• El 20% del capital de DIA, o 124,5 millones de acciones, está en manos de los cortos
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Amando Sánchez y Ricardo Currás, director general y CEO de DIA.GRUPO DIA

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Tener a un gran inversor en el accionariado no siempre es sinónimo de tranquilidad y confianza para una empresa cotizada. Al contrario, puede ser fuente de inestabilidad. Muchos son ‘agentes dobles’ que ganan dinero tanto si suben las acciones como cuando bajan. Que se lo pregunten a la cadena de distribución DIA, que cotiza en bolsa con la espada de Damocles que supone tener el 20% de su capital en manos de inversores bajistas. Se trata de una foto sin precedentes en cualquier compañía cotizada en la bolsa española.

Pese al tumulto y cierre de cortos provocado a finales de julio por el ruso Mikhail Fridman -que declaró un 10% del capital de DIA-, los inversores bajistas siguen dominando el capital de la compañía española que dirige Ricardo Currás pese a que han reducido del 24,5% al 20% su porcentaje declarado ante la CNMV la primera semana de agosto.

La alineación de ‘hedge funds’ con posiciones contra DIA parece interminable: Marshall Wace (3,5%), GLG Partners (0,6%), el fondo de George Soros SFK UK Management (0,5%); Canada Pension Plan Investment Board(0,67%); Highbridge (0,47%), UBS Asset Management (1,48%); Worldquant (0,5%) Darsana Capital Partners (1,23%), Dalton (0,5%), Delores Holdings, con el 3,3%... Y hasta una veintena de fondos han participado en los últimos meses en el baile de posiciones bajistas que vive DIA.

Estos inversores apuestan en corto sobre la acción de DIA a través de derivados o bien, de forma directa, la venta de acciones que han pedido prestadas previamente. Su beneficio se produce si la cotización cae y las pueden recomprar más baratas antes de devolverlas a su dueño.

Lo habitual es recurrir a depositarios o fondos que van a largo plazo con grandes cantidades de acciones a cambio del pago de un alquiler. Esa renta adicional se une al pago de dividendo de la compañía y la garantía de recuperar las acciones en un plazo pactado, lo que obliga al inversor bajista a volver a adquirirlas en bolsa.

DOBLE PAGA: DIVIDENDO Y ALQUILER

Lo que esconden esta lista de nombres es la procedencia de las acciones con las que estos fondos se han puesto a la baja sobre DIA. Según la documentación enviada a la CNMV, son los propios institucionales con posiciones relevantes en el accionariado y supuestamente alcistas quienes están prestando sus acciones a los fondos mencionados. El último en confesar este ‘pecado’ es Goldman Sachs, el todopoderoso banco de inversión de Wall Street. La firma irrumpió en DIA con un 3,9% de la empresa, aunque en cuestión de días lo bajó al 2,8% y mantiene en préstamo una parte de sus títulos: el 0,3%.

No es el único. Blackrock, la mayor gestora del mundo, mantiene una posición del 6,5% en el capital de DIA, pero un 2,5% de este paquete en posición de préstamo. El banco de inversión Morgan Stanley declara un 4,1% de la empresa española, pero un 3,1% es alimento para los bajistas. Incluso el Norges Bank, el custodio del fondo soberano de Noruega, tiene prestado el 2% del 3% que mantiene en DIA. En conjunto, estos cuatro grandes inversores han prestado el 8% del capital del 16% que aseguran poseer.

¿Por qué prestar a tu enemigo? En el caso de los cuatro grandes fondos citados, sus acciones acaban en préstamo entre ellos mismos buscando maximizar sus ganancias en las estrategias long-short habituales entre los hedge funds. Se trata de una manera de conseguir un extra de rentabilidad. Por ejemplo, un fondo con acciones de DIA cobrará sus dividendos, se beneficiará de una potencial subida de las acciones, pero mientras tanto, si presta esos títulos, obtendrá el pago de un ‘alquiler’ por parte del inversor bajista.

En este extraño ‘win-win’ todos ganan… salvo los pequeños accionistas minoritarios que asisten como invitados de piedra a este vaivén. Sobre el papel, los fondos de inversión con sede en España también son ajenos a estas operativas ya que no pueden prestar sus acciones. Es una de las reclamaciones pendientes de la industria de inversión colectiva en España, que exige una reforma para competir en igualdad de condiciones.

No obstante, estas restricciones se pueden esquivar gracias a los grandes bancos custodios de acciones como Goldman Sachs, BNY Mellon o Chase Nominess, que incluyen en sus contratos de custodia la posibilidad de operar en préstamo con estos títulos. Muchos de estos títulos, en realidad, pertenecen a las cuentas de valores de pequeños inversores que, sin saberlo con seguridad, tienen firmado un contrato con su bróker habitual que lo permite.

Tras este tipo de situaciones se esconde, sin embargo, grandes lagunas en la regulación y un debate de mayor calado: ¿Debe prohibirse el préstamo de valores por parte de los accionistas de referencia de una empresa? Su acceso al equipo gestor, a la toma de decisiones e, incluso, al consejo de administración de una empresa les permite conocer de antemano cuándo van a ir mal o bien las cosas para una compañía cotizada. Su condición de grandes accionistas les coloca en posición de dominio e influencia en la cotización. Un poder que implica una gran responsabilidad. ¿Debe poder Amancio Ortega prestar sus acciones por una temporada? ¿O los Del Pino, Villar Mir, Florentino Pérez…?

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