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El presidente de la República de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.Emin Sansar/Anadolu Ajansi/Europa Press

El Banco Central de Turquía ha comunicado una nueva bajada de los tipos de interés de 150 puntos básicos, que deja la tasa en el 9%, en lo que supone un paso más en la política de reducción de tipos que el país ha mantenido desde agosto, a pesar del alto nivel de inflación, que en octubre alcanzó un 85,5% en tasa interanual, el dato más alto desde junio de 1998.

La autoridad monetaria turca fundamenta esta decisión en un intento de no lastrar la actividad económica, puesto que considera "de vital importancia que las condiciones financieras sigan apoyando la sostenibilidad de las ganancias estructurales en la oferta y la capacidad de inversión al preservar el impulso de crecimiento en la producción industrial y la tendencia positiva en el empleo, en un período de crecientes incertidumbres con respecto al crecimiento mundial".

El organismo valora que con esta bajada de los tipos de interés al 9%, la tasa es "adecuada", por lo que decidió "terminar el ciclo de recortes de tasas iniciado en agosto".

Sobre la elevada tasa de inflación, destaca que se debe, entre otros factores, a "los efectos retardados e indirectos del aumento de los costos de la energía como resultado de los acontecimientos geopolíticos" y a "las fuertes perturbaciones negativas de la oferta causadas por el aumento de los precios mundiales de la energía, los alimentos y las materias primas agrícolas".

Por ello, espera que el aumento de precios comience su desaceleración "gracias a las medidas tomadas y decididamente implementadas para fortalecer la estabilidad financiera y de precios sostenibles, junto con la resolución del conflicto regional en curso", en clara alusión a la guerra en Ucrania.

El organismo mantiene, a pesar de la bajada de tipos, su intención de reducir el actual nivel de inflación, y afirmó que utilizará "todos los instrumentos disponibles hasta que los indicadores sólidos apunten a una caída permanente de la inflación y se logre la meta a mediano plazo del 5% en busca del objetivo principal de estabilidad de precios".

Sobre los principales retos a los que se enfrenta el país, destaca "la alta evolución de los precios de la energía y la probabilidad de una recesión en los principales socios comerciales", unas condiciones que refuerzan "los riesgos sobre la balanza por cuenta corriente".

Sin embargo la autoridad monetaria subraya que "continúa la contribución más fuerte de lo esperado de los ingresos del turismo al saldo de la cuenta corriente".

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