attaques-contre-aramco-trump-autorise-l-utilisation-des-reserves-de-petrole-us

El juicio político al presidente de los EEUU, Donald Trump ha planeado sobre el mandato del republicano desde el escándalo de las injerencias rusas en la campaña electoral de 2016. En noviembre del año pasado, cuando las elecciones legislativas dieron a los demócratas una mayoría en Cámara de Representantes, la entonces recién nombrada presidenta, Nancy Pelosi, descartó el ‘impeachment’ por ser infructuoso y “divisorio”. Pero ahora ha cambiado de opinión y ha cedido a la energía de los diputados de su partido.

No ha sido el escándalo de los vínculos de Trump con el Kremlin lo que ha provocado que se inicie el proceso. El informe del fiscal especial Robert S. Mueller sobre la trama rusa, presentado en abril, calmó los ánimos, pero las filtraciones sobre las presiones del magnate al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, para sacar trapos sucios sobre su rival político, Joe Biden, y su hijo, de cara a la campaña de las presidenciales de 2020 han sido la gota que ha colmado el vaso de los demócratas más moderados.

“Los tiempos nos han encontrado”, ha dicho Pelosi, parafraseando Thomas Paine, uno de los padres fundadores de Estados Unidos. “Y nos han encontrado ahora”, ha añadido, antes de anunciar solemnemente la apertura del juicio político. “Las acciones deshonrosas de la presidencia de Trump, que revelan hechos sobre su traición en su juramento al cargo, su traición a la seguridad nacional y a la integridad de las elecciones”, ha defendido, no dejaban otra alternativa que el ‘impeachment’.

La opinión de expertos y analistas, que digieren la noticia este miércoles, es unánime y ven pocos visos de que prospere, "es absolutamente improbable que supere la mayoría republicana en el Senado. Generará ruido de corto plazo", comentan los analistas de Bankinter.

No obstante, los demócratas han dado ahora con una ventana de oportunidad para perseguir a Trump porque utilizó su influencia para presionar a un Gobierno extranjero con el fin de machacar a su rival político. Además, lo hizo con dinero público, de los contribuyentes, hechos de tal gravedad que podrían convencer a los senadores republicanos. Y si no es el caso, al menos asestan un golpe a la campaña del inquilino de la Casa Blanca para las elecciones del año próximo.

QUÉ ES UN IMPEACHMENT

Es un proceso por el que se somete a juicio político a un funcionario, en este caso el presidente Donald Trump, para lograr su destitución. La Constitución estadounidense permite que el Congreso destituya a los presidentes antes de que termine su mandato si suficientes legisladores votan para decir que cometieron "traición, soborno u otros delitos y faltas graves". No obstante, no hay ninguna autoridad de control que compruebe cómo los legisladores deben interpretar esa norma, lo que hace que sea tanto una cuestión de voluntad política como de análisis jurídico.

CÓMO SE DESARROLLA

El 'impeachment' se asemeja a un proyecto de ley que debe ser refrendado por el Congreso de Estados Unidos, que está formado por dos Cámaras. En primer lugar debería ser debatido y votado en la Cámara de Representantes, y para salir adelante y que Trump sea procesado se necesitaría que una mayoría de 218 miembros de los 435 que lo componen aprueben los artículos de destitución previamente aprobados en comité.

La composición actual de la Cámara de Representantes da esta mayoría a los demócratas, después de las elecciones del pasado mes de noviembre, por lo que el proceso saldrá adelante.

Después, el caso se llevará al Senado, donde se celebrará un juicio supervisado por el presidente del Tribunal Supremo. El equipo de legisladores de la Cámara, los conocidos como gerentes, desempeñará el papel de fiscales, mientras que Trump contará con abogados defensores y el Senado actuará como el jurado. En este caso se necesitaría una mayoría de dos tercios de los votos para 'condenar' al presidente y destituirlo de su cargo. Esta Cámara cuenta con un total de 100 miembros, que se reparten de la siguiente manera: 53 republicanos, 45 demócratas y 2 independientes (que suelen alinearse con el Partido Demócrata).

La mayoría republicana garantiza que el proceso no verá luz verde, pero si el partido de Trump decidiera aprovechar este hecho para sacudirse a un presidente que muchos conservadores consideran “incómodo”, el nuevo Jefe de Estado sería el vicepresidente Mike Pence.

NIXON, CLINTON… LOS ANTECEDENTES

Someter al presidente a un juicio político no garantiza que vaya a ser expulsado de su cargo, y es que el proceso es muy complejo. De hecho, en la historia de EEUU sólo tres presidentes han sido sometidos a un 'impeachment'. Dos de ellos fueron acusados pero absueltos y permanecieron en el cargo: Andrew Johnson en 1868 (fue acusado de violar la ley al tratar de reemplazar al secretario de guerra Edwin Stanton sin permiso del Congreso, librándose de ser destituido por un margen de un voto) y Bill Clinton en 1998 (acusado por el escándalo de Mónica Lewinsky y procesado por perjurio y obstrucción a la justicia, logró la absolución del Senado).

Un tercero, Richard M. Nixon, se hubiese tenido que enfrentar casi con toda seguridad a un juicio político en 1974 por el escándalo de Watergate y, muchos creen que habría sido destituido de su cargo. Sin embargo, renunció antes de ser procesado y entregó la presidencia a Gerald Ford.

Noticias relacionadas

contador