• El Brexit se suma a la guerra comercial, a la inversión de la curva y al desplome de la deuda privada
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La sangría en la bolsa no termina. El Ibex sufrió el jueves la mayor caída del año, el viernes demostró que no tenía fuerza para rebotar y este lunes volvió a hundirse a mínimos del año. Esta vez, la excusa fue el retraso de la votación del Brexit, igual que la semana pasada fue la detención de la directiva de Huawei. Más allá de los pretextos, ha cambiado algo sustancial: los inversores han pasado de comprar en las caídas a vender en las alzas. Y así es muy difícil subir, más allá de rebotes puntuales.

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Este giro es muy importante porque evidencia una absoluta pérdida de confianza en el mercado. Desde el comienzo de la larga tendencia alcista en Wall Street (Europa es otra historia), los inversores estaban con el fusil cargado esperando las correcciones para comprar. De esta manera, se construyó una sucesión de mínimos crecientes (definición técnica de tendencia alcista) que llevó a sus índices a máximos históricos.

Desde ahí, han pasado al extremo contrario -en un movimiento pendular, como es habitual en los mercados-: ahora aprovechan los rebotes para descargar esas acciones compradas en la subida. De esta forma, las recuperaciones cada vez son más limitadas (máximos decrecientes), lo que define una tendencia bajista. Una caída que puede prolongarse bastante, como alertó Bolsamanía este fin de semana.

¿Por qué hemos pasado de un extremo a otro? Los analistas insisten en que es un movimiento exagerado por que no hay motivos fundamentales para caer así; de hecho, nadie habla de recesión en sus previsiones para 2019. Pero el mercado se basa en la confianza, y los inversores la han perdido. Al menos, de momento.

¿Y por qué la ha perdido? Por un lado, porque el escenario geopolítico está lleno de incertidumbres: Brexit, guerra comercial, Italia, emergentes... Pero no parece suficiente para este movimiento tan violento. Más peso tienen cosas como la inversión de la curva de tipos en EEUU -es decir, que los tipos a corto plazo estén más altos que los tipos a largo- y la caída del petróleo, elementos que suelen anticipar recesiones.

EL MERCADO DE CRÉDITO ANUNCIA LO PEOR

Por si esto fuera poco, tenemos otro elemento normalmente muy fiable para adelantar tendencias bajistas en la bolsa: el mercado de renta fija privada (deuda de empresas) en Estados Unidos. Estos activos han sufrido un verdadero desplome tras alcanzar niveles de burbuja, según algunas boutiques de inversión. Y cuando el mercado de crédito cae, la bolsa suele ir detrás.

Peter Cecchini, de Cantor Fitzerald, afirma que "nuestra actitud hacia la bolsa se ha movido de 'comprar en las caídas' a 'vender en las subidas'". "Si no estoy positivo en el mercado de crédito, entonces no estaré positivo en la renta variable", añade. Y no, no está positivo en crédito: a su juicio, la desaceleración económica y un endurecimiento de los préstamos mantendrán el estrés actual hasta bien entrado 2019.

El drama es que en Europa este movimiento no llega después de una subida como la de EEUU, sino que el año ya registraba pérdidas y el Ibex está a un 80% de su máximo histórico. "Europa puede bajar sin Wall Street pero es muy difícil que suba sin ella. El famoso 'decoupling' se da solo cuando Europa baja, pero no cuando lo hace América", comentan desde una de las mayores gestoras internacionales.

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