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No hay ni un alma en los mercados que acabe de tenerlas todas con el acuerdo comercial entre China y EEUU que se anunció "de forma poco ortodoxa" a finales de la semana pasada, avisan los expertos. Si bien el aplazamiento de los aranceles que se esperaban para el 15 de diciembre ha sido motivo de celebración y las bolsas mundiales disfrutan de un rally de Navidad, muchas voces avisan de que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. El acuerdo de fase uno, aunque pendiente de firma, parece un hecho, pero varios son los baches del camino hacia una fase dos que pocos esperan en 2020.

Si bien es cierto que, hasta la fecha, las dos primeras potencias mundiales nunca antes habían mostrado tanta contundencia en escenificar la existencia de un pacto, "sí que es cierto que ya se había asegurado con anterioridad la inminencia de acuerdos que nunca llegaron a rubricarse, por lo que todavía queda margen para la sorpresa", advierte Aitor Méndez, analista de IG Markets.

Pero los inversores se han dejado llevar por el efecto de sentirse reconfortados porque se haya completado esta primera etapa. "Esto ha desvanecido las preocupaciones sobre los recientes comentarios del presidente de los EEUU, Donald Trump, de que se sentiría cómodo a pesar de que no se pudiera firmar un acuerdo antes de las elecciones estadounidenses de 2020", explica Richard Hunter, experto de Interactive Investor.

Es innegable, para los expertos de Danske Bank, que esto son "buenas noticias", ya que suponen un punto de infelxión en el conflicto hacia una paulatina "desescalación". No obstante, ponen el acento en que "los negociadores de ambos lados han enviado señales contradictorias que sugieren que no todo es un camino de rosas y que hay claroscuros en el pacto".

Primero, subrayan los analistas del banco danés que "el proceso de anunciar el acuerdo fue poco ortodoxo y parecía muy descoordinado". Todo comenzó con un tuit de Trump el jueves anticipando que ambas potencias estaban muy cerca de un "gran negocio", seguido por fuentes cercanas a las conversaciones que afirmaron que se había llegado a cerrar el ansiado tratado de primera fase. Sin embargo, China guardó silencio durante todo el viernes hasta que se celebró una conferencia de prensa nocturna (hora de Pekín) donde confirmaron que se había alcanzado dicho acuerdo.

En segundo lugar, los economistas del banco con sede en Copenhague comentan que "es inusual anunciar un tratado antes de que se haya completado todo el texto legal del mismo", lo que añade más sospechas "a la sensación de que no fue orquestado".

Tercero, argumentan, se ha notado la falta de consenso en un área crucial como la de la reducción de los impuestos adicionales que se han añadido durante los 18 meses que ha durado el conflicto. El viceministro chino de Comercio, Wang Shouwen, declaró que "eliminar los aranceles es la principal preocupación de China" y que el acuerdo de la primera fase incluyó la eliminación de los impuestos a las exportaciones por etapas.

Sin embargo, en un comunicado emitido poco después, el Representante de Comercio de EEUU, Robert Lighthizer, anunció que solo habría una reducción arancelaria del 15% al ​​7% en una serie de importaciones chinas por valor de 120.000 millones de dólares en áreas como fabricación, agricultura, servicios, energía y similares. Más tarde, agregó que Washington no había prometido una futura reducción de los aranceles y agregó que sería prudente ser escéptico sobre si China cumpliría ciertos acuerdos.

ACUERDO DE FASE DOS

Así, conviene extremar la cautela ya que el proceso no se ha cerrado. "El siguiente paso a tener en cuenta es la finalización del texto legal y la firma del mismo a principios de enero", prosiguen desde Danske Bank. Luego, ambas partes pasan a la fase dos, que resultará mucho más difícil", comentan. "Sin embargo, con las elecciones en EEUU cada vez más cerca, no esperamos ver otra escalada del conflicto en 2020, aunque esperamos algunos baches en el camino", redondean.

Hunter, por su parte, augura que las conversaciones comerciales "continuarán dominando los titulares hasta el momento en que se encuentre una resolución final de algún tipo". Las dificultades para alcanzar el acuerdo actual sumadas a las recientes declaraciones del presidente de los Estados Unidos contra países como Argentina, Brasil y Francia "han aumentado las preocupaciones de que haya guerra comercial para rato que igualmente frenen el crecimiento económico global", añade.

A modo de colofón, Méndez deja caer que "de igual modo, aunque se trata de buenas noticas para el conjunto de la economía mundial, lo cierto es que podrían no serlo tanto para la Unión Europea, ya que, si Trump considera cerrado al menos encauzado el frente chino, podría lanzarse ahora a abrir un nuevo frente de disputa con el Viejo Continente".

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