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La Reserva Federal (Fed) y sus decisiones en política monetaria se han convertido desde el año pasado en los principales catalizadores de los mercados internacionales, aunque a la ecuación se ha sumado recientemente la situación del Gobierno de Estados Unidos, que se encuentra cada vez más cerca de un cierre, ante la falta de acuerdo fiscal entre demócratas y republicanos.

Sobre el posible impacto de estas variables en el comportamiento de los mercados, los analistas de Pantheon Macroeconomics recuerdan que a las bolsas "no les gustan los cierres del Gobierno de EEUU ni una Fed agresiva".

"El mercado de valores se desplomó en las semanas previas al cierre récord del Gobierno desde el 22 de diciembre de 2018, hasta el 26 de enero de 2019, y está en camino de repetirse esta vez. El S&P 500 cayó un 15,5% desde su máximo del 3 de diciembre hasta su mínimo del 22 de diciembre, cuando comenzó el cierre", explican

No obstante, añaden que, posteriormente, el mercado "rebotó, recuperando la mayor parte del terreno perdido antes de que el Gobierno federal volviera a trabajar, y superando nuevamente el nivel del 3 de diciembre el 22 de febrero". Además, "el Nasdaq siguió un camino muy similar".

Sin embargo, destacan que "no es posible atribuir estos movimientos exclusivamente al cierre", y en ese sentido recuerdan que "la Fed subió los tipos el 19 diciembre de 2018, como se esperaba, pero la declaración y las previsiones de futuras subidas fueron menos moderadas de lo que los mercados esperaban".

Además, consideran que "es fácil ver paralelismos con la posición actual, después de la declaración relativamente dura del FOMC de la semana pasada y el gráfico de puntos de 2024".

Cabe recordar que en las proyecciones actualizadas la semana pasada, el banco central elevó su previsión de tipos para 2024 y 2025, aunque mantiene la del presente año en el 5,6%, por lo que todavía falta una subida más de 25 puntos básicos antes de que termine el año.

También espera que la tasa de fondos federales alcance el 5,1% el próximo año, por encima del 4,6% proyectado en junio, mientras que contempla que caiga al 3,9% un año después, frente al 3,4% de la anterior proyección.

Lo que sí que puede ser diferente en esta ocasión, recuerdan desde Pantheon Macroeconomics, es el cierre del Gobierno, que podría resultar "mucho peor" que hace casi 5 años, puesto que "ninguno de los 12 proyectos de ley de asignaciones que autorizan el gasto discrecional ha sido aprobado todavía".

Ante esta situación, "todos los empleados no esenciales cuyos puestos son financiados por estos proyectos de ley, por lo tanto, están sujetos a suspensión inmediata en caso de cierre".

"En 2018, por el contrario, el Congreso había aprobado cinco de las facturas antes del cierre, por lo que sólo 380.000 trabajadores fueron suspendidos. Ese número superará los 800.000 esta vez y un número mucho mayor de contratistas también se verá afectado por el impago de las facturas adeudadas por el Gobierno federal", añaden.

Teniendo todo esto en cuenta, los analistas concluyen que "los mercados probablemente tengan razón al estar nerviosos por el impacto potencial de un prolongado cierre", aunque también están sopesando la posibilidad de que "la Reserva Federal haya ido demasiado lejos".

"CONSECUENCIAS A CORTO PLAZO"

Kathy Lien, fundadora de BK Asset Management, también analiza las implicaciones de un posible cierre del Gobierno, y en primer lugar subraya que, atendiendo a los patrones históricos, suele producir "consecuencias a corto plazo", como ocurrió entre finales de 2018 y principios de 2019, cuando el volumen vendido se recuperó "en un mes y medio".

Además, señala que un evento de estas características "es bajista para el dólar, y no alcista, especialmente con las agencias de calificación avisando de una posible rebaja".

En general, destaca que los días previos a un cierre gubernamental suelen caracterizarse por fuertes ventas de acciones y "pocos movimientos" en el oro, que luego se corrigen con relativa rapidez.

"No me preocuparía demasiado, e incluso si tenemos ventas en el mercado debería ser por un corto periodo", concluye la analista.

UN IMPACTO QUE "NO SIEMPRE ES TRIVIAL"

Gilles Moëc, economista jefe en AXA IM, destaca que "aunque el mercado se ha vuelto cada vez más insensible a lo que desgraciadamente se ha convertido en una característica recurrente de la política estadounidense, el impacto en la economía real no siempre es trivial".

"Una nota a menudo citada de la Oficina Presupuestaria del Congreso, no partidista, estimó el impacto del cierre parcial de 45 días entre diciembre de 2018 y enero de 2019 en un 0,1% del PIB en el cuarto trimestre de 2018 y en un 0,2% en el primer trimestre de 2019, pero se trata de un cómputo en términos no anualizados", señala.

Al anualizar estas cifras, agrega, su impacto "parece mucho más significativo", ya que asciende a un 0,4% del PIB en el cuarto trimestre de 2018 y al 0,8% en el primer trimestre de 2019.

"Es cierto que Morgan Stanley Research recordó recientemente a sus lectores que, históricamente, los cierres no han coincidido con contracciones del PIB y, en cualquier caso, a estas alturas es imposible saber si el cierre será tan largo como el anterior, pero aún así podría haber una desafortunada combinación en juego esta vez. Además del cierre, y más allá del impacto de la huelga en la industria automovilística, el PIB debería verse arrastrado aún más por el efecto adverso de la reanudación de los reembolsos de los préstamos a estudiantes", destaca.

La combinación de estos sucesos "podría resultar problemática", ya que "un aspecto secundario del cierre es que los principales institutos federales de estadística no podrán producir sus datos habituales, lo que podría dificultar aún más la próxima decisión de la Reserva Federal".

"Dada la situación de las condiciones monetarias, esta sería otra razón para ser prudentes y abstenerse de salir de la pausa actual", agrega.

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