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Tuit TradersAlberto Sánchez

Si tuvieron la oportunidad de disfrutar de una de las peliculas más histriónicas de Martin Scorsesse, y ya es mucho decir tratandose de este director, 'El lobo de Wall Street', recordarán que de Bolsa aprendieron poco. Si bien es cierto que hay una escena gloriosa que, para este humilde 'trader', enseña más que el 99% de los cursos que hay por ahí.

Me refiero a la comida en el restaurante, donde McConaughey le explica a Di Caprio en qué consiste el juego. Sobre todo la parte en la que le deja claro que NADIE sabe si un valor va a subir, bajar o girar haciendo putos círculos.

Cuando un analista, nada que ver con un 'trader', explica un gráfico a toro pasado con la derecha de este ya dibujada y añade unas flechitas: "aquí ventas, aquí compras, pongo unas mayúsculas allí, ABC, y unas minúsculas acá, abc, llevo la directriz donde me place y aquí te hago el recuento de Elliot" y una persona sin experiencia lo ve, cree estar viendo una aparición mariana.

No tiene las horas de vuelo necesarias para saber que el mercado pudo hacer totalmente lo contrario de lo que le están contando y deja sus redes, abandona su barca y sigue al mesías. Desgraciadamente ha sido víctima del "toropasadismo", el síndrome más letal de cuantos existen en este negocio.

Victimas del "toropasadismo" son también aquellos que hacen 'backtesting' haciendo 'papertrading', en algunos casos, con indicadores que repintan y que en el momento de la supuesta entrada no eran ni del color que son luego con el gráfico completo. Demencial.

El Toropasadismo no solo lo sufren las personas sin experiencia, traders ya con horas a lasespaldas sufren frustración porque el mercado siguió cayendo después de cerrar los cortos,testeó esa zona donde pensaron que era buena idea incorporarse o dio unas magníficas oportuniaddes fuera de su horario de trabajo. Paparruchas.

Como dijo un alumno, el trading no es una ciencia. No se puede enseñar. Es una habilidad y hay que adquirirla entrenando. Esto no va de adivinar que va a hacer el mercado, sino de tener la habilidad de tomar decisiones y asumir riesgos dependiendo de lo que haga el mercado, que es muy distinto.

Cualquier cosa que alguien quiera venderles, enseñarles o convencerles, muy bien, que lo haga en directo y no una tarde ni dos, que hasta el burro hizo sonar la flauta, no, un día y otro y otro y otro.

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