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El presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu.BANCO SABADELL
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El 24 de diciembre Banco Sabadell anunciaba en un comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que el pacto firmado en 2006 con parte de la alta burguesía catalana había quedado sin efecto tras oficializar su marcha de la entidad después de pérdidas millonarias.

La conclusión inmediata de esto es que la entidad financiera se quedaría sin blindaje ante posibles OPAs (Oferta Pública de Adquisición), después de formalizar el fin de la era del accionariado de Isak Andic (Mango), Joaquín Folch (Titán), Miguel Bosser (Textil Bosser), Enrique Bañuelos (Astroc) y Lara (Planeta).

Precisamente, fuentes de la entidad han afirmado a Europa Press que el objetivo del pacto era "blindar" al banco en el momento de su salida a bolsa por lo que tras haberlo cumplido "ha dejado de tener sentido".

Concretamente, el Sabadell reconoce en su comunicado que "en relación con el pacto parasocial con fecha de 27 de julio de 2006, los firmantes del mismo que pudieran ser titulares aún de acciones afectadas por dicho pacto han comunicado que han decidido dejarlo sin efecto al haberse alcanzado los objetivos que motivaron su suscripción".

El banco presidido por Josep Uliu anunciaba así el fin de una era que se ha extendido durante los últimos 12 años, como recuerda el diario 'Vozpopuli'.

Aquel 22 de julio de 2006 se sellaba un pacto que restringía la venta de acciones de estos accionistas del banco, además de una serie de inversores y empresarios catalanes. Todos ellos serían incapaces de traspasar sus títulos en la entidad sin otorgar previamente un derecho de adquisición preferente al resto de los firmantes.

¿La extensión de este acuerdo? 10 años con la opción de ir renovándolo cada cinco. ¿El resultado? Pérdidas millonarias tras la crisis financiera de 2008, el fin de la burbuja inmobiliaria... En 2006 los miembros del pacto compraron 81,6 millones de acciones a 6,09 euros, respecto a los niveles de 0,97 euros por acción en los que cerró el banco en la última sesión de este lunes, teniendo en cuenta que el martes y este miércoles el mercado ha permanecido cerrado.

La salida de estos accionistas tanto del consejo de administración como del capital social de la entidad (todos los firmantes han querido desprenderse finalmente de sus títulos) deja al banco en manos de fondos extranjeros, que ahora se desmarcan como los principales accionistas de la firma: Blackrock controla un 5,3% del capital, mientras que Norges Bank dispone de un 3,1%. En definitiva, más del 50% de los accionistas son en estos momentos inversores institucionales.

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