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Jerome Powell, presidente de la Fed-/Federal Reserve /dpa - Archivo

Jerome Powell lo tiene claro. "La economía no volverá pronto a su nivel anterior al virus", comentó el banquero central durante la rueda de prensa posterior a la reunión sobre política monetaria que mantuvo la Reserva Federal (Fed) este miércoles. "Es el mayor choque económico que he visto en mi vida", reconoció. Por ello, prometió dinero barato y liquidez ilimitada a Wall Street "hasta que sea necesario".

Durante los próximos doce meses, Estados Unidos se enfrenta a un desafío sin precedentes y encara tres grandes incertidumbres, explicó Powell. La primera de ellas tiene que ver con la propia naturaleza de la pandemia. "No sabemos hasta cuándo durarán las medidas de confinamiento, ni tampoco si se producirá una segunda oleada o cuándo se encontrará una vacuna", afirmó.

El segundo problema es el daño irreparable que puede provocar el cierre de la economía sobre determinados sectores del tejido productivo de la economía americana. Si el parón se alarga demasiado y la recesión es prolongada, pueden producirse "efectos negativos a medio plazo" sobre "el desempleo de larga duración y por las insolvencias de muchas empresas", advirtió Powell.

Además, otro asunto que preocupa al banco central es la pérdida de confianza de los consumidores, que afectará al gasto de las familias y que es el auténtico pulmón de la economía americana. "Puede haber cambios en el comportamiento de los consumidores por las medidas de distanciamiento social que todavía son muy difíciles de calibrar", indicó.

Por último, mencionó que otro gran riesgo es la "dimensión global de este fenómeno", que está afectando al conjunto de la economía mundial y puede ser "muy negativo para la recuperación de la economía a medio plazo".

"Las siguientes fases que afrontamos son muy inciertas. No volveremos rápidamente a donde estábamos antes. Llevará algún tiempo volver al nivel anterior de máximo empleo", aseguró Powell. Según los datos publicados hasta ahora, la economía estadounidense ha destruido más de 26 millones de empleos en las últimas cuatro semanas, más que durante la crisis financiera de 2008 y 2009.

En su comunicado, la Fed también hizo referencia a que la demanda más débil y los precios del petróleo significativamente más bajos "están frenando la inflación de los precios al consumidor" y "las interrupciones en la actividad económica aquí y en el extranjero han afectado significativamente las condiciones financieras y han afectado el flujo de crédito a los hogares y empresas estadounidenses".

Por ello, pidió al Gobierno federal y a los estados que aprueben medidas para apoyar a los consumidores, a las empresas y a los trabajadores, con el objetivo de evitar un daño mayor a la economía a largo plazo.

"Hacen falta más medidas para proteger a las empresas y a los consumidores, evitar quiebras y apoyar a las familias", ha asegurado Powell. "El Congreso ha tomado medidas rápidas, pero es muy posible que hagan falta más".

Y constató que la política monetaria es "apropiada por el momento", aunque no descartó aplicar más estímulos porque "es algo que estamos analizando". "Haremos todo lo que podamos e iremos hasta el límite legal de todas nuestras atribuciones", concluyó.

Por último, cuestionado sobre si Wall Street ha subido demasiado por los inmensos estímulos aplicados, Powell ha dicho que su preocupación es que "los mercados financieros y de crédito funcionen". Por ello, no se plantea ni por un momento retirar las medidas de estímulo ni subir los tipos. "No tenemos ninguna prisa", zanjó ante los periodistas.

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