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Fachada del edificio de la Bolsa de Madrid Marta Fernández Jara - Europa Press

Los inversores españoles han aprendido a convivir con la dura realidad de que las acciones hispanas siempre caen más cuando las bolsas mundiales se derrumban y siempre suben menos cuando hay un gran rebote o una gran tendencia alcista como la de los últimos años.

Una prueba más de este frustrante comportamiento ha sido el desplome del Ibex desde los máximos anuales, superior al 40%, y su rebote posterior, inferior al 20%. Por su parte, Wall Street registró una caída media superior al 30% hasta los mínimos de marzo, pero el gran rebote posterior ha sido del 30%. Del mismo modo, las acciones europeas en su conjunto cayeron de media un 30% y han rebotado más del 20% hasta los máximos de abril.

¿Cuáles son las razones para explicar el decepionante comportamiento del Ibex frente a las grandes bolsas europeas y americanas? "La zona del euro es en una infraponderación estructural, ya que es probable que su política fiscal se endurezca antes que en otras regiones, lo que creará presiones potencialmente insostenibles sobre el euro", afirman los analistas de Credit Suisse.

La falta de una respuesta fiscal más poderosa por parte de la Unión Europea, debido a la negativa de los países ricos, es un factor que los inversores tienen muy en cuenta. "Estamos sobreponderando países con autonomía fiscal y monetaria, como Reino Unido, Suecia, Suiza y Noruega", afirman desde el banco suizo.

Otras razones que dan estos analistas son la fortaleza del euro frente al dólar, debido a que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) está aumentando su balance tres veces más rápido que el Banco Central Europeo (BCE), y "una mayor presión social para recortar los dividendos en Europa frente a otras regiones".

Este factor es especialmente relevante en el caso del Ibex, ya que todos los bancos españoles han recortado, aplazado o cancelado sus dividendos. Mientras, en Wall Street no existe esa presión sobre los bancos y ninguno ha recortado su dividendo.

Por último, Credit Suisse menciona la falta de "campeones digitales" en Europa, algo aún más destacado en España, que no cuenta con ningún gran grupo tecnológico de escala mundial, salvo Amadeus, cuya exposición al turismo y las aerolíneas ha provocado el hundimiento de sus acciones.

Otro gran factor para explicar la debilidad de las acciones españolas es la terrorífica situación económica que afrontará España en los próximos meses. Su principal motor en los últimos años, el turismo, va a ser el más afectado por la pandemia del Covid-19. Y la posición fiscal española es, junto a la de Italia, la más problemática de la zona euro.

Desde el Instituto Internacional de Finanzas (IIF por sus siglas inglesas), destacan la misma cuestión. "Es probable que las medidas fiscales tomadas por Estados Unidos amortigüen las consecuencias adversas del Covid-19 mientas Japón y la zona euro pueden ver recesiones más profundas y recuperaciones más lentas" por sus menores estímulos, afirman sus expertos.

El estímulo fiscal elevará la deuda del Gobierno americano del 80% al 110% del PIB, con déficits presupuestarios más amplios casi totalmente financiados por compras sustanciales de la Fed, que solo en abril ya superaron las compras de las tres rondas de estímulos QE aprobadas para combatir la crisis financiera.

"No se espera que Japón ni la zona euro utilicen el estímulo fiscal de manera tan agresiva, mientras que sus bancos centrales también están adoptando un enfoque más conservador para las compras", afirman.

El Gobierno ha remitido a la Comisión Europea el Programa de Estabilidad 2020-2023 con una importante revisión de las previsiones. El Ejecutivo prevé que el Producto Interior Bruto (PIB) se desplome un 9,2% en 2020 y que la tasa de paro se dispare hasta el 19%, mientras que para 2021 estima un repunte del 6,8% en 2021 y un descenso de la tasa de paro al 17,2%.

Con estas previsiones, muchos analistas ya comienzan a hacer quinielas sobre cuándo acudirá España al fondo de rescate europeo y nadie descarta que se produzca una crisis de deuda soberana pese al apoyo del BCE. Así las cosas, las acciones españolas seguirán bajo presión vendedora en los próximos meses.

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