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Yuri Gripas/Reuters

A inicios de 2019, muchos expertos proclamaron a los cuatro vientos que la Reserva Federal de EEUU (Fed) detendría o desaceleraría el ritmo de su normalización monetaria, que el crecimiento de EEUU no podría sostener su predominio sobre el resto del mundo y que las ventajas del dólar para los inversores disminuirían. Pero el 'billete verde' mantuvo su tendencia alcista. Después llegó el 20 de marzo y Jerome Powell, con sus revisiones sobre las proyecciones de la Fed en tipos de interés, volvió a dar esperanzas a los bajistas.

Pero numerosos analistas avisan que tal vez no es buena idea empezar de nuevo a apostar contra la moneda. Y es que el presidente de la Fed, por sí mismo, no puede condenar al dólar.

Si bien los diferenciales de tasas de interés son un componente clave en las fluctuaciones de la moneda, los motores de la divisa estadounidense son más complejos que en cualquier otra de sus contrapartes "porque es la moneda de reserva mundial", recuerdan los expertos de Rabobank. "Si bien el frenazo de la Fed en su normalización monetaria socava al dólar en el corto plazo, hay razones para pensar que este seguirá hallando apoyo en los próximos meses", agregan.

Los expertos de TD Securities también indican que la Fed ha dado alas a los bajistas, pero desde el Canadian Imperial Bank of Commerce subrayan que para que el dólar se debilite más las economías mundiales tienen que animarse. Algo que los datos macro convierte en muy poco probable.

"El ingrediente clave para asegurar ventas constantes en el 'billete verde' es un repunte en los fundamentales de la Eurozona", prosiguen estos economistas. "Hay algunos brotes verdes, pero necesitamos más pruebas, especialmente en Alemania", agregan. Precisamente, los PMI del país germano, en concreto el índice de la industria, arrojaron resultados terribles este viernes, lo que dinamitó el rally del euro contra el dólar y regresó a niveles por debajo de los 1,13 dólares.

A estos factores cabe añadir que una Fed con alas de paloma no condena al dólar, ya que es la tendencia en los bancos centrales de todo el mundo -a excepción del Norges Bank, el único 'halcón' que queda-. "Esto no solo refuerza el hecho de que los temores sobre la desaceleración del crecimiento son generalizados, sino que también sugiere que los diferenciales de tasas de interés que favorecen al dólar frente al resto de monedas de G10 probablemente no se reducirán", aseguran desde Rabobank. "Este factor también debería limitar las salidas de capitales de la moneda de EEUU", apostillan.

"Podemos sentirnos tentados a pensar que el giro aún más moderado por parte de la Reserva Federal derribará a la moneda, pero esa predicción ya debería haberse cumplido en enero, cuando se anunció la pausa de la Fed", señalan por su parte los expertos de BNY Mellon. "No sucedió entonces, y podría no suceder ahora", enfatizan.

EL DÓLAR SIGUE SIENDO REY EN DEUDA INTERNACIONAL

A todo lo anterior cabe añadir que el predominio de la moneda, que ostenta el 62% de las reservas mundiales de divisas y es la número uno en pagos mundiales, tiene implicaciones adicionales. Según datos del Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés) la deuda emitida por los gobiernos de los países en desarrollo se realiza principalmente en monedas locales, pero la emisión internacional está en aumento. De las 23 jurisdicciones que siguieron en 2017, aproximadamente el 75% de los títulos de deuda vinculados a una moneda extranjera estaban en dólares estadounidenses.

Esto aumenta la sensibilidad de los mercados emergentes a las decisiones tomadas por la Fed. También indica un aumento en la demanda subyacente de dólares. En 2017, la Reserva Federal estimó que la cantidad de dólares en circulación aumentará a 2,5 billones o más en la próxima década de alrededor de 1,5 billones. "El apetito por el dólar se espera debido a factores como el aumento del PIB nominal, las bajas tasas de interés y el incremento de la demanda externa", indican los expertos de Rabobank.

Así, la divisa norteamericana sigue ostentando una posición clave en la economía global. Y esto sugiere que, "a pesar del déficit en la cuenta corriente de los EE.UU. y del empeoramiento del presupuesto, es probable que el dólar se siga beneficiando de su papel de refugio seguro en momentos de mercado de aversión al riesgo", redondean desde la entidad holandesa.

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