• Puig explica que en la selección de empresas para fondos de renta variable se guían por los fundamentales
  • En retorno absoluto, la otra gran gama de la firma, busca ineficiencias del mercado para aprovecharlas
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Jaume Puig, director general de GVC GaescoImagen: archivo

El mercado no siempre es eficiente, lo que arroja oportunidades para comprar valores que por fundamentales tienen potencial de subidas porque están infravalorados y para establecer estrategias con las que aprovechar sistemáticamente las ineficiencias del mercado. Son las dos principales premisas de GVC Gaesco, la gestora que forma parte de un grupo financiero con más de 60 años de historia.

La entidad tiene ocho fondos de bolsa: dos de retorno absoluto, uno mixto, y otros tres de renta fija, con un patrimonio total de 1.300 millones de euros y otros 60 millones en planes de pensiones. El año pasado registró fondos en Luxemburgo para atraer inversores internacionales y unir esta vía a la estrategia de captar activos también de inversores institucionales "para diversificar el perfil de los clientes, tradicionalmente particulares", explica Jaume Puig, director general GVC Gaesco, en una entrevista con 'Bolsamanía'.

La composición de las carteras de renta variable se realiza con un estilo 'bottom up', es decir, 'de abajo a arriba', lo que prioriza los fundamentales de las empresas frente a la coyuntura macro, concreta Puig, que gestiona varios de los fondos de la gestora. No obstante, las perspectivas económicas “son relevantes en la valoración de las empresas, y pueden ayudar a decidirse ante la duda de invertir en una u otra empresa”, agrega.

Las bolsas se comportan mal históricamente cuando los tipos suben estando ya altos, pero no cuando es una normalización desde el 0%

Para el experto, la situación actual de los mercados está condicionada por la normalización de los tipos de interés prevista en los países desarrollados a lo largo de los tres próximos años, tras un periodo de dinero gratis que aún mantiene el Banco Central Europeo (BCE). “Las bolsas se comportan mal históricamente cuando los tipos suben estando ya altos, pero no cuando es una normalización desde el 0%”, opina el ejecutivo a partir del estudio de las cotizaciones históricas de Wall Street desde 1881.

Así, tiene una visión positiva para las bolsas, especialmente en Europa. “Los precios de las acciones están muy por debajo del valor real de las empresas. Hay unos descuentos espectaculares en Europa. Por potencial, teniendo en cuenta la valoración de las compañías, estimamos que el Euro Stoxx puede llegar a los 4.213 puntos -potencial de revalorización del 29% respecto al nivel actual-, y el Ibex 35 hasta los 12.979 puntos -potencial de cerca del 40%-”, subraya el gestor.

Su optimismo se justifica en la respuesta del mercado a tres acontecimientos negativos a priori para las bolsas en 2016. El primero fue el Brexit, para el que la renta variable del Viejo Continente necesitó 34 días para recuperarse; el segundo fue el 'efecto Trump', con el que recuperó sus niveles previos en siete horas; y el tercero el referéndum de Italia y la dimisión de Matteo Renzi, que se saldó en cinco minutos. “La bolsa europea lo hace mejor que la norteamericana desde julio, tras el Brexit. Lo anterior, así como por ejemplo los precios de las ofertas públicas de adquisición (OPA) que ha habido en el mercado, son indicios de un periodo bueno para la renta variable”, opina Puig, que concluye con este argumento con una proyección de que “hay posibilidad de tres años buenos para las bolsas en Europa, aunque también podría pasar que tengan un año muy bueno” para recortar las distancias con Wall Street.

Hay posibilidad de tres años buenos para las bolsas en Europa, aunque también podría pasar que tengan un año muy bueno

Entre las acciones favoritas de la gestora para aprovechar este tirón que esperan en Europa están la reaseguradora alemana Munich RE, la aseguradora italiana Generali, la gestora británica Aberdeen, la empresa también británica de seguridad de software Sophos, o la aerolínea irlandesa Ryanair. En España, los nombres propios puestos encima de la mesa son grandes valores como Mapfre, Gas Natural o Telefónica, y otros de tamaño más reducido como Euskaltel, Talgo o Meliá. Lo que no hay en sus carteras, salvo BBVA, son bancos, admite Puig: “Hace ocho años que estamos fuera de la banca nacional. Para volver necesitamos tener claro que ya se ha hecho la última ampliación y el último movimiento corporativo, algo que tendrá que suceder pronto ante la cercanía de la entrada en vigor en 2019 de las nuevas exigencias de Basilea III -sobre colchones de capital-”.

