demanda, pero sólo provocan que los precios de las materias primas suban, lo que perjudica a esa misma demanda. Esta es para mí la razón principal que está detrás de la subida del precio del crudo”. Y el “catastrófico” Willem Buiter, economista jefe de Citi, cree que “se ha evitado esta vez, pero que habrá más episodios de pánico y parálisis en los mercados”. Parece que “hay una gran diferencia entre parar la putrefacción y comenzar la recuperación. Esta medida puede haber hecho lo primero, pero no lo segundo”, concluye Steve Barrow, de Standar Bank. Sólo desde Barclays se muestran optimistas: “El impresionante número de bancos participantes indica que muchas entidades pequeñas han acudido en esta ocasión a la subasta y probablemente estos fondos sí que se traspasen a la economía real”. Opiniones de expertos aparte, los que más tenían que decir acerca de “la noticia del día” eran los inversores y… no han dicho nada. Tras una reacción inicial leve, se han ido a mínimos de la sesión, para recuperarse y después cerrar la sesión con caídas del 0,50% de media. Lo que ha determinado el desenlace de la sesión ha sido como siempre, Wall Street. Las palabras del presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, no han gustado, pero desde el punto de vista técnico hay motivos para ver el giro a la baja: el S&P, el principal índice del mundo, ha tocado los máximos del año pasado (1.370 puntos) y ahí se ha frenado. El Ibex35, que ha cerrado con una caída del 0,71%, y mañana arrancará desde los 8.465,9 puntos, ha tenido hoy muchos protagonistas, porque varios de sus componentes han publicado resultados. Destacan sobre todo los de International Airlines Group (IAG) y los de Repsol. El grupo fruto de la fusión de Iberia y British Airways ha disparado sus beneficios, a pesar del aumento en el precio del combustible, la variable que más daño le ha hecho a la aerolínea. El valor ha sido el segundo mejor del Ibex35 con alzas del 2,29%. Por el contrario, Repsol ha sido el “farolillo rojo” (-4,82%). Con independencia de si sus cifras han sido mejores o peores de lo que esperaba el mercado (las previsiones varían en función de la fuente que se consulte), la petrolera vive inmersa en un proceso de incertidumbre en Argentina, donde el Gobierno amenaza con dificultarle la repatriación de los dividendos de su filial en el país, YPF. El presidente de la española, Antoni Brufau, se encuentra de hecho en Buenos Aires para encontrarse con algunos miembros del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Y si hoy ha sido la subasta a 3 años del BCE la gran protagonista, mañana será el turno de la Cumbre de líderes de la Unión Europea. Otro encuentro más que parece no proporcionará ninguna solución para la situación, dado que Alemania ya ha negado que se vaya a abordar la ampliación de los fondos de estabilidad europeos. Todo apunta a que España aprovechará las clásicas conversaciones de pasillo para seguir solicitando una relajación de los objetivos de déficit. Un último apunte: hoy acaba el mes de febrero, y lo hace con subidas del 10% para el Nikkei, de entre el 3% y el 6% en las principales plazas europeas y en Wall Street. El Ibex termina estos 29 días con una caída del 0,5%. María Gómez
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