ep 04 november 2019 berlin christine lagarde president of the european central bank ecb
Christoph Soeder/dpa - Archivo

El Banco Central Europeo (BCE) celebra su reunión de marzo en plena crisis desatada por el coronavirus que amenaza los mercados de valores, los activos financieros y la economía mundial. La acción de otros bancos centrales, como el recorte de emergencia de medio punto de la Reserva Federal (Fed) y las medidas de contención masiva tomadas en Italia, que deberían acabar por adoptarse en otras regiones de Europa, fuerzan a la presidenta del BCE, Christine Lagarde, a que abandone el piloto automático con el que había asumido los mandos de la entidad. El mercado clama medidas a un Consejo de Gobierno que se enfrenta a su peor momento desde la crisis de 2008 y espera que esté a la altura de aquel ‘Whatever it takes’ y de su anterior presidente, Mario Draghi.

Entre las herramientas a disposición de Lagarde, los analistas destacan tres principalmente: un recorte de la tasa de depósitos, una relajación y extensión del actual programa de refinanciación a largo plazo (TLRTOs) y más ‘QE’ (cuantitative eassing) o lo que es lo mismo: que se incremente el volumen de compras de activos. Sin consenso sobre si aplicarán todas ellas o sólo algunas de forma inmediata y se dejarán otras para más adelante, los expertos también indican que el cónclave de este jueves “someterá a una prueba de fuego” la efectividad del proceso de toma de decisiones colegiado que ha impuesto Lagarde. De la presidenta del BCE, afirman, sin excepción, que “se acabó la luna de miel”.

"En un contexto extremadamente incierto en cuanto al alcance de las consecuencias económicas de una pandemia, el BCE no puede dejar de actuar”, exclama Franck Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors. Y, de hecho, así lo confirmó explícitamente Lagarde, a principios de la semana pasada, cuando aseveró que el BCE tendría en cuenta los riesgos causados ​​por el coronavirus en la economía y se comprometió a actuar si es preciso.

Sin embargo, las casas de análisis dudan de la efectividad de algunas de las medidas. “Tener que responder a un shock exógeno en la oferta, con consecuencias progresivamente negativas en la demanda, es una situación incómoda para un banco central”, comenta Dixmier. Es aún más complejo para el instituto emisor europeo, que ha estado llevando a cabo una política monetaria de crisis durante varios años y ha hecho un uso extensivo de las herramientas a su disposición. Por este motivo, los analistas de Danske Bank subrayan que en BCE tiene menos margen de maniobra que otros bancos centrales, especialmente la Fed, de quien el mercado espera otros cuatro recortes de tasas.

Por este motivo, desde la entidad danesa indican que el banco central “deberá innovar para reconducir esta situación fuera de lo común”. De no tener esta capacidad creativa, prevén que dosifique sus acciones, por lo que entra dentro de lo posible que deje los recortes de tipos para próximas reuniones “si la economía sufre un agudo deterioro”. Con todo, reconocen que es plausible que el tipo de depósito caiga en 10 puntos básicos en la reunión del jueves, de -0,50% a -0,60%, ya que los mercados esperan un recorte.

Esta decisión “tendría escaso efecto inmediato en la economía y podría ejercer mayor presión sobre el sector bancario, que ya está sufriendo las consecuencias de la ralentización económica de la zona euro y de los bajos tipos de interés”, argumenta Valentin Bissat, economista de Mirabaud Asset Management. “Sin embargo, podría aliviar en cierta medida las condiciones financieras y reducir el costo de las operaciones de refinanciación a más largo plazo, es decir, los préstamos a largo plazo a los bancos comerciales”, agrega.

MÁS FINANCIACIÓN Y COMPRAS DE ACTIVOS

En cuanto al resto de soluciones, suscitan más consenso entre los analistas. En primer lugar, creen que el BCE anunciará una “flexibilización de los criterios de los préstamos TLTRO o posiblemente lanzará un nuevo programa de préstamos subsidiados adaptado a las necesidades de capital de trabajo de las corporaciones”, explica Konstantin Veit, gestor de PIMCO. Una relajación de los parámetros del llamado Targeted Longer Term Refinancing Operations (TLTRO3), con facilidades a la financiación dirigidas a las PYMEs, alentaría a los bancos a promover el acceso al crédito para las empresas más expuestas a la crisis. “El objetivo es evitar que los problemas de liquidez se conviertan en problemas de solvencia, lo que resultaría en una cascada de quiebras y una explosión del desempleo”, comenta por su parte Dixmier.

Otra medida que contempla Veit es que se dupliquen “las compras de activos netos a 40.000 millones al mes durante los próximos seis meses”. Dixmier puntualiza que este incremento de la expansión cuantitativa irá orientada a la compra de bonos corporativos.

Por último, en cuanto a las proyecciones macroeconómicas del banco central, los analistas de Danske Bank esperan una rebaja del crecimiento mientras que la inflación se mantenga sin cambios. “Sin embargo, con la cantidad limitada de datos publicados teniendo en cuenta el efecto COVID-19, creemos que los mercados se centrarán en los comentarios de Lagarde más que en las proyecciones”.

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