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¿A qué retos tendrá que hacer frente la eurozona en 2023? La guerra en Ucrania, el alza de los costes energéticos, la inflación, la continua subida de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) y hasta una recesión. Son algunas de las piedras en el camino para la región el próximo año. Pero pese a un panorama difícil, con un amplio abanico de posibles escenarios, hay margen para sorpresas al alza.

"Esperamos que la eurozona entre en recesión el año que viene, aunque creemos que será relativamente leve, gracias a la reciente mejora de las perspectivas energéticas", dicen en TwentyFour Asset Management. Su socio y gestor de carteras, Eoin Walsh, cree que hay muchos factores desconocidos a la hora de analizar las perspectivas de la economía europea.

El principal siendo la guerra en Ucrania, ya que si se logra un acuerdo de alto al fuego, sería muy positivo para la economía de la eurozona y probablemente cambiaría su opinión. Pero, por el momento, a esta circunstancia se suman factores externos (principalmente los costes energéticos) que fuerzan la inflación a niveles nunca experimentados por el BCE, una mano de obra aparentemente inflexible que fuerza las tasas de desempleo a mínimos históricos y el temor a que la inflación salarial acabe convirtiéndose en un problema más grande en la región.

En detalle, comenta que la eurozona también se encuentra en una situación más difícil que EEUU en lo que se refiere a la inflación, ya que el BCE ha sido más lento a la hora de subir los tipos que la Reserva federa (Fed) y tiene que hacer frente a mucha inflación externa, sobre la que tiene poco margen de maniobra.

Esperan que la inflación descienda, pero se mantenga en niveles muy superiores a los anteriores, probablemente en torno al 5,5%, aunque "las intervenciones gubernamentales, como la limitación de los precios energéticos, cuyo impacto en la tasa de inflación oficial es difícil de cuantificar en estos momentos, dificultan esta previsión".

Respecto a los próximo movimientos del BCE, está de acuerdo en líneas generales con la subida adicional de 150 puntos básicos en 2023 que prevén los mercados. "Dicho esto, mantuvimos un intenso debate sobre la política del BCE y las subidas de 150 puntos básicos podrían resultar demasiado ambiciosas, dadas las presiones económicas. Mucho dependerá de cómo reaccione la inflación a las subidas que hemos visto hasta ahora", aclara.

Destacan que dentro del Consejo de Gobierno del BCE hay opiniones muy diversas. "Y dado que los países de la eurozona siguen caminos claramente diferentes, las opiniones podrían diferir aún más en 2023, lo que podría influir significativamente en los tipos".

¿PODRÍA HABER SORPRESAS ECONÓMICAS?

"Si no se produce una recesión pronunciada el año que viene, es probable que la inflación sea mucho más elevada y persistente de lo que espera el BCE, lo que implica que aumenta el riesgo de un ciclo de subidas más sostenido de lo que el mercado está anticipando", exponen John Butler y Eoin O'Callaghan, estrategas macroeconómicos en Wellington Management.

Vaticinan que los precios energéticos energética seguirán siendo más altos que en el resto del mundo en los próximos años, dada la probabilidad de que continúe la escasez en el mercado del gas natural licuado (GNL). Ven probable que la dinámica alcista de la inflación persista y que en Europa siga siendo mucho más alta que en los últimos 10 a 15 años y potencialmente más alta que la media de los mercados desarrollados.

Calculan que la zona euro entrará en una leve recesión a finales de año y que el PIB se contraerá un 0,5% en 2023. "El deterioro del comercio provocado por la subida de los precios de la energía equivale a una reducción estimada del PIB de entre el 3% y el 4%, mientras que el fuerte recorte de los ingresos reales de los hogares y de los márgenes de las empresas ha llevado el clima de confianza a los niveles más bajos desde la crisis financiera mundial de 2008-2009".

Además, el sector energético seguirá siendo un riesgo importante el próximo año. Si bien es cierto que el riesgo de racionamiento del gas en los próximos meses ha disminuido significativamente, "reponer las existencias de gas para el próximo invierno será difícil", dicen.

Pese a todo este panorama, también hay margen para sorpresas al alza. Como explican, en primer lugar, las condiciones financieras no son restrictivas y el impulso fiscal en gran parte de Europa debería seguir siendo positivo en 2023, en claro contraste con la mayor parte del mundo desarrollado. En segundo lugar, siguen existiendo núcleos de demanda y producción acumulados en Europa: el volumen de pedidos sigue en máximos históricos y los hogares disponen del equivalente a seis puntos porcentuales del PIB en forma de ahorro forzoso que podría recuperarse. En tercer lugar, el canal del crédito está funcionando bien por primera vez en más de una década, con el equivalente a alrededor de medio punto porcentual del PIB en préstamos netos al sector privado cada mes.

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