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Jerome Powell, presidente de la FedStefani Reynolds - Archivo

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) tendrá que lanzar un nuevo bazuka monetario para contener el Covid. Eso es lo que comienzan a anticipar los analistas tras la última reunión celebrada por el banco central americano, que no deparó novedades, en línea con los pronósticos, al celebrarse justo tras las elecciones presidenciales.

"Independientemente de los resultados finales de las elecciones estadounidenses, la ausencia de una Ola Azul (gran victoria demócrata con control del Senado) reduce el tamaño y el alcance prospectivos del estímulo fiscal futuro", afirma Kathy Bostjancic, economista jefe para USA de Oxford Economics.

"Por tanto", añade, "los legisladores de la Fed podrían decidir acelerar el ritmo de la QE para aliviar aún más las condiciones financieras, a fin de respaldar la economía en los próximos meses, especialmente en medio de un aumento en los casos de virus".

"Seguimos pensando que se avecina una QE más rápida, ya sea en respuesta a la necesidad de financiar rápidamente nuevos estímulos; o simplemente porque la Fed tiene que hacer algo ante la inacción del Congreso y el aumento de los casos de Covid", opina en la misma línea Ian Shepherdson, economista jefe de Pantheon Macroeconomics.

"La acción fiscal y monetaria conjunta sería mejor, pero eso no quiere decir que una no pueda suceder sin la otra", añade este experto. No obstante, Jerome Powell aseguró en rueda de prensa que "luchar contra esta crisis no es sólo cosa de la Fed, sino de todo el Gobierno en su conjunto".

Por ello, apostó por una respuesta coordinada, tanto desde el banco central vía estímulos monetarios, como del Congreso mediante medidas fiscales y del lado sanitario, al conseguir frenar la pandemia o desarrollar una vacuna.

"Anticipamos que la Fed continuará la QE hasta que inicie la subida de las tasas de interés, lo que pronosticamos que no ocurrirá hasta mediados de 2024", añade Kathy Bostjancic. Actualmente,el banco central está comprando activos (deuda y bonos hipotecarios) valorados en 120.000 millones de dólares; y su plan es seguir, al menos, con esa cantidad.

"La política fiscal es absolutamente esencial para luchar contra la crisis y ha sido muy buena hasta el momento en Estados Unidos", ha comentado el banquero central, que no obstante ha evitado pedir justo ahora más estímulos fiscales, tras la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos antes de las elecciones.

Sobre las compras de activos, comentó que "están funcionando bien, tanto para reducir las tensiones financieras como para impulsar la actividad económica", por lo que la Fed no contempla reducirlas. "Es un gran apoyo para los mercados, así que continuará", concluyó.

Este jueves, el Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés) cumplió las previsiones y aumentó su programa de compra de activos en 150.000 millones de libras, hasta 895.000 millones. Los analistas anticipaban una nueva ronda de estímulos de 100.000 millones de libras esterlinas ante la dureza de la segunda ola del Covid en Reino Unido.

Algo similar anticipa el mercado para la reunión de diciembre por parte del Banco Central Europeo, así que, una vez que se disipe la incertidumbre electoral en Washington (la fecha límite para nombrar presidente es el 20 de enero), la Fed tendrá vía libre para volver a sacar su artillería monetaria.

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