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Las relaciones entre el presidente electo de EEUU, Joe Biden, y el primer ministro británico, Boris Johnson, no prometen ser miel sobre hojuelas como sí ocurría con la administración republicana de Donald Trump. El 'premier' británico no encontrará en el demócrata el apoyo incondicional que le brindaba el presidente saliente en el proceso del Brexit, algo que ha quedado patente en los primeros contactos entre ambos líderes. Biden ya le ha puesto los puntos sobre las íes.

A pocos días para que el divorcio entre Reino Unido y la Unión Europea (UE) vuelva a entrar en tiempo de descuento -la fecha límite para cerrar un acuerdo es ahora el 15 de noviembre, con la cumbre europea del 19 de noviembre como úlitma fontera-, ambos líderes ya han mantenido una conversación telefónica con las negociaciones sobre un acuerdo comercial post Brexit como telón de fondo. El acontecimiento se ha revestido de gran simbolismo porque Johnson ha sido el primer mandatario europeo a quien ha llamado el próximo inquilino de la Casa Blanca. Mucho se había especulado con que este honor se iba a reservar para el presidente francés, Emmanuel Macron, o la canciller germana, Angela Merkel, pero el británico ha conservado su lugar en la lista, en un intento de enviar el mensaje de que Londres y Washington siguen manteniendo su relación especial.

Sin embargo, el gesto se ha visto empañado por la reprimenda de Biden a Johnson sobre los riesgos de poner en peligro el proceso de paz en Irlanda del Norte con la legislación que prevé impulsar tras la ruptura con el bloque europeo. En el transcurso de una conversación que duró unos 25 minutos, este martes, Biden "reafirmó su apoyo" al acuerdo del Viernes Santo que en 1998 que puso fin a la violencia en el Ulster, según recogen varios medios.

El problema radica en la Ley de Mercado Interno que Johnson ha declarado que piensa mantener y que está destinada a anular el acuerdo del Brexit sobre Irlanda del Norte. Con ella, el primer ministro británico pretende evitar a toda costa que a partir del 1 de enero pueda haber trabas entre la zona del Ulster y el resto de territorios británicos para evitar a su vez una 'frontera dura' con Irlanda. Estas pretensiones han añadido fricciones a las negociaciones con Bruselas, ya que supone renegar de partes del acuerdo de divorcio de Brexit y suponen una violación del derecho internacional. Algo que preocupa y desagrada a Biden, conocido por su postura contraria al divorcio.

"La nueva administración estadounidense podría determinar la forma de las relaciones entre Reino Unido y la UE", puntualiza Susannah Streeter, analista de Hargreaves Lansdown. Los antecedentes no juegan a favor de Johnson: el expresidente estadounidense Barack Obama, de quien Biden fue vicepresidente, se pronunció sobre el referéndum de 2016 para asegurar que si Reino Unido se retiraba de la UE, quedaría "al final de la cola" en las negociaciones comerciales con EEUU.

Esas conversaciones, iniciadas bajo el mandato de Trump, probablemente se seguirán ahora por la administración Biden en un proceso que podría durar años. "El nuevo presidente y su equipo no se lo va a poner fácil a Johnson a la hora de cerrar un acuerdo comercial", enfatiza Streeter, ya que el Gobierno entrante es mucho más amigable con la UE.

El demócrata, además, de orígenes irlandeses y que no esconde su preocupación por el devenir de la isla, declaró en septiembre que cualquier acuerdo comercial entre ambos países debe estar "condicionado" a respetar el acuerdo de paz de Irlanda del Norte y evitar el regreso a una frontera dura con la República de Irlanda. Una postura que ha ratificado tras ganar las elecciones del 3 de noviembre.

"GRANDES DIFERENCIAS" EN EL BREXIT

No son pocos los expertos que aseguran que en el No10 de Downing Street pesarán estas cuestiones en las escasas jornadas que quedan para acabar de dar forma a la futura relación comercial. A menos de dos meses para que se acabe el período de transición, ambos bloques reconocen que hay "grandes diferencias" en sus respectivas aproximaciones.

"Se han realizado algunos progresos pero todavía existen grandes diferencias, especialmente a la hora de equilibrar los términos y en el ámbito de la pesca", reconocía recientemente la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Ambos equipos negociadores han seguido trabajando en una nueva contrarreloj ya que si no hay pacto este fin de semana, supuestamente, los intercambios comerciales entre el bloque comunitario y Reino Unido estarán regidos por las normas genéricas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) a partir del 1 de enero de 2021.

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