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El presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el expresidente Carles PuigdemontGENERALITAT - Archivo

El PDeCAT de Madrid está a punto de provocar un cisma en el partido que lo lleve a una auténtica rebelión contra el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont. El ala más moderada de los postconvergentes, encabezada por el portavoz de la formación en el Congreso de los Diputados, Carles Campuzano, ha alcanzado el límite, azuzada por el autoritarismo del expresident autoexiliado en Waterloo. Hasta habían llegado a sopesar arrancar el motín en las votaciones a las enmiendas de los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

No obstante, han acabado por respaldar el veto que la formación registró el 8 de febrero. El cómo presentó su enmienda a la totalidad ya presagiaba la tormenta que lleva semanas desatada en el seno del partido: a última hora y sin nadie que se quisiera figurar en la foto. Una desgana que reflejaba lo que ocurría a puerta cerrada: Campuzano plantaba cara a Puigdemont.

O al menos lo intentaba. Al final, el partido ha decidido mantener las apariencias y se ha impuesto la disciplina de voto, entre otras cosas porque el portavoz del PDeCAT en el hemiciclo "no ha tenido la presencia de ánimo para desafiar al líder postconvergente", aseguran fuentes cercanas al PDeCAT. Explican que la guerra que se ha librado por las cuentas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dejado el partido completamente quebrado.

El veto de esta fuerza debe leerse en clave de victoria de Puigdemont, prosiguen, quien "ha forzado su mano desde el extranjero, para mantener viva su llama". Relatan las mismas fuentes que ha buscado la confrontación con Moncloa con el único objetivo de seguir en el ojo del huracán político, ya que se veía alienado por el juicio a los líderes del procés soberanista, especialmente por el líder de ERC, Oriol Junqueras, en el centro de la atención mediática.

Este personalismo ha exasperado a Campuzano y a sus compañeros de bancada, especialmente a aquellos que no están integrados en el nuevo partido del expresident y el diputado Jordi Sánchez, La Crida, una formación que aglutina a los miembros más radicales del PDeCAT, varios independientes y que se sitúa en la órbita de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Por contra, se alinean con Campuzano y el sector que apostaba por el diálogo otros partidarios de la llamada vía posibilista, como el presidente del PDeCAT, David Bonvehí, o la consellera de Presidència, Elsa Artadi.

LAS LISTAS DE LAS MUNICIPALES

Esta última ha sido una de las voces cantantes de las negociaciones con Moncloa y, con toda seguridad, cruzará la Plaza Sant Jaume en breve para figurar como número dos de la lista para la alcaldía de Barcelona. Detrás de este movimiento está, de nuevo, la pugna interna. La realidad es que "no se aguanta con el President de la Generalitat", Quim Torra, explican fuentes parlamentarias.

No será la última batalla que se librará en la configuración de las listas municipales. Las elecciones del 26 de mayo servirán a Puigdemont para seguir imponiendo su liderazgo y los rebeldes del PDeCAT tiene pocas opciones después de haber perdido en su apuesta por los PGE. "Sopesan si seguir con su rebelión o si reconocer la victoria del expresident e integrarse en La Crida", cuentan a Bolsamanía.

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