
Productos de proximidad, I+D+i, sostenibilidad, energías renovables... Casa Tarradellas es mucho más que pizzas y espetec. Así lo ha puesto de manifiesto la compañía de Gurb con la inauguración de su segundo molino con el que amplía su capacidad de producción propia de harina.
Esta nueva instalación ubicada en Vic (Barcelona), que ha contado con una inversión de 25 millones de euros, se suma al primer molino inaugurado en 2010. Entre ambos, Casa Tarradellas tiene ahora una capacidad de molienda de hasta 30 toneladas de trigo por hora.
El nuevo molino, según explica Joan Clotet, director de los molinos de Casa Tarradellas, realiza un proceso de cuidado único del trigo: desde la limpieza del mismo, hasta la recepción y ajuste de la mezcla de harina específica para cada producto y su posterior almacenamiento.
Este molino de última generación, con una superficie de 1.800 m2, es capaz de optimizar los procesos de producción y sostenibilidad. Asimismo, opera con sistemas de control de última generación que permiten su automatización completa, mejorando la eficiencia y la trazabilidad. Este avance tecnológico se implementará también, próximamente, en el primer molino. Además, esta nueva instalación de Casa Tarradellas dispone de los últimos modelos de báscula y visión artificial para seleccionar el trigo. "Este conjunto de instrumentos posibilita maximizar los estándares de calidad, seguridad y ahorro energético", indican desde la empresa.
De hecho, es el segundo molino de estas características en Europa y el quinto en el mundo. Pero, ¿por qué un nuevo molino? "La manera de trabajar el producto, es decir, el trigo, hacer la molienda, el reposo de la harina... tienen una repercusión positiva en la pizza. Cuando el consumidor compra una pizza de Casa Tarradellas está recogiendo el fruto de siete meses de trabajo", afirma Miquelina Saborit, directora de Comunicación y portavoz de Casa Tarradellas.
Con la expansión del segundo molino, la compañía alimentaria también integra un nuevo centro de investigación dedicado al estudio y selección de las harinas, asegurando que cada ingrediente cumple con los más altos estándares de excelencia, respaldados por certificaciones internacionales como IFS, BRC, ISO 14001 o ISO 45001. Su proceso de producción permite una trazabilidad completa, que va desde el cultivo del trigo, donde empiezan las pizzas de Casa Tarradellas, hasta la elaboración del producto final.
También dispone de un almacén de trigo de 3.000 m2 con capacidad para 30.000 toneladas de trigo, lo que permite gestionar eficientemente las materias primas, asegurando una mayor estabilidad en el suministro y que la harina esté disponible en todo momento. Es más, la empresa cuenta con 18 centros productivos ubicados en un radio de 20 kilómetros.
MÁS QUE PIZZAS
El exterior del nuevo molino, como todas las instalaciones de Casa Tarradellas, y siguiendo su compromiso con la energía verde y la sostenibilidad, cuenta con 2.500 placas solares, que aportan el 25% de energía requerida. Su sistema de transmisión directa permite que sea operado con facilidad y un óptimo mantenimiento.
Pero, y pese a que el 50% de su producción corresponde a las pizzas, la compañía es mucho más. Fundada en 1976 por Josep Terradellas y Anna Falgueras, Casa Tarradellas tiene su origen en un pequeño obrador, un restaurante y una tienda donde se comercializaban embutidos elaborados con la recetas tradicionales de la familia.
En la historia de la empresa de Gurb figuran varios hitos que le han permitido impulsar su actividad. El primero de ellos fue el lanzamiento del espetec a comienzos de los ochenta. Después vinieron el primer paté presentado en un envase de vidrio, o el lanzamiento de los loncheados. Sin embargo, las pizzas frescas catapultaron a Casa Tarradellas.
Además, en 2012 puso en marcha un proyecto pionero en el sector alimentario para recuperar y reutilizar los recortes de plástico PET generados en el proceso de envasado de sus productos. Igualmente, apuestan por el desarrollo sostenible a través de un Plan de Energía Verde, con más de 200.000 m2 de superficie fotovoltaica, que "impulsa las fuentes renovables y la reducción de impacto ambiental".
En los últimos años, la compañía ha impulsado más de 30 proyectos de I+D+i, a los que ha destinado una inversión de 40,8 millones de euros. "Calidad, seguridad alimentaria, innovación y sostenibilidad son los pilares de Casa Tarradellas", concluye Saborit.