LA BÚSQUEDA DE OPORTUNIDADES

La firma tiene dos ramas diferenciadas de gestión de sus fondos. Por una parte están las estrategias que utiliza para seleccionar empresas con las que configurar las carteras de renta variable y mixtos, centradas en los fundamentales de las compañías. Y por otra, las que usa en los fondos de retorno absoluto, basada en determinar las ineficiencias que se producen repetidamente por parte de los diferentes agentes del mercado y del conjunto de la economía.

“En los fondos de renta variable nos guiamos absolutamente por fundamentales. Somos casi 'integristas'”, explica Puig. El universo de inversión que analizan es global, ya que tienen fondos para distintos áreas geográficas. El ejecutivo y gestor de varios fondos indica que hay tres pasos en el proceso de selección de compañías. El primero es “encontrar actividades nicho”, lo que se traduce en “empresas que son muy buenas haciendo algo que creamos que tiene futuro”, puntualiza.

En los fondos de renta variable nos guiamos absolutamente por fundamentales. Somos casi 'integristas'

Esta premisa es necesaria para determinar empresas que les gustan y son potencialmente 'invertibles' para GVC Gaesco, lo que va desde compañías “visibles” como experiencias personales. Por ejemplo, Puig recuerda como anécdota el primer vuelo que realizaron en Ryanair y que terminó con un aplauso generalizado. “Se produjo porque mucha gente que estaba en el avión era la primera vez que volaba con Ryanair. Es una aerolínea que crea demanda”, añade.

El segundo paso consiste en reuniones con los equipos gestores de las compañías. “El objetivo de estos encuentros es evaluar si los gestores piensan en el largo plazo como prioridad. A veces hacen falta segundas y terceras reuniones para ello”, arguye el experto, que enumera que realizaron 122 reuniones en 2016. Mientras que el último punto antes de comprar una empresa, y no menos importante, es la valoración de la compañía. Así, “calculamos la diferencia entre la cotización y el valor que estimamos, para otorgar un descuento fundamental. La intención es invertir en empresas con un mayor descuento posible, porque gran parte de la rentabilidad futura viene de ahí”, añade.

Con lo anterior, “el objetivo es maximizar el descuento fundamental total de cada fondo, algo que monitorizamos. Cuando una compañía alcanza la valoración estimada, como Prosegur el año pasado, vendemos”, expone Puig. La diferencia entre el valor liquidativo de los fondos y el valor fundamental está actualmente entre el 12% del GVC Gaesco Oportunidad Inmobiliaria y el 75% del GVC Gaesco Europa, según los cálculos de la gestora para los ocho productos que oferta en renta variable.

RETORNO ABSOLUTO: APROVECHAR LAS INEFICIENCIAS

Una de las gamas en las que GVC Gaesco destaca es en la de los fondos de retorno absoluto, como el GVC Gaesco Retorno Absoluto o el GVC Gaesco Patrimonialista. En este caso la selección de valores es muy diferente, y se basa en “buscar ineficiencias del mercado y en la economía”, explica Jaume Puig, que van desde el comportamiento de los inversores -particulares y profesionales-, al de los consumidores y empresarios.

“El objetivo es acotar las pérdidas en escenarios adversos y maximizar los beneficios teniendo en cuenta lo anterior, con un enfoque cuantitativo especial”, resume el ejecutivo y gestor, que relata que hay un equipo de “I+D propio” que empezó a trabajar en ello antes del año 2000. Es decir, estudian el comportamiento humano para encontrar “errores” sistemáticos con los que se pueda llevar a cabo una estrategia. Actualmente, hay 21, todas con la exigencia de que se hayan cumplido al menos durante los últimos 25 años y la validación de un equipo externo formado por tres físicos. Un ejemplo de este aprovechamiento es la tendencia de los inversores particulares a comprar cuando el precio de las acciones ha subido y vender cuando ha caído, con lo que “según la actuación de los pequeños inversores, se establece la exposición al mercado, generalmente con un sesgo 'contrarian'”, argumenta Puig.

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