Yanis Varoufakis, Grecia

No había muchas esperanzas en la reunión del Eurogrupo, pero Yanis Varoufakis y sus homólogos siguen trabajando para un acuerdo. El ministro de Finanzas de Grecia defiende que su lógica “es sólida”, y que el país debe convencer a sus socios de que deben dejar de lado “un enfoque que ha fracasado”.

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La situación sobre Grecia es tensa, aunque el mercado ha apostado este viernes por la economía helena. La Bolsa de Atenas ha cotizado al alza, con una revalorización del 3,39%, y el rendimiento de los bonos a 10 años disminuyó en un 2,64% hasta el 12,58%.

Un leve respiro para un complicado escenario. Aunque “los desacuerdos no son insalvables”, afirma Yanis Varoufakis en su blog. De hecho, confirma que el Gobierno heleno quiere racionalizar el sistema de pensiones, privatizar parcialmente bienes públicos, crear una comisión tributaria independiente o fomentar el espíritu empresarial. “Las diferencias se mantienen en cómo entender las relaciones en el entorno macroeconómico”.

El Ejecutivo del que forma parte sí quiere un camino de consolidación fiscal, pero que tenga sentido, afirma. “Nuestra tarea es convencer a nuestros socios de que nuestras empresas son estratégicas y no tácticas, y que nuestra lógica es sólida. Su tarea debe ser dejar de lado un enfoque que ha fracasado”.

Grecia y sus socios ya están de acuerdo en gran parte, recuerda Varoufakis. “Un acuerdo sobre un nuevo modelo de desarrollo para Grecia requiere superar dos obstáculos. En primer lugar, tenemos que estar de acuerdo en la forma de abordar la consolidación fiscal de Grecia. En segundo lugar, necesitamos una agenda de reforma integral, de común acuerdo, que será la base de ese camino de consolidación e inspirar la confianza de la sociedad griega”.

Lo que se debe evitar es la “trampa de la austeridad”, defiende el ministro griego, en la que caía Grecia y Europa por las imposiciones de la troika. “Establecen una fecha y un objetivo para la relación entre la deuda nominal de los ingresos nacionales que debe lograrse antes de los mercados financieros se consideren listos para prestar a Grecia a un precio razonable. Luego, bajo suposiciones arbitrarias en relación con las tasas de crecimiento, la inflación, los ingresos por privatizaciones, y así sucesivamente, calculan lo superávit primarios que son necesarios en todos los años, trabajando hacia atrás (desde la fecha objetivo) hasta la actualidad”.

Las diferencias se mantienen en cómo entender las relaciones en el entorno macroeconómico

“Cuando la consolidación fiscal se convierte en una ratio de deuda, los superávit primarios necesarios para conseguir los objetivos son tales que el efecto sobre el sector privado socava las tasas de crecimiento asumidas y por lo tanto hace descarrilar la senda fiscal prevista”, arguye el ministro de Finanzas heleno. Por ello, asegura, no se han conseguido los objetivos marcados hasta ahora.

UN PLAN RAZONABLE

Varaoufakis asegura que el Gobierno de Grecia no quiere volver a esta metodología para establecer la estrategia. “Debemos trazar un plan a futuro basado en suposiciones razonables acerca de los superávit primarios consistentes con las tasas de crecimiento de la producción, la inversión neta, y la expansión de las exportaciones que pueden estabilizar la economía y la relación de la deuda de Grecia. Si esto significa que la relación deuda/PIB será superior al 120% en 2020, ideemos formas inteligentes para racionalizar, reperfilar, o reestructurar la deuda, teniendo en cuenta el objetivo de maximizar el valor actual efectivo que será devuelto a los acreedores de Grecia”.

Para lograr estos objetivos, Grecia tendría que convencer a los acreedores, lo que no será sencillo. Además de evitar la “trampa de la austeridad”, también se debe conseguir no caer en lo que denomina “trampa reforma”. El programa aprobado por sus predecesores, alega, se basa en devaluación interna, pérdida de derechos laborales y maximización del precio de la privatización de los activos públicos. “Nuestros socios creen que, con el tiempo, este programa va a funcionar”. Por el contrario, prosigue, “nuestro Gobierno cree que este programa ha fallado, dejando cansada a la población de las reformas. La mejor evidencia de este fracaso es que, a pesar de una enorme caída de los salarios y los costes, el crecimiento de las exportaciones ha sido plano”.

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