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Nuevo terremoto en la Unión Europea a cuenta del bloqueo del Tribunal Constitucional alemán al fondo de recuperación de 750.000 millones de euros acordado por los socios comunitarios. Tras congelar la justicia la ratificación de este instrumento ante la impugnación presentada por los euroescépticos alemanes, algo necesario para que comience el reparto de dinero, las dudas sobre si peligra o no el fondo se han disparado. No obstante, los analistas de Berenberg son optimistas, y apuntan que aunque el caso del tribunal alemán "podría generar algo de ruido", es "poco probable que acabe por frustrar la respuesta fiscal común de la UE a la pandemia del Covid-19".

No obstante, también alertan de que "a menos que la cuestión se resuelva rápidamente y a favor de la ley, que ambas cámaras del parlamento alemán habían aprobado con amplias mayorías de antemano, los pagos del fondo podrían retrasarse, o incluso estar en peligro". Cabe recordar que, según los planes actuales, la UE quiere emitir bonos por los 750.000 millones de euros a mediados de 2021, de modo que los países miembro puedan recibir ya el 13% del total de los pagos en el segundo semestre de este año.

Berenberg recuerda que los euroescépticos alemanes "impugnan habitualmente las medidas de integración de la UE y la Eurozona ante el Tribunal Constitucional alemán", que "en la mayoría de los casos, acaba rechazando las impugnaciones". De ahí esa cierta tranquilidad que muestran los expertos de la firma de análisis germana, que recuerdan, eso sí, que a veces el TC lo hace "con condiciones que reducen el alcance de las medidas de integración".

En concreto, recuerda lo ocurrido el año pasado, cuando el tribunal causó un "revuelo temporal" al plantear objeciones al programa estándar de compra de activos del Banco Central Europeo (BCE). "Las objeciones se basaban en una comprensión incompleta de la política monetaria y su transmisión a la economía real, y en una sospecha no demostrada de que el BCE no había considerado adecuadamente las consecuencias y los efectos secundarios de sus decisiones políticas", afirma Berenberg. Finalmente el BCE superó las objeciones facilitando más información sobre sus deliberaciones al gobierno y al parlamento alemanes, que acabaron por respaldar el programa de compras del banco central.

Ahora, con el fondo de recuperación, "la cuestión podría ser más compleja" porque los demandantes, entre los que se encuentra un antiguo fundador del partido euroescéptico alemán AfD, alegan que el Tratado Europeo no autoriza a la Comisión Europea a emitir una cantidad importante de deuda. También dicen que el recurso a una cláusula de emergencia del Tratado Europeo para justificarlo no sería apropiado, ya que dicha cláusula puede ser pertinente para financiar la ayuda inmediata en caso de catástrofe, pero no un fondo de recuperación plurianual tras la crisis.

SE ESPERA UNA RÁPIDA RESPUESTA

En todo caso, afirma Berenberg, cabe esperar una rápida respuesta del Constitucional alemán dada la "situación de emergencia sin precedentes en la que la pandemia del Covid-19 ha sumido a toda Europa". A juicio de estos expertos, "es muy posible que el tribunal desestime todo el caso o, al menos, la solicitud de una orden judicial inmediata contra la ley de ratificación alemana rápidamente".

Sin embargo, apuntan que el hecho de que el TC haya ordenado formalmente al presidente alemán que retenga su firma para la ley en lugar de limitarse a sugerir informalmente que espere un poco "puede indicar que el tribunal no desestime el caso sin más". Si al final ocurre esto último, puede haber dos posibles consecuencias, según Berenberg:

1. Que el tribunal retrase la ratificación durante más de unas semanas hasta que haya examinado la cuestión de forma exhaustiva, o

2. Que el tribunal dictamina inesperadamente que Alemania no puede participar en el fondo de recuperación de la UE porque las disposiciones de financiación supuestamente infringen los límites que la Constitución germana en su forma actual establece para la transferencia de competencias fiscales a nivel de la UE.

"Un nuevo retraso en los pagos del fondo de 750.000 millones de euros mucho más allá de mediados de 2021 sería lamentable", afirma Berenberg, que cree no obstante que "no tiene por qué ser un problema importante ni siquiera para países con problemas fiscales como Italia". Y es que, dicen estos analistas, mientras los mercados esperen que el dinero fluya un poco más tarde, "es probable que los países puedan seguir pidiendo préstamos a tipos muy bajos en comparación con los estándares históricos".

Señalan, además, que dado que el BCE ha prometido garantizar unas condiciones de financiación favorables tanto para los prestatarios privados como para los públicos, "podría aumentar temporalmente sus compras en el marco de su programa flexible de respuesta a la pandemia (PEPP)". Esto permitiría a los países prefinanciar temporalmente los gastos en el marco de los programas de recuperación aprobados por la UE, que los reembolsará una vez que el fondo común de recuperación esté finalmente en funcionamiento y haya emitido los bonos.

UNA BOMBA "BASTANTE IMPROBABLE"

En cualquier caso, Berenberg estima que el veto del tribunal alemán contra la deuda conjunta de la UE para financiar el fondo de recuperación "sería una bomba política bastante improbable", y no creen que lo ocurrido vaya a suponer el fin del fondo de 750.000 millones. Como dicen, "al fin y al cabo, Bruselas y Berlín suelen ser bastante buenos para sortear los obstáculos". En el peor de los casos, dice la firma germana, dado que el fondo goza de un amplio apoyo político en Berlín -solo la derechista AfD se opone-, una opción hipotética podría ser "cambiar la constitución alemana con una mayoría de dos tercios en ambas cámaras del Parlamento para autorizar explícitamente los compromisos fiscales alemanes que se derivarían de la participación en el fondo financiado con bonos".

Aunque puede haber otra solución, y es que el fondo de recuperación de la UE, y más concretamente el vehículo de financiación del mismo, quede fuera del Tratado de la UE y se base en un acuerdo intergubernamental, que es la vía que se ha elegido para el Mecanismo Europeo de Estabilidad. "Es posible que los juristas propongan otras ideas mejores", dice Berenberg, y pese a que todas ellas pueden tener serios inconvenientes, sigue siendo probable que si los 27 quieren conseguir algo "encuentren la manera de hacerlo".

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