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Las sociedades, cada vez más digitalizadas, están modificando el ámbitos de los pagos. Tanto es así, que la mayoría de los países nórdicos promueven activamente las transacciones sin efectivo. Como Suecia, donde el dinero en metálico desaparecerá de aquí a cuatro años. Algo que contrasta con España, donde todavía a día de hoy en muchos establecimientos se impone una cantidad mínima para poder pagar con tarjeta.

Los últimos datos prueban que las tarjetas, especialmente las de débito, gozan de buena salud. Pese a la evolución de otras fórmulas como el móvil, este medio de pago continúa creciendo año tras año. En total hay en circulación alrededor de 85 millones, un récord histórico al que ha contribuido el repunte de las de débito, que suman casi 48 millones, según el Banco de España.

El pago con tarjeta a través de la tecnología 'contactless' ha crecido cerca de un 90% desde que comenzó a implantarse. Un sistema que se sitúa como el preferido para dos de cada tres consumidores españoles, como detalla un barómetro de Mastercard, que incluye que más de la mitad optaría por el pago con este tipo de tarjeta si en todas las tiendas físicas se aceptasen los pagos por esta vía.

Un reflejo más de que el uso de las tarjetas de crédito y débito sigue creciendo, pese a la fuerte competencia de las nuevas modalidades de pago, es que durante el año pasado se realizaron compras por un total de 147.431 millones de euros, un máximo histórico que se va batiendo cada año desde 2013, según un estudio elaborado por la consultora AIS Group.

El contraste llega cuando en España aún continúa habiendo establecimientos en los que se exige un importe mínimo para poder utilizar la tarjeta, lo que obliga a los consumidores a tener que llevar dinero en metálico encima o renunciar a esa compra. Algo que puede llamar más la atención cuando se compara con otros países europeos, como los nórdicos, donde el efectivo está a punto de extinguirse. De hecho, Suecia ya ha declarado que desaparecerá en 2023.

Al mismo tiempo, muchos mercados emergentes se están adelantando a los pagos por móvil. China está muy por delante en el aprovechamiento de las aplicaciones de los teléfonos inteligentes y en la posibilidad de utilizarlas como herramientas de pago. India ha hecho de la falta de efectivo parte de una iniciativa emblemática del gobierno, alentando e implementando estratégicamente soluciones de pago innovadoras como monederos digitales junto con tarjetas bancarias más tradicionales. En países africanos como Kenia utilizan los teléfonos móviles para realizar pagos, como explican en MainFirst.

Añaden que, en un mundo digital, es natural la tendencia creciente de los pagos electrónicos y móviles. Con una nueva generación de nativos digitales, "este cambio se acelerará y será una tendencia estructural significativa" que "cobrará impulso a medida que los pagos a través de aplicaciones móviles se conviertan en la norma".

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