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Calabaza de Halloween.

Halloween está a mes y medio, pero los inversores ya se comportan como si hubiesen visto un fantasma. Al menos, según la Asociación Americana de Inversores Individuales (AAII, por sus siglas en inglés), que lleva midiendo el sentimiento minorista desde 1987. La conclusión es clara: el pesimismo se ha apoderado de ellos.

¿Qué es lo que más temen? Keith Lerner, estratega jefe de mercados en Truist Advisory Services, señala sus tres grandes miedos y explica por qué son infundados.

El primero es la idea de que ya hemos alcanzado el pico del crecimiento económico. Concretamente, en EEUU. Nada más lejos de la realidad. Según Lerner, "ahora esperamos que la economía del país crezca un 6,2% este año y otro saludable 4,5% el que viene, cifras que seguirían siendo el doble aproximadamente de antes de la pandemia".

La segunda gran nube que amenaza con chubascos a los minoristas es, según este estratega, el más que probable e inminente 'tapering' de los bancos centrales, en este caso, de la Reserva Federal (Fed). Sí, Lerner reconoce que la cosa pinta mal, pero recuerda que, en cualquier caso, los hombres de Jerome Powell seguirán comprando bonos el próximo año y la economía de EEUU es mucho más fuerte ahora que durante el 'tapering' de 2013.

En tercer y último lugar encontramos la posible subida de impuestos, tanto para inversores como para empresas, que está considerando el Congreso de EEUU. El consenso, según este experto, anticipa que el impuesto sobre las compañías pasará del 21% al 25% y, el de los que ganen capital a través de sus inversiones, del 20% al 25%, siempre y cuando ingresen más de 400.000 dólares mediante esta actividad.

Incluso en este caso, Lerner asegura que no hay una correlación entre el impacto de este tipo de reformas sobre los retornos del mercado y el crecimiento macro. Sin ir más lejos, en la década de los años 50 se vivió el mejor rendimiento bursátil en 70 años y un robusto ecosistema económico pese a estar en un entorno de altos impuestos.

Al revés, en los años 2000, vimos con nuestros propios ojos estallar la burbuja de las puntocom y, más tarde, la crisis financiera mundial del 2008, pese a vivir en un entorno de impuestos bajos. "No estamos diciendo que los impuestos no importen, simplemente alegamos que es otro de los muchos factores que influyen en los retornos del mercado", defiende Lerner.

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