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Llega una época en la que las compras cobran un especial protagonismo. Muchos españoles recurrirán a algún tipo de financiación para sufragar sus gastos navideños. Las solicitudes de créditos rápidos se disparan estos días, pero hay que tener cuidado con ellos. Contratarlos a la ligera sin informarse antes puede hacer que este dinero extra acabe saliendo caro.

Casi cuatro millones de españoles recurrirán a productos de financiación para poder pagar los 220 millones de euros que gastarán más que el año pasado durante Navidad, una cifra que representa el 13% de la población adulta, según los cálculos del comparador Kelisto.es. "Muchos hogares optarán por soluciones de financiación para aliviar el impacto de los gastos navideños, aprovechando que el crédito fluye con cierta normalidad y que, incluso, se ha abaratado ligeramente respecto al pasado año", afirman.

Desde Deloitte cifran en 601 euros lo que se gastará de media cada persona en Navidad. Esto posiciona a los consumidores españoles como los que más dinero desembolsan en esta época del año, solo por detrás de los de Reino Unido.

En este contexto, los créditos rápidos pueden resultar útiles para aquellos que necesiten dinero de forma urgente. Su plazo de devolución es corto y no exigen demasiado papeleo, vinculación ni explicaciones, pero no están exentos de riesgos, con lo que no tomar las precauciones oportunas puede acarrear que este tipo de financiación acabe saliendo cara.

Debido a que el importe solicitado suele ser bajo y a que el plazo de devolución es reducido, la TAE de los créditos rápidos es elevada, superior al 1.000% en bastantes casos. Cuanto menor sean ambos, más rápida será su concesión y menos necesidad de trámites habrá. No obstante, "a diferencia de lo que ocurre con los préstamos convencionales, un plazo más largo implica, en algunas ocasiones, menores intereses a pagar", por lo que desde el comparador Busconómico aseguran que "compensa aplazar el plazo lo máximo posible, de modo que consigamos una TAE más reducida dentro de lo posible".

A diferencia de los préstamos convencionales, un plazo más largo implica, en algunas ocasiones, menores intereses a pagar

El nivel de garantías que se piden también condiciona el interés exigido por la entidad, de modo que a medida que éstas son menores, el interés aplicado a la operación aumenta. En ciertos casos, incluso los clientes incluidos en un fichero de morosos como el de ASNEF pueden solicitar este tipo de créditos. Esa confianza que la entidad concede se notará en el precio del préstamo, que será más caro.

Los expertos aconsejan también no acudir a esta financiación de manera habitual ni para pagar otro préstamo. "Los créditos rápidos están diseñados para hacer frente a gastos imprevistos o para conseguir algo de liquidez extra en momentos puntuales", con lo que esta decisión puede "acabar conduciéndonos a una espiral de deudas de la que es muy difícil salir".

LAS TARJETAS DE CRÉDITO PUEDEN SER UNA ALTERNATIVA

Para quienes necesiten conseguir un dinero extra rápidamente, las tarjetas de crédito son una alternativa con la que se obtiene la misma función que con los préstamos rápidos pero de una forma mucho más barata, dado que algunos bancos ofrecen tarjetas de crédito sin coste ni comisiones.

Con ellas se pueden aplazar las compras hasta el mes siguiente sin intereses o devolver el dinero anticipadamente cuando se tenga disposición de liquidez. También se pueden aplazar las compras más allá de 30 días por un bajo interés. Eso sí, las tarjetas de crédito pueden suponer más requisitos a la hora de solicitarlas y algo más de plazo y papeleo.

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