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El presidente de la Generalitat, Quim Torra en la reunión por videoconferencia con los grupos parlamentarios por el coronavirusGOVERN

El Govern de la Generalitat sigue haciendo sangre de la gestión del Ejecutivo de Pedro Sánchez en la crisis del coronavirus. Junts per Catalunya (JxCat) domina el mensaje desde el púlpito que le da la presidencia de Quim Torra, quien ha ejercido presión sobre la coalición PSOE-Podemos para que decrete un endurecimiento del confinamiento que finalmente se ha producido. La punta de lanza de su nuevo pulso al Gobierno central es aprovechar cada paso en falso y el crecimiento de la curva de infectados para construir el relato de que sólo la autoadministración de recursos y de la cuarentena puede parar la epidemia. Su ultimátum es que el Covid-19 no remitirá hasta junio si no se deja a Cataluña a su aire.

Los junteros han visto una ventana de oportunidad para dar un nuevo envite a las tesis independentistas mientras sus socios de ERC se sienten cada día más incómodos con la estrategia de girar la tortilla a cada decisión que se toma desde Moncloa, a la vez que intentan desembarazarse de la etiqueta de ‘servilistas’ que les ha colocado el separatismo más radical. En este juego de equilibrios, han acabado por ceder y sumarse a las reivindicaciones de someter España a un “cierre total”, arrastrados por la contundencia de los neoconvergentes.

La semana pasada, los republicanos presentaron una enmienda, junto a otros partidos regionales, a la prórroga de la cuarentena hasta el 11 de abril, con el fin de que en los próximos 15 días se mantengan sólo los servicios considerados esenciales. El Congreso rechazó este extremo, pero el sábado acabó por imponerse la vía más restrictiva. Por otra parte, Torra contestó al optimismo del Gobierno sobre el pico de infectados que, según el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, está muy cerca, con un demoledor informe en que habla de 13.000 muertos sólo en Cataluña y más de 120.000 afectados. Según este documento, avalado por expertos, la curva de contagios no tocará techo hasta finales de abril, lo que prolongará la crisis hasta entrado el verano.

Apoyado en estos datos, el líder catalán recordaba, en una comparecencia telemática en el Parlament, que reclamó el confinamiento total de Cataluña ya hace más de una semana pero que no se pudo concretar porque con el estado de alarma Sánchez concentra las atribuciones de la Generalitat. El president remarcó que la región es un foco de contagio y que, por lo tanto, se tiene que confinar todavía de manera más restrictiva (cerrar puertos y aeropuertos, además de parar la actividad laboral no esencial), así como la Comunidad de Madrid y algunas otras autonomías. Además, puso en valor que no está solo en estas reclamaciones: los presidentes de Murcia y Andalucía le apoyan. El Gobierno ha acabado claudicando.

El segundo acontecimiento que ha servido a JxCat para arremeter contra Sánchez ha sido la compra de test rápidos defectuosos, 9.000 según el ministerio de Sanidad que dirige Salvador Illa, 50.000 según la Ser. Así, el Govern calificaba de "fracaso" la compra centralizada del material sanitario por parte del Estado, y ha reclamado recuperar la posibilidad de hacerlo desde Cataluña.

"Es una evidencia que la compra centralizada dictada por el Estado, cuando decretaron el estado de alarma, no ha funcionado ni funcionará", dijo la portavoz del Govern Meritxell Budó. Tras asegurar que la Generalitat provee el 90% del material sanitario y el Estado un 10%, pidió al Gobierno que desde las comunidades puedan adquirir directamente el material "por los canales y circuitos que hace tiempo" que tienen establecidos.

"Nadie mejor que los territorios conocemos la necesidades inmediatas y urgentes, y los gobiernos autonómicos tienen circuitos propios para homologar el material y sus proveedores", precisó. Y puso la guinda con el anuncio de la llegada de una primera partida de 50.000 tests de detección rápida del coronavirus gracias a su propia gestión.

El discurso de "Madrid lo hace todo mal y Cataluña todo bien”, según ha descrito la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no se comparte por todos los sectores del independentismo, según fuentes conocedoras. Entre los republicanos, ha encajado muy mal, y algunos sectores del PDeCAT tampoco se sentirían cómodos con la estrategia impulsada exclusivamente desde Bélgica, por Carles Puigdemont, explican las mismas fuentes.

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