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La Unión Europea (UE) asiste este miércoles al primer enfrentamiento formal entre los dos frentes creados en el seno de los Veintisiete sobre la cantidad, diseño y plazos del Fondo de Recuperación tras la pandemia. El bloque franco-germano defenderá su propuesta de un paquete de 500.000 millones de euros en transferencias para los estados miembros, frente al grupo de los llamados 'frugales' -Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca-, partidarios de préstamos y firmes opositores a que conlleve una mutualización de la deuda o un aumento en las contribuciones de los países a las arcas europeas.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presenta este miércoles la propuesta de la UE sobre dicho fondo, después de que en los últimos días ambas facciones hayan hecho públicas sus posturas. Lo hace en el marco de la reanudación de las negociaciones sobre el presupuesto comunitario de 2021 y algunas fuentes conocedoras apuntan a que Bruselas optará por una fórmula mixta, que incluirá subvenciones y préstamos. Sin embargo, "los detalles, forma, cómo se alimentará por parte de los estados miembros, las condiciones que impondrá a los beneficiarios y, especialmente su cantidad final, no se desvelarán hasta dentro de un tiempo", explican los expertos de Rabobank, que apuestan por largas negociaciones.

Los dos aspectos más conflictivos, por ahora, son el tamaño de estas ayudas y cómo se distribuirán entre los países miembros. La propuesta presentada por Francia y Alemania eleva la cuantía final a medio billón de euros, mientras que el documento divulgado por los países del norte el pasado fin de semana defiende un fondo "temporal y puntual". Su postura es que sea un añadido a las ayudas ya aprobadas y al presupuesto para 2021-2027, no incluye una cifra concreta como el plan francoalemán, sino que propone esperar a que la Comisión Europea determine primero cuánto dinero necesita cada país para la recuperación financiera.

Tal como refleja el Banco de España, en la reciente publicación 'Reflexiones sobre el diseño de un Fondo de Recuperación europeo', el aumento de las necesidades de financiación de los estados miembros directamente vinculadas al efecto de la pandemia podría ascender, de acuerdo con las estimaciones actuales, a más de 8 puntos porcentuales del PIB de la UE en 2020 y a más de 2 puntos porcentuales en 2021. "Estas magnitudes ofrecen una idea de la capacidad de la que debería disponer el Fondo en su papel de backstop para desactivar de manera creíble posibles amenazas para la normal financiación de las necesidades de los países, según se recoge en dotar a este instrumento de una capacidad inicial teórica que se situaría en un orden de magnitud de entre 1 y 1,5 billones de euros".

La diferencia entre estas aproximaciones y la inclinación de la Comisión Europea por una fórmula híbrida, hace pensar a algunos expertos que el importe final podría superar el billón de euros. Según Albert Guivernau, profesor de Empresa y Economía de la Universidad Abat Oliva CEU, el primer tramo será de medio billón y se entregará en forma de subvenciones, mientras hasta 700.000 millones de euros se liberarán en forma de préstamos.

¿TRANSFERENCIAS O SUBVENCIONES?

De estos, los expertos de Goldman Sachs esperan que España reciba una transferencia de, como mínimo 65.000 millones de euros, que se podrían elevar a 100.000 millones si el reparto de fondos da mayor importancia al impacto del Covid-19. En cuanto a las ventajas de las subvenciones frente a los préstamos, los expertos de Monex creen que las primeras "tienen un efecto neutral sobre las primas de riesgo nacionales y, por lo tanto, entrañan la capacidad de promover una recuperación sostenible".

España, por su parte, pide que el fondo tenga el doble objetivo de facilitar el mantenimiento de unas condiciones de financiación adecuadas para la deuda soberana de los estados miembros —lo que exige dotar al Fondo de una capacidad de compra de títulos de deuda pública durante plazos dilatados— y de impulsar la financiación de proyectos específicos de naturaleza estructural afines a las necesidades estratégicas del conjunto de la UE.

El Banco de España insiste en que este instrumento "debe ser eficiente (regido por el principio de uso adecuado y proporcional de los recursos públicos); solidario (haciendo especialmente accesibles sus recursos a aquellos que más lo necesiten); equilibrado (eliminando riesgos de transferencias permanentes inducidos por comportamientos oportunistas de los miembros) y con una condicionalidad en el uso de sus recursos ligada a los propios objetivos de la estrategia de recuperación, con especial énfasis en potenciar las palancas de crecimiento".

Asimismo, en la medida en que nace ligado a una estrategia europea de medio y largo plazo, el fondo debería tener una vocación de vigencia durante un horizonte muy amplio, dando lugar posiblemente a una estructura permanente, y estar respaldado por el presupuesto de la UE, debidamente reforzado mediante recursos adicionales de los países y por ingresos procedentes de la eventual implantación de nuevas figuras tributarias a escala de la UE.

UN PROCESO QUE DURARÁ TODO EL VERANO

"Tras la propuesta de la Comisión Europea el 27 de mayo, dará comienzo el procedimiento insitucional habitual, comenzando con las discusiones informales entre gobiernos en contacto con el Parlamento Europeo", apunta el banco estadounidense, que prevé las fechas más tempranas para la aprobación del Fondo el 11 de junio, con reunión del Eurogrupo, y el 18 de junio, con Cumbre de la UE, aunque advierte de que al ser necesaria la unanimidad de los Veintisiete, puede que el proceso se alague todo el verano.

De este modo, una vez que el acuerdo entre los 27 países de la UE se haya alcanzado, se procederá a la aprobación formal por parte del Parlamento Europeo y a la ratificación del mismo por cada uno de los 27 parlamentos nacionales, por lo que Goldman Sachs espera que los fondos se desembolsarán entre 2021 y 2023, con unos 300.000 millones el primer año.

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