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Desde este nuevo año, la normativa europea que regula los pagos por Internet se refuerza con la entrada en vigor de más medidas de seguridad en las compras online. Esto supone algo que muchos consumidores ya habrán notado, que el banco exige más antes de aceptar el pago. Pero este no es el único cambio que se aplica desde ya a la hora de operar con las tarjetas.

Básicamente, la autentificación reforzada nos da un paso más en la verificación de quién realiza la compra online, haciendo más difícil las compras fraudulentas con nuestras tarjetas. Así, a partir de ahora, para cumplir con la nueva normativa de la Unión Europea para aumentar la seguridad en las compras online, cada vez que se realice una compra por Internet con tarjeta habrá que identificarse con al menos dos de los siguientes elementos, en función del banco: una contraseña, una tarjeta de coordenadas o código al teléfono móvil, o una huella dactilar o reconocimiento facial.

Además, cada entidad está poniendo en marcha una serie de cambios en sus productos. Entre ellos, destaca el de las tarjetas con un CVV dinámico como las que ya comercializan BBVA o Deutsche Bank. Esto significa que la cifra de tres dígitos que aparece generalmente en la parte de atrás de la tarjeta funciona como el pin para las compras online, variando con cada compra o cada cierto tiempo. Esto permite que, en el caso de que haya un fallo de seguridad al realizar una compra, un posible ladrón no pueda utilizar los datos de la tarjeta, ya que el CVV habrá cambiado, como explican desde el comparador financiero HelpMyCash.

Un paso más allá es el que ha dado BBVA, al ser la entidad pionera en poner en el mercado un nuevo formato de tarjetas con menos información en su formato físico, apareciendo únicamente el nombre y un chip o banda magnética para realizar compras o sacar dinero en cajeros. El resto de información que suele aparecer, como la numeración o la fecha de caducidad se puede consultar accediendo a la aplicación del banco.

Otra de las medidas que cada vez más entidades están implantando es la posibilidad de apagar y encender la tarjeta, limitar la cantidad máxima permitida para los pagos online o para sacar dinero en cajeros, o restringir las compras en el extranjero. Para ello basta con acceder a la aplicación del banco, seleccionar la tarjeta que se desee personalizar y pinchar sobre la opción 'seguridad' o 'configuración'. Además, una de las ventajas es que se puede activar y desactivar las restricciones o cambiar los límites de manera inmediata en cualquier momento y todas las veces que se quiera.

Una dato a tener en cuenta es que por ley todas las entidades que ofrecen tarjetas se harán responsables de cualquier operación no autorizada, lo que protege al consumidor si hay una brecha de seguridad y utilizan su tarjeta de manera fraudulenta. "En caso de robo físico seremos responsables de lo que el ladrón use de nuestra tarjeta con un límite de 50 euros. No obstante, si nos duplican la tarjeta, el banco deberá devolvernos el importe total de la operación, siempre que no haya habido una negligencia en la protección de la tarjeta, como introducirla en una web fraudulenta, ya que se entiende que no tenemos manera de conocer si la tarjeta ha sido duplicada de antemano", señalan.

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