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El populismo es lo que tiene. Se hacen propuestas que suenan bien pero basadas en el desconocimiento -de quien la hace y de quien la escucha- y, sobre todo, en el olímpico desprecio de las consecuencias que tendrían. Y eso es lo que sucede ahora con las exigencias fiscales de Podemos. La supresión de las sicav y de la deducción de los planes de pensiones provocaría una fuga de capitales sin predecentes y pondría en peligro toda la industria española de inversión.

Estas son dos de las exigencias de Podemos al Gobierno de Pedro Sánchez para "siquiera plantearse la posibilidad de aprobar la senda de déficit", junto al impuesto a la banca -cómo no-, el del diésel y la subida del tipo mínimo de Sociedades. Estas últimas medidas, o no son factibles, o no supondrán ninguna mejora de la "equidad social", o no tendrán suficiente impacto recaudatorio, como explica Francisco de la Torre.

Centrándonos en el mundo de la inversión, el debate de las sicav viene de muy lejos porque siempre ha habido mucha gente que ha considerado que conceden privilegios fiscales solo a los ricos. De hecho, durante el Gobierno socialista de Zapatero, Hacienda quiso poner orden con inspecciones masivas pero Pedro Solbes se puso de lado de Manuel Conthe (el entonces presidente de la CNMV) y reconoció que la competencia para inspeccionarlas era exclusiva del supervisor. Elena Salgado tomó una medida mucho más efectiva, que fue la prohibición de las reducciones de capital de las sicav: el que quería sacar el dinero, se quedaba sin vías para no tributar.

Podemos ignora o calla que las sicav tienen exactamente los mismos privilegios que los fondos de inversión que puede comprar cualquier hijo de vecino: no tributar por las ganancias hasta que se rescata el dinero invertido. Pero en ese momento los partícipes claro que tienen que pagar. Además, en un mundo con libertad de movimiento de capitales, cambiar este tratamiento (o suprimir directamente las sicav) implicaría la inmediata salida de ese dinero a otros países europeos con vehículos parecidos, como Luxemburgo. Con el consiguiente destrozo en la industria de gestión española y en el empleo que genera.

Más lógico parece poner las sicav al alcance de todos en vez de que solo puedan disfrutarlas los ricos. Las "sicav para pobres" aparecían en la propuesta de reforma fiscal del profesor Manuel Lagares que Cristóbal Montoro mandó al limbo. Se trataba de importar a España unas cuentas similares a las 401(k) de EEUU, de las que disfrutan millones de estadounidenses para poder invertir sin pagar impuestos. Pero eso no se plantea. Es mucho más sencillo lanzar mensajes simplistas: sicav=chollo de ricos. Atacar las sicav es atacar a los ricos y da votos.

¿VENTAJAS FISCALES DE LOS PLANES DE PENSIONES?

La propuesta de los planes de pensiones es peor aún porque hablar de ventajas fiscales de este producto causa hasta risa. Sí, es cierto que desgravan las aportaciones anuales, pero es un mero diferimiento: hay que pagar luego al rescatarlas, y no solo por las ganancias obtenidas, sino por todo lo aportado. Y no al tipo del ahorro, sino como los rendimientos del trabajo. Y de golpe, lo que dispara el tipo que se aplica a los demás ingresos del contribuyente ese año.

Precisamente, este maltrato fiscal -que introdujo el ínclito Miguel Ángel Fernández Ordóñez antes de pasar cono Atila por el Banco de España- es la principal razón por la que los planes de pensiones no despegan en España: su volumen está a años luz del de los países de nuestro entorno. Por tanto, quitarles la única ventaja que tienen supondría la desaparición del producto y otro golpe mortal al sector de gestión de activos.

DE LAS PENSIONES Y EL GASTO NO SE HABLA

Aquí de nuevo nos encontramos con la demagogia simplista: planes de pensiones=productos para ricos porque los pobres no tienen dinero para hacérselos. Así que si los suprimimos, los ricos se tendrán que conformar con la pensión pública como los pobres. Que se fastidien. Un sueño comunista. ¿De verdad alguien se cree que los ricos no van a ahorrar para la jubilación? Aparte de que los planes tienen un límite de 8.000 euros (o sea, para ricos-ricos no son), meterán el dinero en ladrillo, como se ha hecho tradicionalmente, o en otros vehículos, normalmente fuera de España.

A pesar de su maltrato fiscal, los planes de pensiones son el único impulso que hay en España al ahorro para la jubilación, que es cada vez más necesario. Porque los sucesivos Gobiernos -y por supuesto, Podemos- siguen ocultando que el sistema de pensiones actual es inviable a medio plazo por la mera dinámica demográfica. Y tampoco se plantea la posibilidad de reducir el enorme gasto público improductivo que tenemos en España, lo que evitaría tener que subir los impuestos sin parar e incluso permitiría bajarlos. Pero hay demasiada gente en los partidos que vive, y muy bien, del presupuesto. Cuanto más gasto, mejor (para ellos).

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