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Ignacio Sánchez Galán, presidente de IberdrolaIBERDROLA - Archivo
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S&P Global Ratings ha certificado el rating de Iberdrola en 'BBB+' a largo plazo, al igual que la perspectiva 'estable', tras presentar la compañía su plan estratégico 2020-2025. La agencia de calificación considera que la nueva 'hoja de ruta' "respalda el riesgo empresarial", ya que incrementará sus inversiones en redes y renovables en sus mercados principales, principalmente en España y Estados Unidos.

La agencia de calificación, en un comunicado, destaca que su perspectiva 'estable' refleja su previsión de que, pese a los importantes riesgos operativos y de ejecución que trae consigo este plan, Iberdrola podrá mantener sus fondos ajustados de operaciones (FFO) sobre deuda más allá del 18% durante el periodo de 2020-2025. Sin embargo, debido a la compra de PNM Resources, creen que estará "algo por debajo" el requisito de calificación para 2021.

Del mismo modo, S&P recalca "la sólida política financiera de Iberdrola y su compromiso con el nivel de calificación", al igual que las medidas "de reparación creíbles" en el caso de que se presenten dificultades operativas o financieras y su trayectoria en la gestión del crecimiento de las renovables a nivel mundial.

Iberdrola anunció el 5 de noviembre un 'megaplan' de inversión de 75.000 millones de euros para 2020-2025, convirtiéndose en el mayor de una empresa española, con el propósito de aprovechar la marea de la revolución energética, que supone uno de los grandes desafíos de economías del mundo, y comenzar la reactivación del sector frente a la crisis del Covid.

Más detalladamente, el 90% de la inversión -68.000 millones de euros- será orgánico y pretenderá fortalecer su modelo de negocio, basado en más energías renovables, más redes, más almacenamiento y más soluciones inteligentes para los clientes. Los 7.000 millones restantes atañen a la adquisición de la empresa americana PNM Resources.

La gran apuesta a futuro de la empresa dirigida por Ignacio Sánchez Galán supondrá una inversión media de 10.000 millones de euros al año, entre 2020 y 2022, y de 13.000 millones de euros anuales entre 2023 y 2025. Este ritmo vendrá acompañado de un crecimiento rentable en ese periodo, a la vez que mantiene la solidez financiera y la retribución a sus accionistas.

La firma prevé alcanzar un beneficio bruto de explotación (Ebitda) de 15.000 millones de euros a 2025, lo que significa que aumentaría en 5.000 millones de euros el obtenido el año pasado, registrando un crecimiento medio anual acumulado del 7%, y lanzando su beneficio neto hasta los 5.000 millones de euros, tras crecer anualmente en el período entre un 6% y un 7%.

"IMPORTANTES RIESGOS DE EJECUCIÓN"

La agencia S&P cree que el plan de Iberdrola implica "importantes riesgos de ejecución", con un objetivo de instalación de más de 4 gigavatios (GW) de energías renovables al año durante 2020-2022 y más de 5 GW anuales durante 2023-2025, frente a los casi 2 GW al año que se instalaron entre 2017-2019. S&P también pronostica "mayores riesgos operativos" en relación con los parques eólicos marinos. No obstante, indica que Iberdrola tenía 1 GW de capacidad eólica marina instalada en 2019, sin ningún tipo de retrasos operativos ni sobrecostos experimentados hasta el momento.

Asimismo, estima que este nuevo plan respalda el riesgo comercial de Iberdrola debido a que el crecimiento debería proceder de las energías renovables y las redes en países de alta calificación, más concretamente en Estados Unidos y España.

IBERDROLA TENDRÁ UN MARGEN DE CALIFICACIÓN "LIMITADO"

La agencia de calificación valora que el plan estratégico dejará a Iberdrola con un margen de calificación "limitado", por lo que ve "poco probable" su rating pueda tener alguna mejora entre los años 2020 y 2025.

Al respecto, confirman que una actualización en la calificación podría depender de una combinación de varios factores, como podría ser un enfoque constante en las actividades de redes en marcos regulatorios favorables y en países altamente calificados, así como unas condiciones de mercado más estables en las actividades del mercado energético liberalizado y en España, o una política financiera "más solidaria", de forma que los objetivos de Iberdrola ajustaran el FFO sobre la deuda de manera sostenible al 20% o más.

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