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Petróleo.

El mercado está desconcertado con lo que está pasando con el petróleo. Ya puede decirse a las claras que hay dos crisis convergiendo al mismo tiempo, la del coronavirus y la del crudo, esta segunda en buena medida producto de la primera. Cuando parecía que las bolsas empezaban a aprender a convivir con el virus, llega ahora la debacle del 'oro negro' para seguir presionando a la renta variable en particular y a la economía en general.

Hay una serie de elementos a tener en cuenta. Por un lado, el hundimiento de los futuros del West Texas de mayo a terreno negativo por primera vez en la historia. Por otro lado, la caída fortísima también en los futuros de junio del crudo estadounidense que, aunque en principio parecía que aguantaban por encima de los 20 dólares, este martes perdieron este nivel, pese a que siguen en zona positiva. Y, en tercer lugar, el desplome igualmente de los futuros del Brent, que también han dejado atrás los 20 dólares por barril.

Los expertos tratan de situarse después del terremoto y parecen tener claras varias cosas. La primera: que la presión en los precios del crudo va a continuar a corto-medio plazo; la segunda, que esa presión se traducirá en más caídas, según la mayoría, o en vaivenes tremendos, en opinión de otros; la tercera, que aunque esta debacle del crudo supone una "extraordinaria oportunidad" para comprar, sólo es una opción apta para quienes quieran asumir grandes riesgos. "Lo que ocurrió este lunes demuestra que el mercado del petróleo no tiene fondo", avisa Ipek Ozkardeskaya, estratega jefe del Swissquote Bank.

El derrumbe del contrato de futuro de mayo del West Texas se ha atribuido, sobre todo, a razones "técnicas", por la forma en la que funcionan los mercados de futuros. Como la mayoría de las materias primas, el petróleo se negocia en contratos de futuros. La compra o venta de un barril de petróleo se acuerda a un precio fijo para su entrega en una fecha determinada. Esto facilita la compra y la venta de un producto básico sin que nadie tenga que recibirlo físicamente.

"Con el vencimiento del contrato de futuros de mayo este martes, sin compradores para la entrega física, un creciente exceso de oferta que presiona a la infraestructura de almacenamiento y con los operadores buscando vender o renovar los contratos para el próximo mes, hubo una tormenta perfecta que llevó a movimientos extremos", explican desde AJBell.

El problema es que, más allá de la forma en la que funciona el mercado de futuros del crudo, la enorme caída de la demanda por la crisis del coronavirus y la presión sobre esa infraestructura para almacenar por un exceso de oferta están también detrás del hundimiento del petróleo, y esto no va a mejorar a corto plazo... ni a medio. Es por ello que el contrato de futuro de junio también se está hundiendo y es por eso que el petróleo Brent sigue la estela del West Texas.

Lo que está sucediendo "te hace preguntarte qué es lo que viene para el contrato de junio. Difícilmente será inmune a esta situación", reconoce Craig Erlam, de Oanda. En su opinión, los recortes de producción deberían activarse rápidamente para tratar de paliar la situación, aunque sea mínimamente, porque lo que no tiene sentido es la idea de que alguien pague a otro 40 dólares por quitarle el petróleo. "Es totalmente absurda, indicativa de los tiempos locos que vivimos", apunta.

A CORTO-MEDIO PLAZO NADIE SE ATREVE A HABLAR DE SUBIDAS

Ningún experto se atreve a hablar de recuperación del petróleo a corto-medio plazo. Más bien al contrario, prevén que el desequilibrio brutal entre oferta y demanda persistirá, especialmente con los instalaciones de crudo a rebosar, y que eso seguirá empujando a la baja a los precios. Como mucho se anticipa una tremenda volatilidad, que podría traer rebotes inesperados, pero con la idea de esa presión bajista de fondo.

"Sólo para tener una cierta perspectiva, hace seis años el WTI se negociaba a alrededor de 100 dólares por barril. En el momento de escribir este artículo, está cotizando a un precio de -7,45 dólares. Quién sabe dónde acabará", escribía Erlam en un comentario este martes.

"Mientras que el contrato de mayo cayó hasta niveles absurdos porque los comerciantes tuvieron que evitar recibir físicamente el crudo a toda costa, los contratos a medio plazo parecen situarse en niveles demasiado altos si se considera la destrucción de la demanda que hay. Si este mercado de 'súper-contango' persiste, podemos ver más implosiones como la que vimos este lunes al acercarnos a la liquidación, ya que los operadores están atrapados en el lado equivocado del vencimiento", reconoce Michael Hewson, director de análisis de CMC Markets.

Julius Baer, en un alarde del optimismo al que nos tiene acostumbrados en sus valoraciones de este año -especialmente en las relacionadas con la crisis del coronavirus- prefiere ofrecer una visión constructiva. Aunque a corto plazo prevé "continuas oscilaciones salvajes" de los precios del crudo en el entorno de los 25 dólares debido a las incertidumbres que conlleva la crisis, estima "una recuperación a más largo plazo una vez que los recortes de la oferta sean creíbles y la demanda se recupere a nivel mundial".

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