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El fantasma de la recesión vuelve a tocar a las puertas de la Reserva Federal (Fed) y Estados Unidos. Los temores a que se produzca un retraimiento de la economía siguen latentes entre los inversores y los servidores públicos. Es por ello que los analistas, como los de Goldman Sachs, intentan calmar los ánimos advirtiendo de las tres razones dentro del mercado laboral que les llevan a concluir que la primera economía del mundo evitará la contracción.

“La brecha entre empleos y trabajadores de Goldman Sachs Research es una métrica clave para este análisis: la diferencia entre el número total de empleos (en otras palabras, empleos más vacantes) y el número total de trabajadores, en más de 5,3 millones, muestra que la mano de obra la fuerza está en su nivel más sobrecalentado en la historia de la posguerra”, comienzan el informe publicado este viernes.

Los economistas de la entidad consideran que esta medida es un mejor indicador de la estrechez dentro del empleo porque incluye posiciones abiertas además del empleo actual al medir la demanda laboral. Además, utiliza datos sin procesar y no requiere una estimación del nivel natural de desempleo, tal y como indica Jan Hatzius, economista jefe del banco, en su informe.

“Esta medida ha mostrado una mayor significación estadística con el crecimiento de los salarios y predicciones recientes más precisas que las medidas estándar como la brecha de desempleo o la relación empleo-población en edad productiva”, añade.

En este sentido, la brecha entre empleos y trabajadores debe reducirse en alrededor de 2,5 millones, que supone casi el 1% de la población adulta de Estados Unidos, para reducir el crecimiento salarial de su ritmo de alrededor 5%-6% a aproximadamente el 4%-4,5%, según las estimaciones de la entidad. Esto sería consistente con los pronósticos de inflación de la Fed, que se sitúan entre el 2% y el 2,5% para los próximos dos años.

Según indican en el informe, para la Fed esto significaría amortiguar las perspectivas de crecimiento lo suficiente como para que las empresas suspendan algunos de sus planes de expansión y cierren algunas posiciones abiertas, pero no tanto como para recortar la producción y despedir trabajadores. Este objetivo sería posible si el crecimiento del producto interior bruto (PIB) se redujera entre un 1% y un 1,5% durante un año, que es más débil que el 1,9% (por debajo de consenso) que los economistas de Goldman Sachs pronosticaron.

“La historia sugiere que no es fácil enfriar el mercado laboral sin que el PIB se desplome. La tasa de desempleo de EEUU nunca ha subido más de 0,35 puntos porcentuales (sobre una base promedio de tres meses) sin que la economía entre en recesión”, explican, a la vez que añaden que una vez se ha superado el pleno empleo, el camino hacia el aterrizaje se estrecha.

Pese a todo, hay una serie de razones que llevan a estos expertos a concluir que EEUU evitará la recesión.

Por un lado, creen que las muestras de datos a las que se aluden es pequeña, puesto que solo ha habido 12 recesiones desde 1945 y cuatro desde 1982, mientras que las economías no estadounidenses del G10 han tenido debilitamientos del mercado laboral sin caer en ellas.

Además, apuntan a que “debería” ser más fácil reducir la brecha entre empleos y trabajadores durante este ciclo que en el pasado porque el mercado laboral todavía se está normalizando después de la interrupción de Covid-19. Goldman Sachs Research espera que se agreguen 1,5 millones de trabajadores a la economía y, a diferencia del despido de trabajadores, el cierre de puestos vacantes no tiene efectos secundarios negativos que se propaguen por toda la economía.

Por último, los hogares están en mejores condiciones financieras que al comienzo de la mayoría de recesiones. “La relación entre el patrimonio neto del hogar y el ingreso disponible está en un nivel récord, la tasa de ahorro personal es elevada, los ahorros acumulados son amplios y los estadounidenses en general tienen un superávit financiero saludable”, sentencian. Esto significa, según lo comentado, que es menos probable una desaceleración en el crecimiento de los ingresos laborales que provoque que los hogares recorten el gasto de manera drástica.

“Dicho todo esto, los patrones históricos merecen algo de peso y el mercado laboral sobrecalentado ha provocado un aumento significativo en el riesgo de recesión, según los economistas de Goldman Sachs. Como resultado, asignan aproximadamente un 15% de probabilidad de recesión en los próximos 12 meses y un 35% en los próximos 24 meses”, concluyen.

UNA OPINIÓN COMPARTIDA

En la misma línea se muestran los expertos de La Financière de l'Echiquier. “Las dudas ante una próxima recesión se elevan entre los inversores y, aunque todavía lo hacen de forma tenue, también constituye una tendencia innegable, a juzgar, por ejemplo, por los datos del motor de búsqueda de Google”, destacaban en uno de sus últimos informes.

Apuntaban a dos causas que pueden justificar el miedo: la subida de las materias primas, destacando el petróleo y el gas, y la diferencia entre los tipos de interés a diez y dos años.

Sobre este último punto, afirmaban que la diferencia “generalmente es positiva”. “A medida que los bancos centrales endurecen las condiciones monetarias, los tipos pueden elevarse más a corto plazo que a largo”. Este hecho hace presagiar, según el informe, una ralentización económica, que a menudo se traduce en una recesión.

Sin embargo, intentaron tranquilizar los ánimos recordando que “la propia Reserva Federal ha declarado en numerosas ocasiones y, de nuevo, muy recientemente, que existe otro indicador basado en los tipos más relevante: la diferencia entre las previsiones de los tipos cortos a 18 meses y los tipos cortos actuales”. En este caso, el indicador está calmado. Por ello no auguran una recesión para 2022, aunque sí podría darse en 2023.

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