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Eurotower, Frankfurt am Main, GermanyCourtesy of the European Central Bank

La de este mes de marzo iba a ser la reunión en que el Banco Central Europeo (BCE) aclarara su plan de salida de los estímulos ultra acomodaticios de los últimos años para adentrarse en una nueva era de normalización monetaria. Y tal vez hasta apuntara a la primera subida de tipos de interés desde 2011, que los más osados ubicaban a finales de año. La galopante inflación, que no da tregua a las principales economías, así como la presión de las acciones de la Reserva Federal (Fed), con el banco central de EEUU decidido a encarecer el precio del dinero, atosigaban al regulador monetario con sede en Frankfurt. Y el mercado se posicionaba para un BCE combativo con los precios que revisara la orientación futura de su política monetaria.

Pero Rusia inició una invasión de Ucrania, desatando una contienda bélica que se ha convertido en un conflicto entre Occidente y Vladimir Putin, cuyas funestas implicaciones sobre el crecimiento en la eurozona obligan al Consejo de Gobierno del BCE a replantearse su hoja de ruta. Según indica el consenso de analistas, el banco central se verá forzado, como poco, a ralentizar la normalización de su política para evitar una cada vez más posible recesión.

“La guerra de Ucrania ha provocado un aumento significativo en las expectativas de inflación a corto plazo”, señala Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers. “Antes de la guerra en Ucrania, se había preparado el terreno para una aceleración del ‘tapering’, probablemente con el fin del APP a principios del verano”, explica, después de los comentarios de la presidenta del banco central (BCE), Christine Lagarde, del mes de febrero que fueron “inequívocamente” ‘halcones’, agregan los expertos de Nomura, especialmente al negarse a repetir su afirmación de diciembre de 2021 de que es “muy poco probable” que haya una subida de tipos en 2022.

Por todo lo anterior y “ante el creciente riesgo que el conflicto ucraniano supone para el crecimiento, es urgente esperar”, expresa un prudente Stéphane Déo, jefe de Estrategias de Mercado de Ostrum AM. “La tendencia al endurecimiento de la política monetaria no puede ponerse en duda, si bien debe aplazarse o pausarse”, enfatiza. De hecho, el estratega de Ostrum AM avisa de que “la situación actual es la peor posible desde el punto de vista de la política monetaria. La crisis ucraniana es una gran sacudida para el crecimiento. Las sanciones económicas a Rusia tendrán inevitablemente efectos en otros países, mientras la escasez se multiplica”.

Del lado de quienes creen que el BCE no moverá ficha se halla también Ulrike Kastens, economista de DWS, quien indica que es probable que el banco central se posicione en el lado prudente, siendo menos previsor y no haciendo ninguna modificación importante en la comunicación de la política monetaria en la reunión de marzo.

“Si bien esta semana esperamos que Christine Lagarde comunique un ritmo de normalización de políticas más lento de lo que se podría haber esperado después de la reunión de febrero, creemos que la dirección general del BCE no ha cambiado”, agrega por su parte Moëc. En concreto, el experto no cree que “el banco central esté lo suficientemente preocupado como para posponer la terminación del Programa de compras de emergencia por la pandemia”, que acaba este mismo mes de marzo.

En cuanto al programa tradicional de compras de activos (APP), Konstantin Veit, gestor de carteras en PIMCO, espera que la entidad mantenga su compromiso “a una finalización más temprana de las compras netas de activos en comparación con el plan establecido en diciembre, una vez que la crisis actual haya remitido”. No baraja el experto, sin embargo, que el organismo anuncie formalmente una fecha firme de finalización o una recalibración importante de su Programa de Compra de Activos (APP) en la reunión de marzo, “ya que el empeoramiento del telón de fondo geopolítico nubla la visibilidad y conduce a una revaluación de las perspectivas de crecimiento”.

Entre los analistas también hay quienes esperan que el instituto emisor mantenga el timón: “El BCE seguirá con la retirada de estímulos anunciada (reducción programa de compras e incremento de tipos de interés), pero ésta estará probablemente acompañada con un mensaje de mayor flexibilidad, dependiendo de cómo evolucione la guerra en Ucrania y el impacto que pueda tener en la economía”, comenta por su parte Germán García Mellado, gestor de renta fija de A&G. Respecto al programa APP “puede que quede abierto en los próximos meses, y así introducir cierta condicionalidad en función de cómo vayan sucediendo los acontecimientos en el conflicto ucraniano”, conviene.

La reunión de marzo también es importante para los mercados porque se publicarán las previsiones macroeconómicas trimestrales, que revelarán las perspectivas de inflación a medio plazo del BCE. En este sentido, Christine Lagarde tendrá una tarea difícil, ya que es complicado evaluar en tiempo real el impacto probable de la guerra de Ucrania en la trayectoria de crecimiento e inflación de la zona del euro”, afirma Moec. El consenso de mercado espera que el banco central revise al alza sus proyecciones de inflación.

¿Y LOS TIPOS DE INTERÉS?

Sobre el inicio de las subidas de los tipos de interés, “dada la elevada incertidumbre, los inversores pueden esperar que la institución evite comprometerse de antemano con futuras alzas de las tasas para mantener la flexibilidad”, apunta Pietro Baffico, Economista de abrdn.

Desde Nomura mantienen sus previsiones de subidas de tipos de 25 puntos básicos por trimestre a partir de diciembre,con una pausa a finales de 2023, cuando el tipo de interés nominal alcance el 0,50%. Sin embargo, “dependiendo de cómo evolucione, la situación de Ucrania puede retrasar la normalización de la política monetaria más allá de nuestra visión actual”, inciden estos analistas.

“A largo plazo, sigue existiendo una gran incertidumbre sobre cuál podría ser el tipo de interés neutral para la zona del euro, pero todo lo que esté entre el 0% y el 1% parece razonable en comparación con otras jurisdicciones”, concluye Veit desde PIMCO.

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