• Saracho nombra a Ignacio Sánchez Asiaín nuevo consejero delegado del banco
  • Miguel Escrig, ex director financiero de Telefónica, ocupará esa posición en Popular
  • El histórico Vitalino Nafría se incorpora también al consejo de administración
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Emilio Saracho, presidente de Popular.Archivo Bolsamanía
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El nuevo estilo de Emilio Saracho se nota en Banco Popular. Va camino de marcar tendencia en materia de gobierno corporativo en España. Como ya hizo en febrero, tras la celebración de otra Junta General de Accionistas (JGA) extraordinaria en la que se aprobó su nombramiento, Saracho ha vuelto a tomar las decisiones clave del día tras terminar el trámite con sus accionistas. Entre ellas, el nombramiento de Ignacio Sánchez Asiain como nuevo consejero delegado y de Miguel Escrig como director financiero de la entidad que preside. Saracho también ha aceptado la inesperada dimisión de Roberto Higueras, exvicepresidente del banco, como consejero y ha propuesto para el sillón vació a Vitalino Nafría, un histórico de la banca española tras su paso por BBVA.

De esta manera, Saracho ha finalizado el vuelco en la cúpula directiva del banco después de atender, de forma áspera e incluso bronca, a algunos de los accionistas del Popular que se presentaron en la Junta para pedir explicaciones por la reformulación de cuentas del banco y la dimisión de Pedro Larena como consejero delegado, que se vio obligado a asistir y dar un discurso bajo la atenta mirada de Saracho. “No ha habido ajuste de cuenta, los dos sabemos que no le he cesado”, dijo ante el auditorio IFEMA de Campo de las Naciones en Madrid.

En la reunión con los actuales dueños del Popular, Saracho estuvo tenso e incluso altivo en la respuesta a los accionistas. “¿Que hay una investigación a accionistas mexicanos del banco? ¿Sobre qué? ¿Qué vamos a investigar? Dígamelo…(siguiente pregunta”, se expresó molesto Saracho en respuesta a los actuales socios del banco. ¿Vamos a pagar dividendo? La respuesta es no. Estamos cortos de capital, estamos abocados a ampliar capital”, dijo en diversos momentos de la sesión. “¿Cuándo y cuánto vamos a ampliar? La respuesta es ‘no sé’ y ‘no sé’”, lo despachó de un plumazo el presidente del Popular.

El banquero mostró ante los propios accionistas y su actual consejo de administración su cara más severa después de aguantar durante dos horas las críticas y broncas de los accionistas a su gestión y del anterior equipo directivo. A Saracho le sacaron los colores a cuenta del hecho relevante sobre la reformulación de cuentas en base a estimaciones con nuevas provisiones, que dañó la cotización, ante lo que el presidente de Popular se defendió: “La CNMV nos lo solicitó y ya está. Las cosas son así”, apuntó el ejecutivo que declinó en todo momento revelar los planes de salvamento.

“Sé que necesitaremos capital, pero no sé cuándo ni cuánto. Dependerá del ritmo de venta de activos y evolución del negocio. Después iremos ante los inversores a pedir recursos”, dijo el ejecutivo mientras, en tiempo real, se desplomaba la cotización de Banco Popular hasta un 10% y a mínimos de 30 años en bolsa. La incertidumbre generada por los mensajes sin concretar de Saracho acabaron ahuyentar a alguno de los pocos inversores que mantenían la fe en el banco.

Popular necesitará nuevos accionistas, más fuertes y adinerados que los actuales si quiere seguir vivo. Eso, o la venta a un tercero, como recordó el propio banquero madrileño. Todo con tal de evitar lo que el jefe de Popular se encargó de describir como “el sitio ese donde nadie quiere acabar”.

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