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No hay ni un motivo de alegría para los alcistas del euro. Soplan vientos en contra para la divisa europea y los 'traders' aprovechan cualquier subida para vender la moneda y reforzar sus posiciones cortas. El pesimismo de los analistas sobre las condiciones de la Eurozona se contagia a los mercados, que no hallan razones para sostener los rallys. La postura 'ultra-dovish' del Banco Central Europeo (BCE) es, sin duda, el ingrediente más llamativo del caldo bajista de la divisa comunitaria, pero no es el más importante.

Tras su cónclave de abril, el presidente del supervisor monetario, Mario Draghi, ha reafirmado el sesgo moderado de la entidad, ha vuelto a insinuar que el instituto emisor cuenta con herramientas para garantizar que la inflación llegará al 2% y ha declarado que, de subir los tipos, tendrían menos confianza en alcanzar su objetivo.

El principal problema tanto para el supervisor monetario como para los mercados, no obstante, es la perspectiva macroeconómica que confirma, dato a dato, el frenazo del crecimiento, con focos especialmente problemáticos, como Alemania, donde los indicadores presagian una recesión. El mes pasado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) redujo su pronóstico de crecimiento en la zona euro a solo el 1%. Esta semana ha sido el Fondo Monetario Internacional (FMI) quien ha rebajado sus previsiones para los socios del euro: ha recortado otro 0,5% el país germano -cuyas proyecciones ya redujo seis décimas en enero-, otro 0,5% en Italia, dos décimas en el caso de Francia y una para España.

"Los datos económicos continúan siendo desalentadores, con el sector manufacturero alemán bajo una clara presión", explican los analistas de Rabobank. "La debilidad actual en la producción alemana se debe principalmente a la desaceleración en China y a su impacto en el comercio global", argumentan. "El euro no tiene fuerza para recuperarse, con los datos de Alemania a la baja, sin aumentos de tasa y con crecimiento muy bajo", subraya por su parte Adrián Aquaro, fundador de Trader College.

El otro dolor de cabeza es Italia. El gobierno del país transalpino, por su parte, recortó el martes las previsiones de crecimiento económico este año hasta sólo un 0,1%, desde el 1% previo. Estas cifras, ya filtradas con anterioridad, no generaron mayores movimientos en las divisas. "Sin embargo, un menor crecimiento implica un incremento en la proporción del déficit fiscal inicialmente pactado con la Unión Europea tras varias semanas de tensas negociaciones", avisan los analistas de Monex Europa. "Previsiblemente, este tema no será bien recibido en los mercados de deuda italianos ni, por tanto, en las cotizaciones del euro en las próximas semanas", explican.

GUERRA COMERCIAL, BREXIT Y ELECCIONES EUROPEAS

A este sombrío panorama se añaden los tambores de guerra comercial entre EEUU y la UE. La amenaza de 11.000 millones de dólares en aranceles supone apenas el 0,1% del PIB de la UE, pero los analistas avisan de que significa un giro negativo en las relaciones comerciales con la primera potencia mundial que vuelve a hacer sonar las alarmas en la industria del automóvil.

Los productos de la UE que se verían afectados por los aranceles estadounidenses incluyen aeronaves civiles además de productos agrícolas como queso, salmón y aceite de oliva. Otros artículos que se están considerando son prendas de punto de cachemira, motocicletas, productos de cerámica y relojes de pared. "Muchos de los fabricantes de estos productos ya están siendo castigados por el Brexit", señalan los analistas de Rabobank, lo cual "son malas noticias con el divorcio entre Reino Unido y la UE llamando a la puerta", comentan.

Los expertos también coinciden en que las elecciones del Parlamento europeo añaden otro foco de incertidumbre que ahuyentará a los inversores en los activos europeos. Las previsiones de las encuestas arrojan un incremento de las fuerzas populistas de izquierda y derecha, lo que tiene potencial para desestabilizar al mercado y a la divisa a futuro.

Todos estos motivos dan razones a los bancos de inversión para rebajar sus predicciones. Rabobank y Commerzbank proyectan el cambio del euro contra el dólar en 1,10 dólares de tres a seis meses vista. A 12 meses, la entidad germana prevé que cotice en 1,12 dólares. En el corto plazo, los expertos pronostican que rompa el soporte del 7 de marzo en los 1,1174 dólares. "Si cae por debajo de este nivel, minimo del año y 61,8% de 1,0340/1,2555 dólares, se desplomará hasta los 1,1050 dólares y luego hasta los 1,0720 dólares, donde quedó el hueco de abril de 2017 cuando ganó Emmanuel Macron en Francia", argumenta Aquaro.

A la contra, los expertos de Danske Bank consideran que a tres meses vista la moneda compartida puede cotizar por encima de los 1,13 dólares, ya que no hay nada nuevo en el discurso del BCE para sostener una tendencia bajista. La clave estará en la macro.

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