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Los riesgos a los que se enfrenta la banca europea.

Las tendencias de calificación crediticia de los bancos se han estabilizado en 2021, según S&P, que espera que esta situación continúe durante 2022. Sin embargo, enmarcados por unas perspectivas macroeconómicas positivas, existen una serie de riesgos para el sector europeo a tener en cuenta.

“Alrededor del 74% de los bancos tienen una perspectiva estable, con un 12% de perspectivas negativas y un 14% de perspectivas positivas”, sostienen estos analistas, que creen que es poco probable que el sesgo de las perspectivas netas de las entidades mejore de forma sostenida. Sin embargo, muchas calificaciones tienen margen para consolidarse. “La capacidad de los bancos para divergir positivamente de la fortaleza financiera de los sectores empresarial y doméstico es limitada a largo plazo”, sentencian.

El sector se encuentra en un contexto positivo debido a que sus balances están en una situación “razonablemente buena” de cara a 2022, por lo que podrá “amortiguar” los vientos en contra. “El capital bancario se ha reforzado considerablemente desde la crisis financiera mundial y la calidad de los activos ha mejorado”, afirman.

Los bancos de todo el mundo, según S&P, comparten este contexto. Asimismo, la transformación digital es uno de los principales retos a los que se enfrentan. “Los rezagados necesitan acelerar aún más para abordar las debilidades estructurales y de infraestructura para seguir siendo viables a largo plazo”.

LA DIGITALIZACIÓN Y EL COVID

De hecho, sus expertos creen que el paso hacia las economías sin efectivo “se está acelerando” al tiempo que aumenta el pago por móvil y el uso de las tarjetas. “Los bancos reaccionaron rápidamente a los cierres reforzando sus productos y servicios digitales”, argumentan.

Así, esperan que más entidades usen la nube para sus operaciones debido a los picos de uso que experimentarán. “Prevemos que los segmentos de la banca corporativa y de inversión y de la gestión de activos experimenten cada vez más tendencias similares”, afirman.

Todas estas evoluciones se hacen con la intención de adaptarse a las necesidades de un cliente que cambia con mayor facilidad de entidad. “Las soluciones digitales y la infraestructura de mercado serán mucho más diversas, pero las relaciones personales seguirán desempeñando un papel importante”.

“El auge de las criptomonedas ha puesto el foco en las soluciones de blockchain, que ofrecen el potencial de aumentar la eficiencia al reducir o eliminar la necesidad y el papel de los intermediarios para ejecutar las transacciones tanto en los mercados primarios como en los secundarios. Los debates sobre las monedas digitales de los bancos centrales se están intensificando”, creen.

CONTEXTO MACROECONÓMICO Y LOS BANCOS

Las medidas que han tomado los políticos para atenuar el golpe que ha supuesto el coronavirus en la economía todavía perdurarán en el tiempo. El problema, para estos analistas, es que se eliminen de forma desigual en el mundo. Es el caso de la aplicación de Basilea III, que ha retrasado su aplicación en algunas jurisdicciones. Ocurre lo mismo con las ayudas públicas, con los responsables políticos del G-20 aún más cautos a la hora de quitarlas.

Con todo ello, y pese a la aparición de Ómicron, las economías europeas seguirán expandiéndose a un ritmo sólido en 2022. Creen que el PIB de la Unión Europea crecerá al 4,4% y el de Reino Unido al 4,6%. Los cuellos de botella de la oferta y el aumento de los costes de energía y del transporte se reducirán paulatinamente, según sus modelos.

Esto trae consigo que las condiciones de financiación sigan siendo favorables, con una presión inflacionista que irá a menos conforme avance 2022. “No prevemos que el BCE suba los tipos hasta principios de 2024”, dicen desde S&P, aunque ven que el Banco de Inglaterra actuará el próximo año.

LAS CLAVES

Desde S&P declaran que las provisiones crediticias “se mantendrán contenidas, incluso si surgen nuevos problemas de calidad de los activos a causa de la pandemia” y que la rentabilidad final solo mejorará “modestamente”, debido a que “seguirá siendo estructuralmente débil en muchos mercados por la persistencia de los tipos bajos, la eficiencia subóptima y el exceso de capacidad”.

La capitalización podría disminuir moderadamente a medida que se recuperen los dividendos a los accionistas y los grandes bancos sientan menos presión por la aplicación de las reformas de Basilea III, que se han retrasado (hasta enero de 2025) y suavizado”, afirman al respecto.

LOS RIESGOS

En el informe, los analistas de la entidad sostienen que el sector bancario europeo se enfrenta a cuatro riesgos que pueden marcar el devenir del próximo año.

Por un lado, la interrupción de la recuperación económica. Ya se ha visto que Ómicron es capaz de provocar un gran desbarajuste en los mercados, y un “muy probable” aumento de las infecciones o una disminución de la eficacia de las vacunas podría provocarlo de nuevo.

La inflación es otro punto a tener en cuenta. Pese a que los modelos marcan que se reducirá, los temores a que persista son cada vez mayores. Una presión de los precios que se mantenga a lo largo de 2022 puede provocar que las autoridades monetarias actúen antes de tiempo provocando un endurecimiento de las condiciones de financiación y turbulencias financieras.

Por otro lado, una de las claves a tener en cuenta fuera de la pandemia es la digitalización y la adaptación de los modelos de negocio de las entidades. Una mala transformación o el no llegar a tiempo para mejorar su rentabilidad es un riesgo a tener en cuenta por parte de S&P.

Por último, la distorsión de los precios ajustados al riesgo y la acumulación de burbujas de activos es otro de los puntos a vigilar, especialmente en el mercado inmobiliario, porque una crisis en este sector puede dañar los balances de la banca.

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