• Corea del Norte se ha comprometido a no realizar ensayos nucleares mientras duren las conversaciones
  • Kim Jong-un se ha mostrado decidido a "avanzar vigorosamente" para mejorar las relaciones
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Kim Jong-un junto a varios de sus asesores

Corea del Norte está dispuesta a reanudar las negociaciones para abandonar su programa nuclear. El régimen de Pyongyang ha acordado mantener conversaciones con Corea del Sur por primera vez en la última década, con el objetivo de mejorar las relaciones bilaterales con sus vecinos del sur pero también con EEUU.

La noticia se produce después de una visita de una delegación surcoreana al líder norcoreano, Kim Jong-un, marcada por un tono cordial y distendido. Corea del Norte se ha comprometido a no realizar ensayos nucleares mientras duren las conversaciones.

Según informa 'BBC', Kim Jong-un se mostró decidido a "avanzar vigorosamente" para mejorar las relaciones entre ambos países, después de los avances realizados durante los Juegos Olímpicos de invierno que se han celebrado recientemente en Pyeongchang.

Según 'Bloomberg', el objetivo de Pyongyang sería negociar el abandono de su carrera nuclear a cambio de que EEUU garantizase que su régimen de poder dictatorial sobre el país se mantendrá sin cambios.

Por su parte, la agencia 'Efe' señala que Corea del Norte no realizará "provocaciones armamentísticas estratégicas" mientras duren las conversacions con Corea del Sur.

La cumbre, que se celebrará en el mes de abril, será la tercera de la historia entre las dos Coreas y se celebrará en la aldea de la paz de Panmunjeom, en la frontera entre ambos países, según ha anunciado el jefe de la oficina presidencial surcoreana de Seguridad Nacional, Chung Eui-yong.

A mediados de febrero, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, comentó que Washington estaba dispuesto a hablar con Corea del Norte. Pence describió la estrategia estadounidense como de "máxima presión y compromiso" tras mantener reuniones con el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in.

Esta estrategia unificada con Corea del Sur marcó un cambio importante en los intentos de Trump de resolver la situación de amenaza nuclear de Pyongyang de manera unilateral y difiere de los intentos anteriores de la Administración por enfrentar el problema mediante sanciones económicas.

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