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¿Influirán en las bolsas en 2024 las tendencias que les han dado soporte este año? A esa pregunta intentan responder los estrategas de AJ Bell en uno de sus últimos informes, en el que explican que en 2023 "las acciones tecnológicas subieron (impulsadas por narrativas orientadas a la IA), las acciones tuvieron un buen año (excepto en el Reino Unido, Hong Kong y China), los bonos se recuperaron con fuerza a medida que los rendimientos se hundieron en la segunda mitad del año, el oro aumentó y el Bitcoin se volvió loco".

Ahora, dice Russ Mould, director de inversiones de la firma, es momento de hacer balance y ver si las cinco tendencias claves que "ayudaron a dar forma a los mercados financieros este año pueden seguir ejerciendo influencia en 2024 y más allá". ¿Cuáles son?

1. Caída de los precios del petróleo y del gas

"El aumento de los precios del petróleo, y especialmente del gas natural, en 2022 a raíz de la invasión rusa de Ucrania puso a los mercados en alerta", dice el experto. Y es que las subidas se consideraban malas "para la inflación (e incluso para los precios de los alimentos, dado que el diésel y los fertilizantes son dos componentes importantes de los costes de cualquier explotación agrícola), para el crecimiento (ya que funcionan como un impuesto sobre los bolsillos de los consumidores y presionan los márgenes de beneficio de las empresas), y para las apretadas finanzas de los gobiernos, dados los numerosos subsidios al combustible y la energía que se implementaron".

Mould considera que si se hubiese sabido de antemano que habría una guerra en Oriente Medio en 2023, "el resultado bien podría haber sido pánico, dado que acontecimientos similares provocaron importantes subidas de los precios del petróleo en los años 1970". Sin embargo, en esta ocasión la historia no se ha repetido.

"Ni siquiera los recortes de producción de la OPEP+ han respaldado los precios de los hidrocarburos, ya que la producción de esquisto estadounidense ha aumentado este año", resalta el estratega de AJ Bell, que cree que la cuestión ahora es ver si la debilidad del precio del petróleo se debe simplemente a un aumento de la oferta estadounidense o a una debilidad más amplia de la demanda. "Si es lo primero, entonces todo muy bien. Si es esto último, entonces el panorama económico puede no ser tan claro después de todo", apunta.

2. Enfriamiento de la inflación

Sobre la inflación, Mould comenta que los precios más bajos del petróleo y el gas "han ayudado a aliviar la inflación y aumentar la confianza de los mercados en que lo peor ya pasó". La prueba ahora es "si tendremos una repetición de la década de 1970, cuando la inflación golpeó en tres grandes olas". ¿Qué ocurrió entonces? Pues que la inflación dejó a los mercados tocados a medida que se establecían espirales de salarios y precios, con el aumento del precio del petróleo en 1973 después de la guerra de Yom Kippur, y también en 1979, cuando cayó el Shah de Irán del poder.

3. Desaceleración del impulso de las subidas de los tipos de interés

"Los precios más bajos de la energía y el enfriamiento de la inflación significan que los bancos centrales occidentales parecen estar deteniendo un ciclo brusco de aumentos de los tipos de interés, mientras que algunas autoridades monetarias de los mercados emergentes están comenzando a reducir los costes generales de endeudamiento", señala el analista de la firma británica.

Esto ha provocado que entre los inversores crezca la esperanza de que el giro a tipos más bajos esté cerca. En Estados Unidos, los mercados están descontando ahora cinco recortes de tipos de interés de un cuarto de punto en 2024, y en el Reino Unido los inversores descuentan cuatro, de forma que los costes de endeudamiento serán del 4,25% para la próxima Navidad.

Tanto la Reserva Federal como el Banco de Inglaterra han intentado enfriar los ánimos, ya que mantienen que hablar de recortes aún es prematuro porque la inflación sigue en niveles elevados, pero lo cierto, recuerda Mould, es que los rendimientos de los bonos del Tesoro y de los bonos a dos años "están bajando (y tienden a adelantarse a los bancos centrales entre seis y nueve meses)".

"Los tipos de interés más bajos significan menores rendimientos del efectivo y (normalmente) menores rendimientos de los bonos, lo que ayuda a aumentar el atractivo relativo de otras clases de activos, como las acciones", detalla. En cualquier caso, incide, ahora los bancos centrales deben cumplir en 2024 el guion esperado "para mantener contentos a los mercados de acciones y bonos".

4. EEUU sustenta el crecimiento global

Por otro lado, Mould señala que en 2023 "no se ha materializado la recesión global que tanto se temía, "a pesar de la decepcionante recuperación post-Covid de la segunda economía más grande del mundo, China". Y esto se debe a que la economía más grande del mundo, Estados Unidos, ha "tomado el relevo", incluso enfrentándose a la crisis bancaria de la primavera, gracias a un consumidor "todavía confiado" y la 'Bidenomics', mientras el gobierno "gastaba mucho" en chips y en la Ley de Reducción de la Inflación.

"La última ruptura del techo de deuda de Estados Unidos no detuvo ese gasto y es poco probable que el presidente Biden cierre el grifo antes de las elecciones de noviembre, pero la tasa de ahorro de los consumidores está disminuyendo y el déficit de Estados Unidos se está disparando", avisa el analista de AJ Bell. "Sigue existiendo el riesgo de que ambas tendencias generen vientos en contra y no de cola, lo que debería desacelerar su gasto", comenta.

5. Debilidad de los flujos comerciales mundiales

En último lugar, comenta que la deslocalización estadounidense de tecnologías clave, para reforzar las cadenas de suministro y reducir la dependencia de China, es "una importante tendencia geopolítica y económica que seguramente se mantendrá".

Queda claro que la economía estadounidense "está sintiendo los beneficios" y la de China "está sufriendo las consecuencias". "Las tensiones siguen siendo elevadas y los flujos comerciales mundiales siguen siendo moderados, lo que normalmente no es una buena señal para el crecimiento económico mundial", destaca a continuación.

Y Mould afirma que cualquier otra disputa comercial y arancelaria en 2024 "puede no ser útil, ya que las perspectivas globales pueden ser más delicadas de lo que los mercados bursátiles piensan actualmente".

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