ep la presidenta del bce christine lagarde 20200514115607
La presidenta del BCE, Christine LagardeAdrian Petty/ECB/dpa

El Banco Central Europeo (BCE) ha superado con creces las expectativas de los analistas con el anuncio, tras su reunión de política monetaria del mes de junio, de un incremento de 600.000 millones de euros de su pantagruélico programa de compra de activos contra la pandemia (PEPP por sus siglas en ingles). Y aún así, los 1,35 billones totales con los que cuenta hasta junio de 2021, flexible en cuanto a jurisdicciones y cantidades, saben a poco si se compara con la flexibilización cuantitativa infinita de la Reserva Federal (Fed) y el Banco de Japón.

La satisfacción de mercado con el paso dado por la entidad que piloto Christine Lagarde es notable y se refleja en el comportamiento de las bolsas y el euro, que han subido con ganas. Pero los inversores siguen haciendo castillos en el aire con la idea de que el banco central amplíe de nuevo, probablemente después del verano, su potencia de fuego con más estímulos y la inclusión de los bonos basura, los llamados 'ángeles caídos', entre los activos elegibles, como ya hacen los bancos centrales estadounidense y nipón. Y hasta hay quién vuelve a agitar la vieja idea de que el BCE se convierta en accionista de las empresas europeas a través de la compra de ETFs, como ya están haciendo sus homólogos.

De estas dos cuestiones, la primera es, sin lugar a dudas, la más factible. De hecho, numerosas casas de análisis habían anticipado que este mes era el momento de dar el paso e incluir estos 'ángeles caídos' -empresas que acaban de perder la calificación de grado de inversión-, "lo que rebajaría la tensión de los bonos de alto rendimiento", apuntaban los expertos de Barclays. “Y ello, pese a que los volúmenes de 'ángeles caídos' disminuyeron en mayo, una señal potencial de que las agencias de calificación se sienten más optimistas después de la gigantesca recaudación de fondos que las empresas europeas han emprendido recientemente”, agregaban desde BofA Global Research.

Pero Lagarde explicó que el Consejo de Gobierno no había sometido esta cuestión a discusión y dejó este tipo de activos fuera de sus compras, por ahora. Si bien los acepta como como garantía (colateral) para dar liquidez a la banca, hasta septiembre de 2021, a diferencia de la Fed, el BCE no los adquirirá directamente. Pero esto no quiere decir que los bonos europeos de baja calificación crediticia no sean "un riesgo sistémico importante en el continente", según destaca Daniel Tenengauzer, jefe de estrategia de BNY Mellon, "como lo son en los EEUU". Los posibles emisores de 'ángeles caídos' son el 43% del mercado de bonos corporativos en Europa, en comparación con el 48% en los Estados Unidos. Por lo tanto, el BCE "necesitará considerar su compra directa", sentencia.

LOS ETF, HARINA DE OTRO COSTAL

Distinto es el caso de que el BCE intervenga directamente en el mercado de acciones. La idea de que el instituto emisor europeo se convierta en accionista de las bolsas del Viejo Continente no es nueva. De hecho, mucho se ha especulado con ella desde que Draghi terminó el programa de compras de activos, en diciembre de 2018, que en 2019 volvió a reactivar. Sin embargo, es un paso políticamente difícil para el banco central, aunque "podrían ser más estimulantes que los activos soberanos", indica Morgan Stanley. "Pero estos son activos de más riesgo, en un entorno económico de más riesgo, y plantean problemas de gobernanza", agrega el banco de inversión estadounidense.

El Banco de Japón es veterano en esta práctica, ya que ha comprado fondos cotizados desde 2010 -datos del mes de marzo mostraban que tenía el 75 % de todos los ETFs del Nikkei y el Topix-. La Fed compró fondos cotizados en bolsa por valor de 300 millones de dólares el primer día de su intervención histórica en los mercados de deuda corporativa de Estados Unidos, según reveló la actualización de su balance de mediados de mayo.

Las compras de ETF son parte del último programa de préstamos de emergencia que el banco central de EEUU ha lanzado para ayudar a paliar el impacto de la pandemia de coronavirus en la economía y los mercados financieros de Estados Unidos. Y no es descartable que si los estragos de la pandemia no afloja en Europa o si se produce un temido rebrote sin que haya una vacuna, el BCE tenga que actualizar su famosa 'caja de herramientas' con medidas extraordinarias.

Noticias relacionadas

contador