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La biofarmacéutica Bristol-Myers Squibb comprará a su rival Celgene por 74.000 millones de dólares (65.230 millones de euros), que abonará en efectivo y acciones, según ha informado la multinacional estadounidense en un comunicado. Tras conocerse esta operación, las acciones de Celgene han repuntado un 20,69% en el Nasdaq; mientras que los títulos de Bristol-Myers se han desplomado un 13,28%.

En concreto, los accionistas de Celgene recibirán una acción de Bristol-Myers Squibb y 50 dólares en efectivo por cada uno de sus títulos. Por lo tanto, se ha valorado cada acción de la compañía en 102,43 dólares, un 53,7% menos que el precio que marcaban al cierre de ayer.

El objetivo es crear una compañía biofarmacéutica que lidere el sector. Para conseguirlo, Bristol-Myers Squibb ha calculado que esta integración permitirá contabilizar significativas sinergias de costes, que estima en unos 2.500 millones de dólares (2.203 millones de euros) para 2022.

La intención es cerrar la operación en el tercer trimestre de 2019, pero habrá que esperar a la aprobación de las entidades reguladoras y también de los accionistas de ambas compañías. Una vez finalizada la operación, los accionistas de Bristol-Myers Squibb controlarán aproximadamente el 69% del capital social de la compañía resultanto, mientras que los de Celgene tendrán el 31% restante.

Para el presidente y consejero delegado de Bristol-Myers Squibb, Giovanni Caforio, esta adquisición les permitirá crear un "líder innovador en biofarmacia, con franquicias líderes y una amplia batería de productos que permitirán un crecimiento sostenible y brindar nuevas opciones a los pacientes".

Sin embargo, el analista de Edison Investment Research, Max Jacobs, ha mostrado sus dudas sobre la lógica de esta operación. "Quizás Bristol solo quería hacer algo grande y Celgene simplemente se quedó sin ideas", ha apuntado.

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