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Italia vuelve a estar en el punto de mira. La situación económica del país lleva tiempo siendo un problema, y más después de haber entrado en recesión, aunque en las últimas semanas los temores han resurgido y ahora los inversores creen que están a punto de cumplirse los peores pronósticos: menos crecimiento y más déficit, una combinación de la que Roma va a tener difícil escapar.

Varios medios italianos llevan días informando de la posibilidad de que el Gobierno de coalición del Movimiento 5 Estrellas y La Liga rebaje de forma drástica sus previsiones para este año ante el estancamiento de la economía. En concreto, se ha hablado de que Roma está decidida a rebajar la previsión del Producto Interior Bruto (PIB) y a aprobar un paquete para impulsar el crecimiento. La cifra de crecimiento que ahora se maneja es del 0,2% para este año, lo que permitiría al Ejecutivo italiano presentar a Bruselas un objetivo de déficit revisado del 2,3%, frente al 2,04% previsto en el Presupuesto para 2019.

Sin embargo, fuentes del Gobierno citadas por Bloomberg apuntan a que el borrador de previsiones del Tesoro que se está preparando contendrá una rebaja aún más acusada del PIB, hasta el 0,1%, cuando el anterior pronóstico era el de lograr una expansión económica del 1% este año. Estas cifras, que los expertos ya califican de nefastas, serán aprobadas por el gabinete de Giuseppe Conte la semana que viene. Además, según esas mismas fuentes, Roma intentará paliar la situación con diversas medidas que se incluirán en el llamado Decreto de Crecimiento, que se presentará en una reunión posterior y con la que el Ejecutivo pretende alcanzar un crecimiento del PIB del 0,3% o 0,4%.

"Era sólo cuestión de tiempo que el Gobierno italiano tuviera que bajar su pronóstico de crecimiento y aumentar su déficit", ha dicho Florian Hense, economista de Berenberg, a CNBC. La posible rebaja del crecimiento y el esperado aumento del déficit ponen de relieve las dificultades a las que se enfrenta el Ejecutivo de Conte, al que la situación se le hace cada vez más cuesta arriba y eso se está dejando notar en la coalición, cada vez más dividida. Y es que enderezar la economía italiana no es nada fácil, sobre todo teniendo en cuenta que 'carga' con un ratio de deuda que supera el 130% del PIB, (con 2,3 billones de euros es la segunda más grande de la zona euro) y el estancamiento hará aún más complicado controlar situación fiscal.

Eso sin olvidar que si Italia eleva el déficit podría abrir de nuevo las tensiones con la Comisión Europea tras lo ocurrido a finales de 2018, cuando Roma intentó mantener las cuentas expansivas que había aprobado y que fueron frenadas por Bruselas, aunque en diciembre ambas partes lograron cerrar un acuerdo sobre el Presupuesto.

El Gobierno de coalición no está dispuesto a adoptar medidas que frenen el crecimiento para contener el déficit, pero el Ejecutivo comunitario ya ha alertado de que Italia necesita una "clara tendencia a la baja" tanto para su déficit como para la deuda pública. el propio presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dijo hace unos días tras verse con Conte que quiere "esfuerzos adicionales" para mantener el crecimiento. Y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) también ha alertado de que Italia debe tomar medidas urgentemente para reducir la deuda pública. Es más, dice que si no lo hace, se enfrenta a una recesión del 0,2% en 2019.

DEBILIDAD Y MÁS RECESIÓN

Italia entró en recesión técnica a finales de 2018 tras registrar dos trimestres consecutivos de contracción económica. El PIB cayó un 0,2% entre octubre y diciembre, tras haber registrado un descenso del 0,1% en el tercer trimestre, lo que colocó al país en una débil situación que amenaza con haberse repetido en los primeros tres meses de este año, aunque los datos aún no se conocen. Según Daiwa Capital Markets, "corre el riesgo de una nueva contracción en el primer trimestre" por los "continuos problemas económicos" que azotan al país. Además, dicen los expertos de esta firma, si hay rebaja del crecimiento y aumento del déficit, se abrirá una nueva crisis con la Comisión Europea y "existe un riesgo no despreciable de que se ponga en marcha un procedimiento de déficit excesivo (PDE)".

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