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El Banco Central Europeo (BCE) sigue pisando el acelerador. El organismo radicado en Fráncfort recientemente llevó a cabo la séptima subida consecutiva de los tipos de interés desde julio del año pasado. Si la reducción del alza a 25 puntos básicos podía dejar entrever que el BCE estaba dispuesto a hacer una pausa en el futuro cercano, la presidenta Christine Lagarde se encargó rápido de borrar esa idea. “Queda camino por recorrer”, aseguró la francesa, muy criticada en el pasado por propios y extraños. Sin embargo, desde J. Safra Sarasin Sustainable AM (JSS SAM) creen que la jurista francesa puede estar siendo la más sensata de los principales banqueros centrales.

“Tanto al BCE como a su presidenta les han llovido las críticas en los últimos años. Pero los temores de que la elevada deuda pública impidiera luchar eficazmente contra la inflación se ha demostrado que fueron exagerados, gracias al estilo de liderazgo orientado al consenso de la presidenta del BCE y a los sorprendentes buenos resultados de la periferia europea”, subraya Karsten Junius, economista jefe de la gestora suiza.

Según este experto, la francesa ha sido criticada “como nunca lo había sido un presidente del BCE” por su pobre comunicación con los mercados financieros, su escasa formación económica y su atención a cuestiones con mala prensa como el cambio climático, la promoción de la mujer y el euro digital. Sin embargo, Junius cree que los hechos dan la razón a Lagarde.

Casi ninguno de sus críticos esperaba que el BCE subiera los tipos de interés oficiales en 3,75 puntos porcentuales y redujera su balance en más de un billón de euros en 12 meses. La mayoría de los euroescépticos esperaban que el organismo tuviera las manos atadas por el elevado nivel de deuda pública de la periferia del euro”, relata el economista jefe de JSS SAM.

Junius señala que el mercado esperaba que, en lugar de controlar la inflación, la política monetaria “fuera dictada por el denominado dominio fiscal”, ya que las grandes subidas de tipos o la reducción de las carteras de deuda pública en manos del banco central golpearían duramente a estos países altamente endeudados.

“Con las decisiones de este mes sobre los tipos de interés, es obvio que estas preocupaciones eran exageradas”, sentencia el economista, quien cree que Lagarde “no deja lugar a dudas” sobre su ambición de volver a situar las tasas de inflación en el rango objetivo del BCE “lo antes posible”. “También está claro que este es el consenso del Consejo de Gobierno del BCE, pues ninguno de sus miembros consideró esta vez dejar los tipos sin cambios. Probablemente se deba a una combinación de sus instintos políticos y a la positiva evolución de la periferia europea”, apunta.

Según el experto de JSS SAM, el perfil político de Lagarde puede haber sido clave a la hora de templar la crisis actual, ya que la presidenta del BCE “entendió desde el principio que el choque inflacionista era un problema social masivo, mientras que las consideraciones sobre el mercado laboral deberían tener una importancia secundaria”. “Aun así, lograr un consenso en el Consejo de Gobierno sobre la necesidad de frenar totalmente el estímulo monetario es un gran logro político. La mayoría de sus predecesores ni siquiera lo intentaron”, destaca Junius.

En este sentido, el economista jefe de la firma suiza cree que se han alineado varias estrellas a favor de Lagarde. En primer lugar, un Gobierno italiano de Giorgia Melloni menos beligerante con la Unión Europea de lo esperado, al igual que el Gobierno griego de Mitsotakis. En segundo lugar, el anuncio el verano pasado de que el BCE intervendría en el mercado de bonos en caso de subidas injustificadas de los tipos de interés mediante el Instrumento de Protección de la Transmisión (TPI, por sus siglas en inglés). En tercer lugar, la ya mencionada evolución económica y la fuerte resistencia de la periferia europea, cuyos niveles de desempleo están en niveles no vistos en décadas.

“Desde el comienzo de la pandemia, sus economías han crecido con más fuerza que el conjunto de la eurozona. Además, en comparación con las regiones supuestamente más estables del norte, los cuatro países se han beneficiado de que sus ratios de deuda del sector privado son inferiores a la media de la eurozona. Como resultado, la deuda total combinada de los hogares, el sector empresarial y el gobierno es también menor en los cuatro países periféricos (España, Italia, Portugal y Grecia)”, explica Junius. Esto, añade, se traduce en una menor vulnerabilidad a los tipos de interés más altos de lo que sugeriría su deuda pública por sí sola.

Con todo, el experto de JSS SAM cree que la actual armonía en el Consejo de Gobierno puede durar menos de lo deseado, ya que los tipos de interés más altos “encarecerán el servicio de la deuda, limitando así el espacio fiscal y debilitando al mismo tiempo la actividad del sector privado”.

“Hasta ahora, sin embargo, es justo decir que el predominio fiscal temido por muchos comentaristas no se ha materializado y que el BCE se mantiene inflexible en su lucha contra las elevadas tasas de inflación. Sin duda, no hay que seguir restando importancia al papel desempeñado por Lagarde como presidenta del BCE”, sentencia este experto.

LAS DOS CARAS DE LAGARDE

Para los expertos de Nomura, Lagarde mostró dos caras bien diferenciadas tras la última reunión del BCE. Por un lado, el comunicado del organismo radicado en Fráncfort fue bastante ‘dovish’, ya que “se hizo referencia a que “las anteriores subidas de tipos se están transmitiendo con fuerza a las condiciones financieras y monetarias de la zona del euro” y que el BCE “seguirá aplicando un enfoque dependiente de los datos”.

“La orientación sobre futuras subidas de tipos fue más suave de lo que probablemente esperaban los mercados. En este caso, el lenguaje sobre nuevas subidas de tipos es menos contundente que en declaraciones anteriores”, señalan desde la firma nipona.

Sin embargo, durante la conferencia de prensa, la banquera gala trató de ofrecer una imagen “más agresiva”. “Lagarde dejó claro en varias ocasiones que el BCE no está haciendo una pausa, al contrario que la Reserva Federal, y que tiene más terreno que recorrer. Hizo hincapié en que ningún miembro del Consejo de Gobierno apoya una pausa y que, aunque algunos miembros querían una subida de 50 puntos básicos, todos apoyaban subir los tipos ahora y en futuras reuniones”, explican, al tiempo que recalcan que Lagarde subrayó que había “más terreno que cubrir” en más de cinco ocasiones y en otras tantas que una pausa no estaba dentro de los planes del BCE.

Para los expertos de la compañía japonesa, es “evidente” que el BCE seguirá subiendo los tipos de interés ya que “las presiones inflacionistas subyacentes siguen siendo demasiado fuertes” y la inflación de los servicios de abril ha seguido acelerándose. Asimismo, indican que Lagarde dejó abierta la puerta a más de una subida de tipos en el futuro.

“Seguimos opinando que el BCE subirá otros 25 puntos básicos en cada una de sus reuniones de junio y julio, situando el tipo de interés de depósito terminal en el 3,75%”, sentencian.

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