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Gabriel Rufián y Joan Tardá acuden a la reunión de la Mesa de partidosEUROPA PRESS

Los sondeos de intención de voto para las elecciones generales del 28 de abril constatan la debacle de los postconvergentes en Cataluña, que se desangran en favor de ERC. Los dos partidos independentistas se medirán en estos comicios y en las municipales del 26 de mayo, que servirán de calentamiento de cara a las elecciones autonómicas catalanas, que con toda probabilidad se convocarán en otoño.

La foto de las encuestas es desoladora para un PDeCAT muy desgastado, al que pasa factura su errático comportamiento en las negociaciones previas al debate sobre los Presupuestos Generales del Estado (PGE), que el Congreso rechazó la semana pasada. Los republicanos podrían robar hasta siete escaños que hasta ahora pertenecían al espacio neoconvergente y avanzar a En Comú Podem como la fuerza más votada en Cataluña el último domingo de abril. Juntos, sumarían unos 20 parlamentarios, pero los hasta 17 que obtendría la formación de Oriol Junqueras contrastan con los apenas tres que sumarían los herederos de CDC.

La división entre el ala dura del partido, que se halla entestada en la confrontación con Moncloa, y los moderados, partidarios del apoyo al PSOE, ha dejado absolutamente quebrada la formación de Carles Puigdemont y Quim Torra. El cisma se fragua, principalmente, entre los diputados en Madrid, liderados por el todavía portavoz en el Congreso, Carles Campuzano -con notables excepciones como la diputada Míriam Nogueras- y el entorno del expresident y president de la Generalitat.

El veto de esta fuerza a los PGE, que ha precipitado el final de la legislatura, debe leerse en clave de victoria de Puigdemont, aseguran fuentes conocedoras, quien "ha forzado su mano desde el extranjero, para mantener viva su llama". Relatan que su postura de oposición al PSOE ha tenido el único objetivo de seguir en el ojo del huracán político, ya que se veía alienado por el juicio a los líderes del procés soberanista, especialmente por el líder de ERC, Oriol Junqueras, en el centro de la atención mediática.

Campuzano y los moderados han alcanzado el límite, exasperados por el autoritarismo del expresident autoexiliado en Waterloo y el motín ya se palpa. De hecho, el actual portavoz declaró su intención de volver a dar su apoyo a Pedro Sánchez, a partir del 29 de abril. Pero primero, el partido debe decidir si concurrirá a las generales como PDeCAT, La Crida -formación que aglutina a los miembros más radicales del PDeCAT, varios independientes y que se sitúa en la órbita de la Assemblea Nacional Catalana (ANC)- o Junts per Cataluña. La presión del expresident es ahora mismo absoluta y es probable que acabe por imponer su criterio y, por ende, La Crida, por lo que el grupo de Campuzano resultará perdedor.

EL DILEMA DE ERC

ERC, por otra parte, ha mostrado una postura mucho más unitaria frente a las cuentas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En este partido también hay dos bandos, los contrarios a cualquier tipo de negociación si no es a cambio de que acabe lo que ellos consideran represión del Estado, encarnada en el juicio del 'procés' que se desarrolla el Supremo, y los llamados posibilistas.

Estos últimos, sin embargo, han mantenido un perfil bajo y se han plegado sin aspavientos al discurso del Junqueras que, durante las negociaciones de las semanas pasadas, fijó su línea roja en el juicio del procés. Pero a largo plazo, el partido sabe que la estrategia a seguir es la de los primeros: ampliar la base de votantes y planear una jugada a años vista y que pase por buscar pactos de izquierda (En Comú Podem y hasta el PSC) a la par que siguen trabajando por un referéndum de autodeterminación.

Este flanco del partido debe, no obstante, soltar lastre. "Es necesario que rompan de una vez por todas con Puigdemont", comenta el politólogo Ernesto Pascual. El experto señala que, una vez pasados los comicios de la primavera, los republicanos deberán plantearse seriamente romper su pacto con el PDeCAT. Las diferencias entre ambos partidos son, a estas alturas, prácticamente insalbables y, en cuanto se conozca la sentencia del procés, muy probablemente se precipiten los acontecimientos que deriven en un adelanto electoral entre octubre y noviembre.

Este abril, en las listas para las generales repetirán los diputados y portavoces Joan Tardà y Gabriel Rufián, mientras que en las municipales ya han empezado a romper la unidad del bloque soberanista. Pelearán con toda la artillería frente a Junts per Catalunya (o La Crida) por plazas tan importantes como el Ayuntamiento de Barcelona.

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